La filosofía oriental del Wabi-Sabi tiene sus orígenes en la tradicional ceremonia japonesa del té. Hoy en día es un concepto usado para definir la belleza que se encuentra en lo imperfecto, una comprensión del mundo en que la existencia es fugaz, por lo que no debemos preocuparnos por las pequeñas imperfecciones, sino que debemos encontrar la felicidad en estas.
En este artículo vamos a definir qué es el Wabi-Sabi, los principios en los que se basa y cómo se aplica esta filosofía.
¿Qué significa Wabi-Sabi?
Sabi es un término japonés intraducible. Pero no solo es eso, sino que también es una palabra indefinible para ellos. Más que un concepto con un único significado, Wabi-Sabi es considerado una filosofía, un modo de vida. La expresión es parte fundamental de la estética japonesa, antiguos ideales que aún rigen las normas del buen gusto y la belleza del país.
La expresión nipona se originó en el taoísmo (teorías filosóficas y creencias religiosas originarias de China) durante la dinastía Song, entre el 960 y el 1279, y luego se transmitió al budismo zen.
La primera parte de la expresión, la palabra Wabi, proviene de la raíz wa, que hace referencia a la armonía, la paz, la tranquilidad. Aplicado a una persona, Wabi se refiere a esos que se conforman con muy poco y comprenden la sabiduría de la naturaleza. La ira no se encuentra en ellos.
Por otra parte, Sabi significa “la flor de tiempo”. Se refiere a la progresión natural del tiempo, la decadencia, la degradación. En otras palabras, entender que la belleza es efímera.
Al principio Wabi-Sabi se vio como una forma de apreciación austera y restringida. Hoy en día el término se relaciona con una aceptación relajada de todo lo que es transitorio, de la naturaleza y la melancolía, que acepta lo imperfecto y lo incompleto en todo, sea una pieza de cerámica o un edificio. Es la belleza efímera de todo lo que no es perfecto, que es inacabado o defectuoso.
Los 10 principios de la filosofía Wabi-Sabi
Aunque es una filosofía algo abstracta, el Wabi-Sabi es cada vez más apreciado no solo en las culturas orientales. Son muchas las personas que intentan aplicar sus principios de austeridad a su día a día para llevar una vida más simple y libre de preocupaciones. Los principios que caracterizan el secreto japonés para la felicidad, como algunos lo llaman, y que se pueden aplicar a nuestras rutinas son:
1. Vivir en el momento
Huir de los pensamientos innecesarios acerca del pasado y del futuro.
2. Sencillez
Aprender prestar la máxima atención a las pocas cosas que realmente tienen importancia para ti.
3. Vacío
Dejar sitio para que entren cosas nuevas en la vida y no aferrarnos a lo viejo.
5. Intuición
Ser capaz de entender las cosas sin un razonamiento lógico o analítico detrás.
6. Belleza transitoria
La belleza es algo que llega y luego se va. No es duradera.
7. Aceptar la imperfección
Este es uno de los principios esenciales del Wabi-Sabi. Hay que adaptarse a los cambios de las circunstancias y sacar el mejor partido de cualquier situación. Aceptar a las personas, las cosas y la naturaleza tal como son, con sus imperfecciones incluidas.
8. Asimetría
Al contrario de la estética más occidental regida por la perfección y simetría, tienes que liberarte del impulso de disponer los objetos y ordenar las cosas de manera simétrica o siguiendo pautas regladas.
9. Tranquilidad
Liberarte del ruido innecesario, de trastos viejos mentales y de distracciones que te impiden encontrar la paz interior.
10. Humildad, modestia y austeridad
Ser tú mismo sin proyectar tu ego. Hacer una vida sencilla y no pretenciosa.
En definitiva, todo cambia, es inevitable. Según la filosofía del Wabi-Sabi, hay que disfrutar de la idea de que cada día es nuevo y diferente, de que el mundo está lleno de variables y que nada es estático.
La práctica del estilo de vida
El Wabi-Sabi, aún sin ser una filosofía con una definición clara, se encuentra presente en los pequeños detalles de la vida en Japón.
El arte antiguo del wabi-cha, un estilo de ceremonia del té, es un ejemplo de la presencia del Wabi-Sabi. Esta ceremonia, establecida a finales del siglo XV por los maestros del té Murata Juko y Sen no Rikyu, se caracterizó por las piezas cerámicas que se usan. Los maestros, en lugar de usar las famosas piezas importadas de China, consideradas perfectas, se decantaron por usar la cerámica japonesa común. Sin color, sin diseños, sin ornamentos. Eran piezas minimalistas, con colores apagados, que siempre habían pasado desapercibidas y que, para los maestros, enriquecían la ceremonia.
Las pequeñas irregularidades en las tazas, las abolladuras, las formas desiguales, en lugar de verse como errores se ven como una creación de la naturaleza, algo cotidiano que tendríamos que aceptar sin ningún problema. La naturaleza, pues, es considerada fuente de belleza que se puede encontrar en detalles como los colores, los diseños y las asimetrías.
Este concepto y manera de percibir el mundo, hoy en día, se ha aplicado a los diseños de interiores también. Son espacios caracterizados por eliminar todo lo innecesario y dejar simplemente lo esencial. Este estilo minimalista se caracteriza por:
Uso de materiales naturales
La madera como material básico. Promueve el uso de materiales como la cerámica, la piedra, el mármol o el vidrio por ser más naturales y orgánicos que los plásticos, creados por el hombre. Estos materiales son vulnerables a la deformación y el agrietamiento, algo completamente natural.
Colores apagados
Muchas veces los colores usados son oscuros, extraídos de los marrones, grises, verdes y negros propios de la naturaleza. Ayudan a crear atmósferas armoniosas y serenas, sinceras e íntimas.
Celebración de las imperfecciones
La autenticidad está por encima de todo. Las grietas, hendiduras en los objetos, las marcas que se originan con el paso del tiempo y el clima son parte de la naturaleza, que es perfecta en sus imperfecciones. En el diseño, se aprende a disfrutar de las manchas, el óxido y los bordes deshilachados que se originan con el tiempo.
El Wabi-Sabi es una filosofía intuitiva, más que intelectual, descrita por la presencia de los procesos naturales, la sencillez, la modestia y la asimetría. Su estética es atenta a los detalles, delicada y sin efectos, que valora de manera humilde cada forma imperfecta y los materiales que la forman. Valora, ante todo, la simplicidad.