De entre las muchas tradiciones de México, el Día de Muertos representa una celebración esencial en la historia de este país. El porqué se celebra este día hace referencia a un culto hacia los seres queridos, así como una preservación de las tradiciones ancestrales. Las ofrendas más utilizadas suelen ser el pan de muerto, las flores y la colocación de altares en las tumbas y en las casas.
En este artículo hablaremos sobre la historia de esta celebración, por qué y cómo se celebra, así como qué tipo de ofrendas son las más típicas en el Día de Muertos.
¿Qué es el día de Muertos? Historia y tradición
Fue a partir de la época colonial y como resultado de la fusión religiosa cuando se originó el Día de Muertos, que suele celebrarse des del 31 de octubre hasta el 2 de noviembre. Es una tradición muy famosa y querida en México en la cual las familias honran a sus difuntos desde hace muchísimos años.
Esta festividad se refiere a la versión mexicana de Todos los Santos y el Día de las Ánimas o también llamado Día de los Difuntos, dos festividades católicas y celebradas el 1 y el 2 de noviembre, respectivamente.
A diferencia de estas tradiciones, este día suele abarcar una serie de tradiciones que ocurren des del 31 de octubre hasta el 2 de noviembre. En ellas, los habitantes de México elaboran ofrendas, figuras de papel, calaveras, esqueletos, ataúdes y pan de muerto que constituyen una especie de ritos comunes por estas épocas.
Con relación a su historia, desde la época precolombina en México ya se celebraba una especie de culto a la muerte. Concretamente, había al menos 6 tipos de fiestas dedicadas a los muertos en el calendario mexicano.
Más tarde fueron los colonizadores los que intentaron fusionar sus tradiciones católicas a las de los antiguos pueblos mesoamericanos. Es por eso que los orígenes de esta celebración se remontan antes a la llegada de los españoles.
Otras características
Existen registros de poblaciones antiguas como los maya en los cuales ya se celebraban rituales, que aunque no era iguales que el Día de Muertos, se relacionaban con esta última etapa de la vida.
Posteriormente cuando los españoles llegaron a América fueron los que trajeron consigo el Día de Todos los Santos. Ahí fue cuando se mezclaron tradiciones europeas y prehispánicas dando lugar a esta popular tradición mexicana.
Como dato característico, esta festividad fue conmemorada en 2003 como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la Unesco. Popularmente también se acompaña a este festejo con calaveritas, unos versos humorísticos donde la muerte bromea con personas vivas.
¿Por qué y cómo se celebra este día?
El motivo de estas celebraciones es principalmente brindar culto a las tradiciones ancestrales mexicanas y es, también, una manera de honrar a los seres queridos ya fallecidos, demostrando el aprecio que se les tiene. A través de ofrendas artísticas se preserva esta magnífica tradición tan importante para la cultura típica mexicana.
Además, esta celebración permite a las familias acercarse y unirse más durante estos días para recibir y honrar a las almas de aquellos que ya partieron, así como para reencontrarse de nuevo. De la misma manera estas costumbres brindan un enriquecimiento popular a la tradición de este país y son una pieza esencial de la identidad de su nación.
¿Qué se suele hacer?
Durante los días cercanos al Día de Muertos se tiene la costumbre de preparar y comer aquellos alimentos preferidos de los fallecidos para poder brindarles energía, ya que tuvieron que hacer un trayecto muy tedioso desde el más allá.
También se honra a los familiares fallecidos visitando los cementerios donde restan sus cuerpos; decorando y velando sus tumbas. Asimismo, se confeccionan altares en las casas para que las almas de los familiares vuelvan durante estos días tan señalados.
Las ofrendas domésticas se colocan dentro de la casa en el altar familiar. Se dice que los muertos absorben su aroma. Asimismo tanto la que se hace en casa como la confeccionada en la tumba, deben variar según si es dedicada a un niño o a un adulto.
Celebración 1 noviembre
El 1 de noviembre, la jornada previa al Día de Muertos, se suele colocar fruta, postres de calabaza, arroz con leche, tamales, calaveras de azúcar y dulces de almendras para los difuntitos -niños fallecidos. Posteriormente a las 8 de la noche del mismo día se elabora la ofrenda de los muertos grandes -personas adultas.
En este caso la ofrenda consiste en la elaboración de mole, salsas y otros guisos con más condimentos. También se coloca licor, refrescos, cerveza o tabaco según los gustos del difunto cuando estaba vivo. Fuera de casa se colocan cuidadosamente pétalos de cempasúchil y copal encendido en el suelo para señalarles el camino a casa.
¿Cómo se elabora el altar?
Otra de las tradiciones es dejar las puertas del hogar abiertas para que los espíritus de los familiares fallecidos puedan volver. En casa el altar doméstico se compone de izquierda a derecha por los siguientes elementos: las frutas, el pan de muerto, las velas, el alimento y el copal. En el altar deben estar presentes los hijos, nueras, nietos y bisnietos de la persona.
Una vez la ofrenda está colocada la familia cena. Para esta se prepara un postre típico hecho con calabaza, se come el pan de muerto y se bebe un ponche típico hecho con guayabas y tejocotes y licor.
Finalmente la ofrenda se retira el 3 de noviembre y ese día la familia se reúne para comérsela. Las velas se dejan encendidas durante todo el mes.
Ofrendas típicas en esta celebración
Son muchas las actividades y ofrendas que se realizan el Día de Muertos. Entre las ofrendas y elementos más comunes y utilizados en estas fechas tan tradicionales para los mexicanos, incluyen las siguientes actividades y elementos descritos a continuación:
1. Pan de muerto
El pan de muerto es un elemento muy importante en este día y corresponde a un tipo de panecillo de sabor dulce con la forma de una calavera y adornado con huesos. Es una comida tradicional específicamente de esta época.
2. Flores
Las flores coloridas suelen ser un elemento decorativo esencial en el Día de Muertos, colocadas principalmente en las tumbas y altares domésticos.
Normalmente se utilizan coronas de rosas, girasoles y de cempasúchil o tagete -una flor amarilla nativa de México y que representa al Sol. Esta es la guía de las almas hacia su hogar en el mundo de los vivos. También se colocan cirios -12 en concreto- de color morado como señal de duelo.
3. Retratos
La imagen de la persona que se fue se suele colocar en la parte más alta del altar, de espaldas y en frente de un espejo para que el alma del fallecido pueda ver también a sus familiares y personas queridas.
4. Cruces y otros
La cruz es la representación cristiana y suele ponerse también en la parte alta del altar junto con el retrato de difunto. Este elemento puede estar hecha de sal, ceniza, tierra o cal.
También se suele conocer un tipo de resina aromática conocida como copal e incienso para limpiar y purificar el ambiente y/o sus energías, santificando así todo el lugar. La rama o vara de tejocote con espinas que simboliza un elemento que utilizan los fallecidos para abrirse paso durante el viaje.
5. Comida y bebida
Las bebidas que suelen colocarse junto al altar suelen ser las preferidas por la persona en vida. Estos tragos suelen ser tequila, pulque, mezcal, cervezas, etc. También se coloca agua en un vaso para que el alma de la persona calme su sed después del largo viaje.
La comida, tal y como se ha comentado antes, también es muy importante y se suelen colocar platillos tradicionales y/o aquellas recetas favoritas de la persona.
6. Dulces de calaveras
Los dulces y chucherías de calaveras y esqueletos del Día de Muertos son también manjares tradicionales durante estas fechas. Se venden ampliamente en todos los lugares y especialmente en los mercados de la zona. En algunas ocasiones también se escribe en ellos el nombre del difunto.
Referencias bibliográficas:
Brandes, S. (2000). El Día de Muertos, el Halloween y la búsqueda de una identidad nacional mexicana. Alteridades, 10 (20), 7-20.
Lagarriga-Attias, I. (2004) La Celebración del Día de Muertos en la Candelaria, Coyoacán. Cuadernos de patrimonio cultural y turismo, 16, 166-175.