La dislexia puede ser un problema importante para los niños pero también para los adultos, puesto que sus síntomas se mantienen durante toda la vida; no obstante, existen intervenciones que resultan muy útiles para minimizar el impacto de estos en el día a día.
En este artículo explicaremos qué es la dislexia, qué síntomas causa y cómo son los tests para evaluarlos, tanto en niños como en adolescentes y adultos.
¿Qué es la dislexia? Definición y significado
La dislexia es un trastorno del aprendizaje que afecta a la lectura y a la escritura. De forma más específica, los casos de dislexia se caracterizan por dificultades en el deletreo de palabras, en la fluidez de la lectura (sobre todo si se lee rápidamente) o en la comprensión del lenguaje escrito.
El DSM-V recoge la dislexia bajo el nombre “Trastorno específico del aprendizaje con dificultades en la lectura”. Al llevar a cabo un diagnóstico utilizando este manual hay que especificar si tales problemas se dan principalmente relacionados a la precisión con que se lee, a la velocidad o a la fluidez, a la comprensión lectora o a más de uno de estos factores.
La categoría Trastorno específico del aprendizaje incluye también dificultades en la expresión escrita (por ejemplo en la ortografía, en la gramática o en la coherencia al escribir) y en el uso de las matemáticas (fluidez del cálculo, razonamiento numérico, etc.). En este sentido la dislexia se relaciona con la discalculia, la disgrafía y la disortografía, entre otros problemas similares.
Si seguimos la definición del DSM-V, para poder hacer el diagnóstico de dislexia los síntomas (las dificultades para la lectura) deben manifestarse durante al menos 6 meses y en la etapa escolar, si bien es normal que no interfieran de forma muy significativa en el rendimiento hasta periodos académicos posteriores y más exigentes. No se considera que el trastorno sea dislexia si se debe a otros problemas sensoriales o intelectuales.
La evidencia científica de que disponemos sugiere que las causas de la dislexia son tanto genéticas como ambientales (Peterson y Pennington, 2012) y afectan a los mecanismos cerebrales que se encargan del procesamiento del lenguaje. Afecta a entre el 3% y el 5% de la población y es el trastorno del aprendizaje más frecuente.
Síntomas de esta alteración (en niños y en adultos)
Los síntomas de la dislexia son errores en la lectura y escritura que pueden tener un carácter bastante diverso en función del caso. Entre los fallos más habituales y típicos encontramos las dificultades para dividir las palabras en los fonemas que las componen, las faltas de ortografía recurrentes (disortografía) y los problemas para recordar palabras o denominar objetos.
Algunas dificultades de lectura concreta que suelen presentar los niños con dislexia son las adiciones, las omisiones, las inversiones y las sustituciones de sonidos, letras y sílabas. Durante la infancia, el signo lingüístico principal de la dislexia son los problemas para asociar letras y sonidos (es decir, grafemas y fonemas).
En la adolescencia y en la edad adulta estas dificultades siguen dándose, aunque lo más probable es que la persona las maneje mejor que en la infancia, sobre todo si los métodos de enseñanza que se le han aplicado durante la etapa escolar han sido adaptados en función de los síntomas.
Así, si bien los adultos con dislexia no suelen tener problemas graves para leer, sí lo hacen de forma más lenta, siguen teniendo dificultades para memorizar y sintetizar la información y les suele costar más que a otras personas aprender idiomas extranjeros.
Por otra parte, también es importante destacar que hay algunos signos tempranos que pueden ayudar a predecir una futura dislexia. Los más significativos, según afirman Handler y Fierson (2011), son el retraso en el desarrollo del lenguaje hablado, la falta de conciencia fonológica (por ejemplo, entender las diferencias entre fonemas) y el hecho de distraerse fácilmente por el ruido ambiental.
Test de evaluación de la dislexia
Los test de evaluación de la dislexia son fundamentales para el diagnóstico de este trastorno, pero también para la planificación de la intervención y para poder valorar el progreso de esta: así, una persona con dislexia que se somete a métodos para promover su aptitud lectora debería obtener resultados más positivos en aplicaciones sucesivas de este tipo de prueba que en el test inicial.
Entre las capacidades que se suelen evaluar en estos casos encontramos el reconocimiento y la decodificación de palabras, el deletreo, el procesamiento fonológico, la fluidez al procesar información de todo tipo, la riqueza del vocabulario o la comprensión lectora, así como la inteligencia general (puesto que los síntomas de la dislexia nunca pueden deberse a déficits intelectuales más amplios).
Estas pruebas también permiten determinar el tipo de dislexia que presenta una persona en particular. La distinción más habitual en este sentido es la que se hace entre la dislexia superficial (en que los errores se dan sobre todo en las palabras de pronunciación irregular) y la dislexia fonológica (fallos principalmente en palabras que no resultan familiares).
Referencias bibliográficas:
Handler, S. M.; Fierson, W. M.; Section on Ophthalmology; Council on Children with Disabilities; American Academy of Ophthalmology; American Association for Pediatric Ophthalmology and Strabismus; American Association of Certified Orthoptists (2011). Learning disabilities, dyslexia, and vision. Pediatrics, 127(3): e818–56.
Peterson, R. L. & Pennington, B. F. (2012). Developmental dyslexia. Lancet, 379(9830): 1997-2007.