Existen un gran número de infecciones y enfermedades cuyas principales vías de transmisión incluyen las picaduras o el contacto con ciertas especies de animales, como por ejemplo insectos. Aunque estas enfermedades no suelen ser muy comunes, pueden llegar a ser realmente molestas o graves para la salud de la persona.
Esto es lo que ocurre con la enfermedad de Lyme, una enfermedad infecciosa transmitida por la picadura de garrapata. En este artículo relataremos los detalles más relevantes acerca de qué es la enfermedad de Lyme, así como sus síntomas y tratamiento.
La enfermedad de Lyme consiste en una afección física de naturaleza infecciosa causada por una bacteria conocida como Borrelia. Esta bacteria se transmite mayoritariamente a través de la picadura de garrapata y se hace visible a través la aparición de un eritema migratorio en la piel.
Dicho eritema consiste en un enrojecimiento cutáneo que aparece una semana después de la picadura de garrapata, aproximadamente. Sin embargo este no suele ser doloroso ni tiende a causar picazón. Además, no aparece en todos los casos, ya que se estima que entre el 20% y el 25% de las personas la picadura es asintomática.
Este inicio asintomático es lo que convierte a la enfermedad de Lyme en una afección con desarrollo complicado y de muy difícil diagnóstico. Si la persona no percibe ningún síntoma y por lo tanto no recibe un tratamiento temprano, puede desarrollar síntomas como parálisis en uno o ambos lados de la cara, cefaleas graves, dolor articular intenso y palpitaciones.
Es necesario especificar que una picadura de garrapata no siempre conlleva el desarrollo de la enfermedad de Lyme o de cualquier otra enfermedad. Las posibilidades de contraer dicha infección a causa de una picadura dependen de diversos factores -entre ellos el tipo de garrapata y la cantidad de tiempo que esta estuvo pegada a la piel.
En el caso de la enfermedad de Lyme, el contacto directo con la garrapata debe de perdurar como mínimo entre 36 y 48 horas para que la bacteria pueda ser contagiada. Si la persona advierte la picadura y retira la garrapata antes de las 48 horas el riesgo de infección es muy reducido.
Según las estadísticas se estima que la enfermedad de Lyme afecta a unas 65.000 personas al año en Europa, siendo la primavera y el verano las temporadas en las que más casos de la enfermedad de Lyme se diagnostican.
El motivo es que son las temporadas durante las cuales las personas pasan más tiempo al aire libre y en contacto directo con la naturaleza lo que, unido al vestuario de verano, facilita que las garrapatas se adhieran a la piel. Las principales medidas de prevención incluyen el uso de pantalones largos y de calcetines altos durante las estancias en el campo o la naturaleza, la utilización de pesticidas y la desparasitación de los animales de compañía.
Tal y como hemos apuntado con anterioridad, la enfermedad de Lyme no causa síntomas en un 20-25% de los casos. No obstante, en el resto de casos los primeros síntomas incluyen, además de la erupción cutánea característica, los siguientes signos:
Fiebre
Escalofríos
Dolor de cabeza
Sensación de cansancio
Dolor muscular y articular
Ganglios linfáticos inflamados
La principal complicación en la enfermedad de Lyme es que sus síntomas pueden confundirse con alguna enfermedad de menor gravedad como la gripe, por lo que si el paciente o el personal médico no advierten la existencia del sarpullido cutáneo localizado en el lugar de la picadura de garrapata, los síntomas pueden progresar hasta incluir:
Cefaleas graves
Rigidez muscular localizada en el cuello
Erupciones en otras áreas del cuerpo
Artritis con dolor articular e hinchazón severos
Pérdida del tono muscular o parálisis de uno o ambos lados de la cara
Palpitaciones o ritmos cardíacos irregulares
Inflamación del cerebro y de la médula espinal
Dolor punzante, entumecimiento o sensación de hormigueo en manos o pies
La enfermedad de Lyme se desarrolla en tres estadios diferentes que aparecen de manera progresiva. Veamos cuáles son las características y los síntomas propios de cada uno de ellos.
En este primer estadio la enfermedad de Lyme se manifiesta mediante síntomas similares a los de la gripe, incluyendo fiebre, escalofríos y dolor de cabeza o de garganta, además de la aparición de un sarpullido redondeado y uniforme.
Durante la segunda fase de la enfermedad de Lyme la persona experimenta, además de los síntomas anteriores, dolor, entumecimiento o debilidad en los brazos y en las piernas. También pueden aparecer cambios y dificultades en la visión, palpitaciones y dolor en el pecho, así como parálisis facial parcial o total.
Finalmente, los síntomas del último estadio de la enfermedad de Lyme pueden aparecer semanas, meses o años tras la picadura de garrapata. El cuadro clínico de la enfermedad de Lyme en esta última etapa incluye artritis, fatiga severa, vértigo, alteraciones del sueño y confusión mental.
En aquellos casos en los que esta enfermedad es diagnosticada con éxito, en la mayoría de ocasiones cuando esta ya se encuentra en el tercer estadio, la enfermedad de Lyme puede ser tratada eficazmente con antibióticos. No obstante, el tipo de antibiótico y la duración del tratamiento dependerá de la fase en la que se encuentre la infección.
Habitualmente se realiza un tratamiento con antibióticos durante un período de entre dos y cuatro semanas, pero nunca superando los 28 días de tratamiento; el motivo es que esto puede suponer la habituación física a los fármacos administrados.
Finalmente, a pesar de la remisión completa de la enfermedad de Lyme, algunos de los síntomas pueden reaparecer pasados meses o incluso años. La persona puede experimentar episodios repetidos de dolor e inflamación de las articulaciones, así como problemas de memoria y sensación de fatiga que permanecen durante al menos seis meses.
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