El pasado 11 de julio la empresa farmacéutica Novartis, líder suizo del sector, anunciaba que su laboratorio de investigación para el desarrollo de nuevos medicamentos antibacterianos, es decir, de antibióticos, cerraba. «Hemos decidido concentrar nuestros recursos en sectores en los que estamos mejor posicionados para desarrollar productos innovadores», comunicaba la empresa.
Se trata de un nuevo abandono en el sector de la investigación en el desarrollo de los antibióticos. Desde el año 2010 han sido muchos los laboratorios que han dejado de lado estos medicamentos para centrar sus investigaciones en otro tipo de fármacos más rentables, cosa que supone un gran atraso en la lucha contra las ‘superbacterias’ -bacterias muy resistentes- que hoy en día provocan la muerte de 700.000 personas al año en todo el mundo.
Los antibióticos son un medicamento muy poco rentable
«Novartis se ha unido al éxodo general, y lo ha hecho en un momento en el que necesitamos desesperadamente nuevos tratamientos adecuados para la lucha contra las infecciones resistentes», explicaba James Hynard, director de estrategia de la ONG británica Wellcome Trust.
Son muchas las bacterias que pueden atacar nuestro organismo sin que este sea capaz de eliminarlas, provocando así graves infecciones en nuestro cuerpo, como, por ejemplo, neumonía, meningitis e incluso algunas enfermedades de transmisión sexual como la gonorrea, entre muchas otras.
¿Cuál es el motivo que provoca entonces que se estén dejando de fabricar los antibióticos? El dinero. Según Thierry Mauvernay, presidente y consejero delegado de Debiopharm Group, «la rentabilidad de las inversiones en el sector de los antibióticos es demasiado baja. De hecho, como el número de recetas disminuye constantemente, sus precios son muy bajos, entre 4 y 43 euros. Y eso sin tener en cuenta la presión que ejercen los genéricos, e incluso las copias».
Esto hace que pocas farmacéuticas quieran investigar en un sector que da tan poco beneficio, en gran parte porque los antibióticos no son medicamentos demasiado utilizados. Según Thierry, «es aconsejable dar estas nuevas moléculas solo como último recurso para evitar que los pacientes desarrollen resistencias demasiado rápido», cosa que «restringe el mercado y reduce más todavía la rentabilidad de estos desarrollos».
Un nuevo modelo de negocio
Sin embargo, los antibióticos son de vital importancia y no es una opción dejar que no se siga investigando en su desarrollo, se cree que de aquí a 2050 las 700.000 muertes anuales por bacterias que actualmente hay podrían aumentar hasta los 10 millones, a este ritmo. Es por ello que Thierry asegura que es necesario «un nuevo modelo de negocio».
«Esto se hará necesariamente a través de una colaboración público-privada, en la que las farmacéuticas impulsarán la investigación, el desarrollo y la comercialización», explica. Además, añade: «Creo que en el futuro el reembolso de los nuevos antibióticos podría inspirarse en el modelo de los seguros, con un pago garantizado, tanto si se usa el tratamiento como si no».