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Hombre sentado a los pies de la cama y mujer tumbada en la cama

Disfunción eréctil (impotencia): qué es, causa y tratamiento

La impotencia o disfunción eréctil es un trastorno sexual con causas biológicas y psicológicas.

Las dificultades relacionadas con la erección pueden darse en cualquier etapa del desarrollo del varón -tanto en jóvenes que se inician en la exploración de su sexualidad como en hombres adultos que siempre han gozado de una buena salud sexual.

De ahí que la disfunción eréctil o impotencia sea un motivo de preocupación muy generalizado. Por este motivo, a lo largo de este artículo abordaremos cuestiones como qué es la disfunción eréctil o impotencia, cómo son sus síntomas y causas y cuál es su tratamiento.

¿Qué es la disfunción eréctil?

La disfunción eréctil, también conocida como impotencia sexual o disfunción erectiva, es una disfunción sexual masculina en la que se produce un bloqueo de la erección del pene. Dicho bloqueo imposibilita que la interacción entre los factores psicológicos, neurales, vasculares y endocrinos que posibilitan la erección se den de manera exitosa.

Esta impotencia sexual puede deberse tanto a causas psicológicas como físicas. En el caso de la disfunción eréctil con origen psicológico, esta puede ir acompañada de una pérdida general de la libido o deseo sexual y de dificultades en la eyaculación.

No obstante, el principal signo de disfunción eréctil es el bloqueo del reflejo de la erección. Para ser más exactos, en la impotencia sexual los mecanismos reflejos vasculares son incapaces de bombear las cantidades de sangre suficientes dentro de los cuerpos cavernosos del pene para que este se haga firme y recto.

Es necesario especificar que los reflejos de erección y de eyaculación son procesos distintos, por lo que en muchos casos el hombre es perfectamente capaz de eyacular a pesar de que no exista erección.

Hombre con las manos en la cabeza sentado en la cama y preocupado
¿Qué es la disfunción eréctil? | Getty Images

Síntomas y problemas asociados

Independientemente de las causas o de cómo se manifieste, la disfunción eréctil es la condición que más frustración y humillación provoca en hombres. Según el estudio de casos, ninguna condición médica sexual resulta tan potencialmente traumática para el hombre como la impotencia sexual.

Tal es la repercusión psicológica que la disfunción eréctil tiene en el paciente que puede llegar a desencadenar episodios de depresión secundaria. Sin embargo, también puede ocurrir lo contrario -que la depresión sea la causa primera de la impotencia sexual- por lo que un diagnóstico certero es esencial para poder realizar un tratamiento eficaz.

Por suerte existen tratamientos muy eficaces para combatir la disfunción eréctil. Estos tratamientos dependen de la causa de la impotencia sexual y pueden ser mediante terapia psicológica o mediante la administración de medicamentos como el tadalafilo, conocido como Cialis, o el sildenafilo, conocido muy popularmente como Viagra.

Tipos de impotencia

Centrándonos en las pautas concretas de la disfunción sexual, podemos distinguir dos categorías distintas de disfunción eréctil: primaria y secundaria.

Disfunción eréctil primaria

Se denomina disfunción eréctil primaria a aquellos casos en los que el hombre nunca ha podido tener erecciones adecuadas, al menos de forma consistente, en el transcurso de un contacto sexual con otra persona.

Esto significa que los hombres con impotencia sexual primaria pueden obtener buenas erecciones durante la auto-masturbación, así como erecciones espontáneas en otras ocasiones.

Disfunción eréctil secundaria

Por otra parte, en los hombres con disfunción eréctil secundaria existía un buen funcionamiento antes de la aparición de la disfunción. Es decir, la disfunción aparece como consecuencia de una alteración física o psicológica de nueva aparición.

Causas de este trastorno sexual

Tal y como hemos mencionado con anterioridad, la disfunción eréctil puede estar vinculada a causas tanto físicas como psicológicas.

Causas físicas

Antes de iniciar cualquier tipo de tratamiento, el profesional deberá descartar la posibilidad de que exista una causa física subyacente.

Es necesario especificar que la edad es un factor clave en la aparición de la disfunción eréctil: con el paso del tiempo el vigor de las erecciones decae gradualmente sin necesidad de existir una patología física subyacente.

A menos que se identifique una causa claramente situacional, el paciente deberá ser sometido a un examen físico y neurológico. Existe un amplio abanico de factores físicos que pueden causar impotencia. Entre ellos se incluyen:

  • Tensión y fatiga física

  • Diabetes temprana no diagnosticada

  • Niveles de andrógenos bajos

  • Enfermedades debilitadoras no específicas

  • Problemas hepáticos

  • Uso y abuso de narcóticos y/o alcohol

  • Fármacos a base de estrógenos

  • Fármacos antidepresivos, ansiolíticos, antihipertensivos, etc.

  • Enfermedades neurológicas como la esclerosis múltiple

  • Tumores en la parte inferior de la médula

  • Intervenciones quirúrgicas en la próstata

Causas psicológicas

En hombres menores de 50 años, la mayoría de casos de disfunción eréctil se asocian a la ansiedad, que aparece en este trastorno ante la ejecución del acto sexual. Sin embargo, este estado de nerviosismo o estrés no necesariamente es percibido por el paciente, el cual no siempre llega a entender la causa de la falta de erección.

Además de la ansiedad, existen otros factores que pueden influir a la hora de desarrollar una impotencia sexual. Ciertos estados de alteración psicológica, como la depresión, o causas más profundas, como un mal aprendizaje debido a relaciones sexuales traumáticas o a otras dificultades intrapsíquicas inconscientes, también pueden ser la causa de la disfunción eréctil.

En cierta manera, todas las causas de impotencia sexual anteriores implican un aprendizaje defectuoso, es decir, la asociación inconsciente de sentimientos y afectos negativos al acto sexual. En otros casos son el temor al fracaso sexual o la presión de las exigencias sexuales los que favorecen la aparición de la disfunción eréctil.

Tratamiento de la disfunción eréctil

Una vez determinadas las causas concretas de la disfunción eréctil, el profesional médico debe decidir qué tipo de tratamiento administrar. Habitualmente en los casos en que existe una causa física se realiza un tratamiento mediante fármacos, mientras que en los que se asocian a causas psicológicas se lleva a cabo una terapia psicológica y sexual.

No obstante, teniendo en cuenta las repercusiones psicológicas de la impotencia sexual, se ha observado que la combinación de tratamiento psicológico y farmacológico es la opción más eficaz en la lucha contra la disfunción eréctil.

Tratamiento con medicamentos

En el caso de que la disfunción eréctil sea un efecto secundario de otro fármaco, un reajuste en la dosis puede favorecer la remisión de los síntomas. No obstante, si este reajuste no es posible, el tratamiento mediante inhibidores de la fosfodiesterasa-5 resulta ser el más eficaz.

Aunque existen diversos formatos, el más común por su facilidad de administración y sus rápidos efectos, son las pastillas de sildenafilo (Viagra) o de tadalafilo (Cialis). Sin embargo, el paciente nunca deberá tomar esta medicación por su cuenta sino que debe seguir al pie de la letra las indicaciones del médico que la recete.

En aquellos casos en los que la medicación no resulte efectiva existen otras alternativas para el tratamiento de la disfunción eréctil:

  • Inyecciones localizadas en el pene

  • Dispositivos de vacío

  • Colocación de una prótesis mediante cirugía

  • Tratamiento hormonal

  • Ondas de choque de baja energía

  • Tratamientos tópicos

Inyeccion con aguja fina y restos de liquido en la punta
Los tratamientos más eficaces para combatir la disfunción eréctil | Getty Images

Tratamiento psicológico

Por otra parte, si la causa principal de la disfunción eréctil es psicológica, el paciente puede recurrir al tratamiento mediante terapia psicológica y sexual.

Existen diferentes tipo de terapia según las necesidades o demandas del paciente. No obstante las formas de tratamiento breves y centradas en el síntoma, las cuales intervienen activamente para modificar la conducta sexual y las falsas creencias o pensamientos asociados, resultan mucho más efectivas que las terapias de insight.

En cuanto a la terapia sexual, esta combina algunos de los procedimientos clásicos de las terapias cognitivo-conductuales con la prescripción de una serie de tareas sexuales específicas. En este caso la inclusión de la pareja sexual en la terapia mejora considerablemente el pronóstico.

Las principales tareas que se suelen realizar incluyen (por orden en la terapia):

  • Dar y recibir placer sin exigencias: durante las primeras fases de tratamiento se prohben el coito y la eyaculación. Se trata entonces de dar y recibir caricias centrándose en las sensaciones placenteras que producen, sin centrarse en conseguir una erección.

  • Eliminación del temor al fracaso y “método de compresión”: en el “método de compresión” la pareja sexual debe mantener la presión manual en el pene una vez este esté erecto y hasta conseguir que disminuya la erección.

  • Modificación y eliminación de pensamientos obsesivos.

  • Aprender a “dejarse llevar” y asumir la responsabilidad del propio placer.

  • Coito: una vez establecida cierta seguridad mediante los ejercicios sexuales de estimulación sin exigencias se pueden reanudar las relaciones con coito.

Referencias bibliográficas:

  • Kaplan, H. S. (1974). La nueva terapia sexual. Volúmen I y II. Madrid: Alianza Editorial.

  • Rodríguez Carranza, R. (2013). Vademécum académico de medicamentos. México: Editorial de la Universidad Nacional Autónoma de México.