El resfriado común comparte muchos síntomas y signos con la gripe; es por esto que resulta fácil confundir una con la otra cuando las alteraciones empiezan a producirse. No obstante, la gripe suele ser más grave que el resfriado, principalmente porque favorece la aparición de neumonías.
Sin embargo, como explicaremos en este artículo, existen diferencias muy significativas entre el resfriado y la gripe; tenerlas en mente puede ser muy útil para identificarlos cuando aparecen los síntomas.
Diferencias entre el resfriado y la gripe
En este artículo describiremos las diferencias entre el resfriado común y la gripe en varias áreas muy relevantes: la sintomatología (tanto en su naturaleza como en su intensidad y en las potenciales complicaciones), los virus que los causan y el modo en que se transmiten, el curso y la duración de los síntomas, y el periodo del año en que aparecen con más frecuencia.
1. Síntomas y signos principales
Si bien el resfriado y la gripe comparten muchos síntomas y signos, lo cual explica por qué la mayoría de personas los confundimos con facilidad, existen algunas manifestaciones específicas que pueden ser muy útiles para distinguir entre estas dos enfermedades respiratorias.
El resfriado se asocia con síntomas como los estornudos, la tos, la congestión y el goteo nasales, la irritación de la garganta, los dolores de cabeza y de los músculos en general y la presencia de una sensación de cansancio de intensidad moderada.
En el caso de la gripe, en cambio, y si bien también se dan tos, dolores de garganta, problemas nasales, fatiga, cefaleas o dolores musculares, estos síntomas suelen tener una intensidad significativamente mayor; por ejemplo, la tos es más seca que la que se deriva de los resfriados.
Además la gripe cursa con síntomas que no aparecen en el contexto del resfriado, en particular fiebre moderada o intensa, escalofríos, temblores, náuseas y vómitos, sobre todo en niños.
2. Curso y duración de la enfermedad
Por lo general los síntomas del resfriado aparecen de forma progresiva a lo largo de un periodo de varios días. La enfermedad suele resolverse aproximadamente dos semanas después del inicio, si bien la mejora tiende a ser significativa ya a los 7 o 10 días de iniciarse su curso.
En cambio, la gripe puede aparecer de forma mucho más súbita que el resfriado y en muchos casos los síntomas se alivian de forma notable tras 2-5 días. Tras este periodo es frecuente que la persona enferma siga experimentando un estado general de fatiga durante una semana o incluso más.
3. Tratamiento y manejo sintomático
Tanto los síntomas de la gripe como los del resfriado suelen resolverse sin necesidad de tratamiento tras unos pocos días, aunque la duración de ambos tipos de enfermedad es variable. En los dos casos es útil descansar mucho y mantener la hidratación corporal, así como aplicar tratamientos para aliviar los síntomas cuando estos son muy molestos.
En el caso del resfriado, si los síntomas no mejoran tras una semana puede ser conveniente consultar con el médico, puesto que existe la posibilidad de que se haya desarrollado una infección bacteriana; el tratamiento de ésta requiere del consumo de antibióticos.
4. Virus que los causan y formas de contagio
Tanto los virus que provocan el resfriado como los de la gripe se introducen en el cuerpo a través de las membranas mucosas que recubren los ojos y el interior de la boca y de la nariz. Por ello es muy recomendable tener precaución y procurar mantener las manos limpias en situaciones de alto riesgo, por ejemplo en el contexto de la educación infantil.
No obstante, los virus asociados a cada una de estas enfermedades son distintos: mientras que existen más de 200 cepas víricas que causan el resfriado común (sobre todo rinovirus), los que se asocian a la gripe son muchos menos y se dividen en tres grandes categorías (A, B y C). Ambos tipos de enfermedad se transmiten principalmente por vía aérea.
5. Gravedad y complicaciones
Lo más habitual es que los síntomas y signos de la gripe sean mucho más intensos que los del resfriado. Además predispone en mayor medida a las personas que la sufren a desarrollar otros problemas de salud más graves, en particular la neumonía; la aparición de dificultades respiratorias severas es un signo de alarma en este sentido.
6. Época del año
Las epidemias de gripe normalmente se circunscriben a los periodos de otoño y de invierno, y en particular entre los meses de noviembre y marzo; sin embargo, tampoco es especialmente infrecuente que se produzcan casos de gripe en otras épocas del año, sobre todo cuanto mayor sea la cercanía del periodo crítico que hemos mencionado.
A diferencia de la gripe, somos susceptibles de contraer resfriados en cualquier momento del año, independientemente de la estación. No obstante, como es lógico resulta más habitual en invierno, cuando las temperaturas descienden y el número de contagios aumenta de forma exponencial.