La comunicación familiar es uno de los principales factores de interacción de los seres humanos. En el momento del nacimiento ya se establecen estilos de comunicación familiar entre padres e hijos que influirán de manera decisiva en el desarrollo y en la interacción con los demás.
Por ello cobra especial relevancia una comunicación sana y fluida dentro del entorno familiar, que es en el que más tiempo pasa el individuo en el periodo infantil y en la adolescencia. Además, la transmisión de valores, los patrones de comportamiento y las creencias vienen mediadas por los que están presentes en el hogar.
La importancia de una buena comunicación familiar
En un estudio realizado por Chris Segrin (2006) se observó que una correcta comunicación familiar aumenta la calidad de las relaciones familiares; si a su vez estas son satisfactorias, favorecen la consecución de una adecuada salud mental.
Por otro lado, problemas en la comunicación familiar pueden dar lugar a situaciones estresantes que provocan o facilitan la aparición de sentimientos de ansiedad, depresión, soledad, abuso de sustancias psicoactivas o problemas relacionales.
La comunicación entre los miembros define la realidad de la familia y está conformada por una gran variedad de factores que influyen en este proceso. Múltiples variables intersubjetivas e interactivas son decisivas para que la comunicación sea exitosa.
Las variables intersubjetivas e interactivas: puntos clave
La intersubjetividad se entiende como la similitud de significados que se establece entre los miembros de una familia y las consecuencias asignadas a diferentes comportamientos. De esta manera se intenta que el individuo entienda lo que la otra persona le quiere decir y viceversa.
Por otro lado, la interactividad hace referencia a la forma en que los componentes de una familia crean códigos y los interpretan. Este factor media en mayor grado el comportamiento interpersonal de cada uno de los miembros.
Teniendo en cuenta los estudios de McLeod y Chaffee (1970) acerca de la coorientación y utilizando la reformulación de Fitzpatrick y Ritchie (1994) como base para el desarrollo de este artículo, a continuación vamos a exponer qué dimensiones de comunicación familiar existen y cómo influyen en su funcionamiento.
Orientación a la conversación y a la conformidad
Estas dos dimensiones son las que los autores que hemos mencionado consideran fundamentales en el ámbito del estudio de la comunicación familiar. Se plantea que existen dos grandes rasgos que diferencian de manera significativa el estilo de comunicación de cada familia.
Orientación hacia la conversación
Se plantea que en estas familias se anima a cada individuo a ser proactivo y a participar en las interacciones que se lleven a cabo, ya sea de manera espontánea o sobre temas muy variopintos.
Se trata de una variable continua, es decir, existen sistemas más orientados a la conversación que otros. Esto hace que las características que se desarrollan y el tipo de rol familiar establecido sea distinto y genere respuestas y comportamientos muy diversos.
Alta orientación hacia la conversación
En las familias orientadas hacia la conversación las decisiones, las actividades y los planes son tratados y discutidos a nivel colectivo por cada uno de los miembros. La interacción es muy habitual y comparten sentimientos y pensamientos.
Las familias que destacan en este tipo de patrón de interacción tienen una comunicación abierta y natural; ello permite que la conversación fomente la confianza y el bienestar y sea utilizada como canal de transmisión de valores y aprendizaje.
Baja orientación hacia la conversación
Entre los componentes de las familias con baja orientación hacia la conversación la comunicación es menos frecuente, los temas son poco variados y el intercambio de emociones y pensamientos es más escaso.
No son comunes los intercambios de opiniones, ni se tienen en cuenta para tomar decisiones que afectan a todo: las familias con este estilo no dan a la comunicación el valor ni la importancia que realmente tiene en la socialización de los miembros.
Orientación hacia la conformidad
Esta dimensión se evalúa a través del análisis del nivel de homogeneidad que se da entre los pensamientos, los valores y las creencias de cada individuo dentro de la familia: se valora el grado en que los miembros piensan de manera similar.
Alta orientación hacia la conformidad
Cuando una familia tiene una elevada orientación hacia la conformidad, da mucho valor a que las creencias y las conductas sean similares dentro del sistema. Se intenta evitar los conflictos y se fomenta la obediencia de los pequeños hacia los mayores de la familia.
Dentro de este contínuo, en la zona alta encontramos el modelo de familia tradicional, en que se buscan la cohesión, la obediencia y la generosidad entre sus componentes. Los padres suelen ser los que toman las decisiones importantes sin negociar con el resto.
Baja orientación hacia la conformidad
Este tipo de familia dista bastante de lo que se considera tradicional. Los adultos fomentan la individualidad de los miembros del grupo familiar, dando importancia a las diferentes opiniones, actitudes y creencias de cada uno de ellos. Se pone énfasis en la igualdad, no en la jerarquía.
Este tipo de familias dan importancia a las relaciones de amistad que se establecen fuera del sistema familiar. Además animan al crecimiento personal aunque éste pueda llegar a ser negativo para la familia.
Cuatro tipos de familia según su estilo de comunicación
De la interacción entre los dos estilos de orientación familiar explicados en el apartado anterior surge una serie de tipos de familia diferenciados según las características del estilo de comunicación que se da en cada una.
Cada estilo de comunicación familiar se asocia a un patrón de comportamiento diferenciado que marcará de forma clave la conducta, la interacción y la socialización de cada individuo.
1.Familias consensuales
Las familias consensuales tienen una marcada orientación hacia la conversación y hacia la conformidad. Pese a que se dan intercambios comunicativos de manera habitual, estos se llevan a cabo para aceptar normas y preservar la jerarquía familiar.
Son los padres los que deciden, pero se explica al resto de miembros el porqué de esas normas para así hacerles entender los orígenes de sus creencias y los valores que rigen esa estructura familiar.
2.Familias pluralísticas
Se pueden considerar las más democráticas: puntúan alto en orientación hacia la conversación y bajo en conformidad. Existe una comunicación abierta y sin restricciones donde cada miembro puede expresar de manera libre sus opiniones y sentimientos sin ser juzgado por el resto.
3.Familias protectoras
Se trata del estilo más autoritario de los cuatro. La orientación hacia la conversación es baja, mientras que la orientación hacia la conformidad es alta. La obediencia pasa al primer plano de las interacciones familiares, donde los más pequeños han de hacer caso sin cuestionar el porqué de las decisiones.
4.Familias “laissez-faire”
Este tipo de familias no parecen dar demasiada importancia a la comunicación que se establece entre sus miembros, ya que la frecuencia de las conversaciones es baja. Además las opiniones de cada uno no son cuestionadas ni discutidas por lo que cada cual es libre de pensar lo que quiera.
Esta “libertad” provoca sentimientos de desatención entre los más pequeños ya que sienten que sus conductas no son valoradas por los padres y que no tienen ningún tipo de consecuencia, ni negativa ni positiva.
Factores comunes para una buena interacción familiar
Si bien es cierto que hay gran variedad de factores que contribuyen a la heterogeneidad de las familias y por ende de su estilo de comunicación y de su cultura propia, existen criterios que favorecen la comunicación familiar.
Entre estos factores destacan las demostraciones de cohesión, el contacto habitual, los debates de temas tanto de actualidad como privados, la amabilidad, el respeto y la expresión de afecto y la disciplina.
Referencias bibliográficas:
Chaffee, S. H. & McLeod, J. M. (1970). Coorientation and the structure of family communication. International Communication Association, Minneapolis (Minnesota).
Fitzpatrick, M. A. & Ritchie, L. D. (1994). Communication schemata within the family. Multiple perspectives on family interaction. Human Communication Research, 20(3): 275-301.
Segrin, C. (2006). Family interactions and well-being: integrative perspectives. The Journal of Family Communication, 6(1): 3-21.