Los expertos auguran un final de 2022 muy poco alentador para la economía de España. La subida de la energía, la guerra en Ucrania y el incremento de la cesta de la compra no invita a ser precisamente optimistas.
Pero hay gente que todavía ve el vaso medio lleno. Es el caso de Gonzalo Bernardos, profesor de Economía de la Universidad de Barcelona. Al contrario de lo que se había escuchado hasta la fecha, él pretende ahondar en un mensaje mucho más positivo.
Se aleja de las previsiones pesimistas que afectan a las finanzas del país. Considera que España no sufrirá una crisis especialmente profunda. "Padecerá una gran desaceleración y el crecimiento del PIB será exiguo", destacó.
Explica que "le salvará del decrecimiento la comparativamente escasa producción industrial y la magnífica temporada turística". Así lo expresaba en una entrevista con el portal inmobiliario Idealista.
Algunos países entrarán en una grave crisis
La situación en nuestro país puede considerarse de buena si se compara con la de otros países. Es el caso, por ejemplo, de Alemania, que "ya no contará con una materia prima muy barata", como es el gas natural. También verá muy afectada su capacidad exportadora, que "menguará sustancialmente".
Lo atribuye sobre todo a temas políticos, como es el conflicto con Rusia, o a aspectos económicos vinculados con China. Pero la crisis golpeará con más fuerza sobre su tejido industrial, que es "su gran estandarte, lo pasará muy mal". En vista de todo esto, augura que "entrará en una crisis estructural".
España se librará de los problemas económicos
El economista cree que en España "no habrá tal crisis", y lo único que puede suceder es "una leve recesión". Pese al discurso tan optimista de Bernardos, los hogares deberán seguir ajustándose el cinturón durante un tiempo. Principalmente por la pérdida de poder adquisitivo, así como la caída del empleo y la alta incertidumbre.
Entiende que a medida que transcurran las semanas el problema puede ir variando. Advierte que "cada vez, la elevada inflación lo será menos".
Sobre todo por la reducción del precio de las materias primas y la intervención de Bruselas en el mercado energético. También por las subidas de los tipos de interés del Banco Central Europeo.
En el lado opuesto de la balanza se encuentra el desempleo, que irá a más durante los últimos meses de este ejercicio. Lo atribuye al freno detectado en la actividad económica, pero también en la incertidumbre que existe.
Datos para pensar en positivo
Más allá de las previsiones que realiza el profesor Gonzalo Bernardos, hay una serie de estadísticas que invitan a ser positivos. Hace unos días, el Instituto Nacional de Estadística (INE) confirmaba el crecimiento interanual del PIB. Alcanzaba un aumento del 6,8%.
Sin lugar a dudas, se tratan de grandes noticias para el país. Con estas cifras, el volumen de la actividad económica de España se coloca a unos niveles muy similares a los de antes de la pandemia.
Fueron 1,24 billones de euros en el mismo periodo de 2019, mientras que ascendió a 1,27 durante los últimos cuatro trimestres. Se aprecia una recuperación de nuestras finanzas, pendientes de lo que ocurra hasta final de año.
El bolsillo de los españoles sí que se ha resentido con la brutal subida de los productos básicos. La inflación se situó en agosto en el 10,5%, con la previsión de que vaya reduciéndose con los meses.
Los artículos de la cesta de la compra que más subieron fueron la leche, un 25,6%; y los aceites y grasas, un 24%. Le siguen a continuación los huevos y los cereales, con un 22,4% y un 21,7%, respectivamente.