Cuando llega el verano y empiezan a apretar las altas temperaturas lo único que pensamos es cómo sobrevivir a ellas. Recurrimos al ventilador, al aire acondicionado y como no, a los alimentos frescos. Entre todos ellos, los principales protagonistas suelen ser los helados.
Un alimento que puede tener doble cara
La gran variedad de helados que podemos encontrar en los supermercados es infinita. Tenemos a nuestro alcance una gran cantidad de helados con diferentes sabores, texturas e incluso colores. Resulta uno de los alimentos más tentadores en épocas de calor.
Su temperatura fría es ideal para calmar los bochornos producidos por las altas temperaturas. Es inevitable meter la mano en el congelador y buscar uno... ¡Quién no lo ha hecho nunca! Pero lo cierto es que este producto puede no ser el más indicado para nuestra salud.
Aparentemente quizás no le demos importancia, pues se trata del mejor aliado por excelencia que existe en verano. Pequeños y no tan pequeños recurren a él después de las comidas, pero si nos detenemos un instante comprobaremos que la composición que presentan es de todo menos sana.
Mariona Bolfegó, profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya, ha señalado lo que esconden estos atractivos alimentos. Al parecer, la gran mayoría de ellos llegan a presentar elevados niveles de azúcar.
Y es que suena paradójico, pero es cierto. Solemos comer helados para hidratarnos y mantenernos frescos y resulta que conseguimos todo lo contrario. Y esto tiene una sencilla explicación: es precisamente el azúcar lo que hace que tengamos todavía más sed.
"Los helados de agua y los helados a base de leche o nata tienen un alto contenido de azúcares (sacarosa, glucosa, etc.), que representa como mínimo un 20% o un 30% de su peso total", señala Bolfegó. Si tenemos en cuenta este dato, descubriremos lo verdaderamente perjudiciales que pueden llegar a ser.
Tal y como señala la OMS (Organización Mundial de la Salud), la ingesta máxima diaria de azúcares aconsejable no debe superar los 25 gramos al día. Pues bien, comiendo tan solo una ración de helado ya estaríamos superando dicha recomendación.
Evidentemente deberíamos reducir lo máximo posible la ingesta de helados ultraprocesados que incluyan azúcares, grasas y sal. Estos tipos de ingredientes, además de no ser saludables, contienen también sustancias aditivas, algo que debemos evitar a toda costa.
Otras alternativas más saludables
Si queremos mantener una dieta saludable debemos seleccionar aquellos alimentos que sean los más sanos y naturales. Por ejemplo, en vez de consumir este tipo de helados podríamos optar por hacerlos nosotros mismos.
Es una opción mucho más saludable y además también versátil, ya que tenemos una gran variedad de ingredientes para escoger. Así pues, podemos seleccionar la fruta que más nos guste, triturarla y congelarla. Podemos añadir leche, yogur... o en definitiva, cualquier complemento que nos apetezca.
Aunque estas alternativas no están exentas de presentar calorías, es evidente que no tiene nada que ver con los helados ultraprocesados. El tipo de grasas y azúcares que podemos obtener de los helados naturales siempre serán mucho más saludables que el resto.
Te animamos a que pruebes a realizar tú mismo helados caseros. De esta forma, descubrirás que también es posible disfrutarlos sin tener que renunciar a su sabor y frescura. Además, lo mejor de todo es que los ingredientes estarán libres de aditivos... ¡Porque serán naturales!