Más de 25 millones son los vehículos que hay en España para una población de más de 48 millones de habitantes. En este sentido, el número de coches aumenta, pero también lo hace la edad media del parque automovilístico de nuestro país.
Este envejecimiento de los vehículos supone uno de los grandes problemas a los que la DGT deberá enfrentarse en los próximos años. Sobre todo, teniendo en cuenta la necesidad de cumplir con ciertos objetivos medioambientales.
En este contexto, uno de los temas más importantes que está sobre la mesa es el del distintivo medioambiental. Este también cuenta con algunos problemas que es necesario solucionar de cara al futuro.
Problemas con la clasificación ecológica de la DGT
En España tenemos un problema con la clasificación ecológica que lleva a cabo la Dirección General de Tráfico para determinar qué vehículos son más y menos contaminantes.
En este aspecto, los distintivos medioambientales parecen no tener en cuenta las emisiones reales de dióxido de carbono que emiten los vehículos, sino que se centran en el tipo de motor. Esta situación hace que existan más coches contaminantes circulando con la etiqueta ECO que otros de combustión que no tienen derecho a dicha pegatina.
Para intentar ponerle fin a esta situación, desde la Organización de Consumidores y Usuarios han propuesto una serie de alternativas que van más allá de comprar un coche eléctrico. Y es que esto es algo que no está triunfando demasiado. Como dato, en la actualidad, un 28% de los más de 25 millones de vehículos que cuentan con las pegatinas ecológicas de la DGT, no tienen derecho a llevarla.
1. Etiquetas 0 y ECO
Según los datos de finales de 2022, solo existe un 0,8% de vehículos con la etiqueta de 0 emisiones de la DGT. Esta corresponde a eléctricos, híbridos enchufables. Un 4%, por su parte, tienen la etiqueta ECO, para híbridos no enchufables, de GLP y de gas natural comprimido.
2. Etiquetas C y B
Si hablamos de los vehículos de combustión, existe un 35,9% de vehículos con la etiqueta C, que corresponde a los de gasolina a partir de 2006 y de diésel posteriores a 2014. Con la etiqueta B quedan un 31,2% de los vehículos, que corresponde a los de gasolina de entre 2001 y 2006 y a los de diésel entre 2006 y 2014.
El distintivo ambiental de la DGT debe cambiar
Una de las cosas que hay que tener en cuenta es que es necesario reducir las emisiones. Sin embargo, incluso el distintivo de la DGT tiene deficiencias con respecto a su sistema de clasificación, ya que no tiene en cuenta las emisiones reales, sino el tipo de motorización.
Desde la OCU proponen adaptar el sistema de etiquetas para que se centren en las emisiones reales antes que en la tecnología del motor. De acuerdo con los datos, existen vehículos nuevos de gasolina o diésel de poca potencia que contaminan menos que algunos híbridos.
Es el caso de ciertos híbridos enchufables y de hibridación ligera de gran cilindrada. De acuerdo con sus emisiones reales, tendrían que contar con una etiqueta menos ecológica que la que tienen en la actualidad, la de 0 emisiones.
Preocupación con respecto a los vehículos de combustión
Otra gran preocupación por parte de la DGT es el envejecimiento del parque de vehículos en España. Esto hace que también haya incertidumbre sobre lo que sucederá con los vehículos de combustión.
En la actualidad, adquirir un vehículo ecológico no es económico, lo que hace que los conductores prefieran mantener su coche viejo antes que comprar otro nuevo de combustión sin saber qué nuevas restricciones habrá para ellos en el futuro.
Tanto el Gobierno como la DGT, teniendo en cuenta que existen vehículos de gasolina y diésel menos contaminantes que ciertos híbridos, deberían también cambiar el sistema de ayudas, extendiéndolas a quienes deseen un coche con motor tradicional menos contaminante.