A lo largo de los últimos años, ha habido el debate sobre cuál el tipo de agua más recomendable para nuestro organismo. Aunque todas tienen tanto partes positivas como negativas, hay algunos aspectos a tener en cuenta.
Hay razones por las que beber agua embotellada es mejor que la que sale por el grifo, en según qué localizaciones y según qué consumidores. Pero dentro del grupo de las aguas embotelladas, tenemos diferentes opciones. Y el problema es que no todas las opciones de agua embotellada son recomendables por los expertos...
El agua que hay que tomar con moderación para no enfermar
Hay muchísima gente que prefiere el agua con gas por delante del agua mineral sin gas de toda la vida. Todo ello, a pesar de que muchos estudios afirman que una elevada cantidad de dióxido de carbono en el estómago puede traer graves problemas estomacales.
Para esas personas más sensibles, consumir agua carbonatada se traduce rápidamente en un estómago hinchado y en problemas digestivos. Además, es muy frecuente que las personas que consumen agua carbonatada tengan más acidez estomacal de lo normal.
Hace unos años, los expertos afirmaron que el elevado consumo de agua carbonatada puede tener efectos potencialmente negativos en los dientes. En cambio, el agua mineral sin gas actúa de forma contraria, ayudando a diluir los ácidos dañinos para la dentadura.
Puedes acabar engordando sin darte cuenta
Además, se considera que el agua carbonatada puede hacerte engordar. Esto se debe al hecho que, una gran cantidad de ácido carbónico, puede hacer que las paredes del estómago se agranden. Como es evidente, la sensación de saciedad tardará más en aparecer y provoca que comamos más que antes.
Y no es solo esto, el consumo de este ácido también aumenta la producción de la hormona grelina, que promueve el hambre. Por contra, esta hormona también produce un efecto secundario positivo: la felicidad. Asimismo, si se consume con moderación y siempre fuera de dietas de pérdida de peso, es una opción a tener en cuenta.
¿Cuál es la mejor opción?
Si bien es cierto, es una pregunta complicada de responder, dado que todo tiene su parte negativa y su parte positiva. El agua del grifo en muchas poblaciones españolas es muy buena opción.
Las depuradoras garantizan su calidad en cuanto a gérmenes y sustancias críticas, siendo una opción de buena calidad. Aun así, mucha gente es reacia al agua del grifo debido a su sabor y a ciertos problemas, aunque depende de la localización.
Por lo que hace al agua embotellada, también hay aspectos a tener en cuenta. Las aguas embotelladas suelen gustar más a los consumidores por su sabor, aun así tiene aspectos negativos. Como por ejemplo, se ingieren microplásticos que pueden ser muy perjudiciales para la salud.
El manganeso: el peligro del agua de grifo
El manganeso es una sustancia que proviene de pozos y manantiales con alto contenido en hierro. Cabe destacar que este tipo de hierro es complicado de eliminar por completo y es el que le da ese sabor y olor indeseable al agua del grifo.
Las concentraciones normales varían de 0.0001 y 0.2 mg por litro. Aun así, se han dado casos de concentraciones de más de 10 mg por litro. En la mayor parte de Europa, se estipula un límite de 0.05 mg por litro, aunque la OMS pone el límite en 4 mg por litro.
De todas formas, se ha demostrado que unas concentraciones elevadas puede provocar ciertos daños. Entre ellos, nos encontramos con daños en el desarrollo del cerebro en niños pequeños, afectando la memoria o la atención. Además, también puede provocar infecciones de orina y piedras o arenilla en el riñón.
Por tanto, las personas encargadas de controlar y depurar correctamente el agua potable que sale por los grifos, deben tener especial cuidado con este aspecto. De todas, formas, si el agua que sale por tu grifo tiene un sabor ácido y un olor fuerte, es mejor dejarla de consumir y contactar con las autoridades pertinentes.