España sufre los efectos del proceso inflacionista mundial, y el sector de los carburantes es uno de los más afectados. En verano la gasolina y el diésel alcanzaron niveles históricos, y el Gobierno aprobó una bonificación de 20 céntimos el litro. Una medida que se suprimió el pasado 27 de diciembre.
Desde el 1 de enero de 2023 ya no existe esta bonificación para el común de los españoles, y el precio ha vuelto a subir. La situación podría empeorar el 5 de febrero, con la entrada en vigor de la prohibición de importar gas ruso a Europa. Repsol y Cepsa esperan nuevas subidas el próximo mes.
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Ante esta alarmante situación, el Fondo Monetario Internacional señala directamente a las distribuidoras españolas. Según el organismo, “las estaciones de servicio pueden haber aumentado los precios como respuesta a la bonificación”. Las gasolineras vuelven a estar así en el punto de mira.
Qué dice el FMI
El FMI acaba de sembrar la sospecha sobre el comportamiento de las gasolineras en España durante la crisis de precios. Según afirma el organismo, las petroleras podrían haber especulado con el coste de los combustibles en plena crisis. Y habrían aprovechado la bonificación para aumentar los precios.
Según esta institución, los descuentos de los carburantes a cargo del presupuesto público en España no habría tenido el impacto deseado. El motivo, la inflación del precio de la gasolina después del descuento del Gobierno. Esto explicaría la subida experimentada desde el 1 de enero.
Desde que terminó la bonificación de los carburantes, el precio se ha incrementado un 15%. El FMI sospecha que las estaciones de servicio inflaron el precio de la gasolina con la aplicación del descuento. La gasolina 95 subió hasta 3,5 céntimos por litro, y el gasóleo A hasta 6 céntimos por litro.
Medidas contra la especulación
El problema de la especulación con el precio de los carburantes no es nuevo, y no afecta solo a España. Sin ir más lejos, a principios de enero estalló una ola de pánico en las gasolineras italianas por un súbito incremento de los precios. El Gobierno señaló a las distribuidoras, y tuvo que tomar medidas.
El gobierno italiano ha impuesto que todas las gasolineras tengan que exponer el precio medio de los carburantes a nivel nacional. A partir de ahora, tendrán que poner el precio medio al lado del precio que ofertan. El objetivo es evitar una distorsión ilegal del coste de los carburantes.
Allí, el Ejecutivo se encuentra en plena batalla con las gasolineras, que han empezado una huelga de 48 horas. Medidas parecidas podrían llegar también a España, si el Gobierno sospecha que puede haber una especulación con los precios. Lo peor de todo esto es que en febrero la cosa podría empeorar.
¿Qué pasará en febrero?
Las grandes petroleras advirtieron al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de lo que puede pasar en febrero. La Comisión Europea aprobó la prohibición de importar gas ruso, y esto podría encarecer el precio de los combustibles. Sin la bonificación del Gobierno, todo el peso recaería en los consumidores.
El impacto no sería inmediato, ya que las distribuidoras han hecho acopio de gasóleo para un tiempo prudencial. Pero agotadas las reservas se podría producir la subida paulatina de la gasolina y el diésel. Esto añade aún más incertidumbre al sector, en un momento de caos y desconcierto.
Compañías como Repsol, Cepsa y BP han aplicado descuentos de 10 a 12 céntimos por litro este inicio de año. El precio de la gasolina ha aumentado un 0,18% los últimos siete días, mientras que el diésel ha bajado un 0,11%. La duda sigue siendo que pasará a partir del 5 de febrero.