El verano está a punto de acabarse, y con ello damos paso a la vuelta a la rutina. Esas comidas y planes a deshoras se han esfumado con el sol, y ahora es momento de incorporar nuevos hábitos, como por ejemplo eliminar esos kilos que hemos ganado durante las vacaciones.
La importancia del desayuno en las dietas de adelgazamiento
Cuando nos planteamos el reto de perder peso es muy habitual que nos surjan miles de dudas, y no es de extrañar, pues existen infinidad de planes de adelgazamiento. La alimentación es uno de los pilares fundamentales para conseguir dicho propósito. Esta, además de ser variada y equilibrada, debe ir acompañada también de la práctica de ejercicio.
Sin embargo, una vez empezamos con nuestra rutina, a veces es difícil mantenerla y llevarla a cabo. Nuestra sociedad va a ritmos cada vez más acelerados, y eso puede dificultar en gran parte nuestro objetivo.
Aun y así, nunca serán los mismos hábitos los que llevemos aquí en España que en cualquier otro país, ya que cada zona variará en función de sus ritmos y costumbres. Pero lo que sí se comparte en todo el mundo es que, independientemente de esto, el desayuno es una comida importante e imprescindible para nuestra dieta.
Esta comida del día, además, puede resultar relevante según el momento en que la comamos, tal y como señala Tim Spector, profesor de epidemiología genética en el Imperial College de Londres.
La razón de este planteamiento es que, según un estudio británico, la hora a la que desayunamos puede ser determinante para ganar, perder o mantener nuestro peso corporal.
Entonces, ¿a qué hora es mejor desayunar?
Tal y como señalábamos anteriormente, los hábitos y las rutinas de nuestra sociedad han cambiado, y con ellos también nuestras horas para comer y cenar. Teniendo en cuenta esta perspectiva, y dado que en el caso de los británicos cada vez se cena más tarde (en torno a las nueve de la noche), la hora ideal para desayunar sería las once de la mañana.
¿Por qué se ha señalado esta hora como la más correcta?
Este planteamiento respondería al hecho de que, entre la última cena y el primer desayuno, transcurrirían unas catorce horas de ayuno. De esta forma, nuestro metabolismo trabajaría mejor y por lo tanto perderíamos más peso.
Pero eso no es todo. Otro de los aspectos relevantes de este estudio concluye que si realizamos esta práctica durante varios meses podríamos llegar a perder entre 2 y 5 kilos.
Evidentemente, todo esto estaría reflejado según el modelo de costumbres británicas. Aquí en España, para ponerlo en práctica, tendríamos que retrasarlo todavía más, dado que cenamos más tarde.
Por otra parte, existen determinadas críticas que ponen en el punto de mira este retraso de hábitos. La endocrinóloga Daniela Jakubowicz, por ejemplo, es una de ellas. Según la opinión de esta especialista, desayunar más tarde podría ser un arma de doble filo.
Concretamente, lo ideal sería hacerlo nada más despertarnos, ya que es en ese momento cuando nuestro cerebro necesita más energía para funcionar. En cualquier caso, las opiniones respecto a este tema siguen estando divididas.