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Montaje con persona sujetando un smartphone y círculo rojo con ampliación del cuadro 'La Esperada'

El cuadro viral de hace más de 160 años que divide al mundo: ¿Un teléfono móvil?

Este es el increíble enigma que sacude las creencias modernas. ¿Tú qué ves? ¿Tecnología? Descubre de qué se trata

En los últimos años, ‘La Esperada’ ha sido motivo de un intenso debate en los círculos artísticos y tecnológicos en los últimos años. La obra, pintada por el artista belga Ferdinand Georg Waldmüller en 1860, presenta una escena idílica.

En esta una mujer pasea por un sereno paisaje campestre, acompañada por la presencia sutil de un hombre que aguarda discretamente detrás de un árbol, portando una rosa en su mano.

Sin embargo, la atención se centra en un detalle aparentemente anacrónico: ¿Poseía la mujer un dispositivo similar a un teléfono móvil, mucho antes de que se inventara la tecnología?

Cuadro llamado 'La Esperada' pintado por Ferdinand Georg Waldmüller y círculo rojo con la chica ampliada
Un enigma que ha dividido a todo el mundo | Wikipedia

¿Un smartphone en el 1860?

La presencia de este objeto misterioso ha generado especulaciones y teorías extravagantes a lo largo de los años. ¿Podría ser que los teléfonos móviles existieran en una era que precede a su invención por más de un siglo y medio?

En un análisis minucioso de la obra, algunos entusiastas contemporáneos han argumentado que la mujer en la pintura estaba absorta en actividades que hoy consideramos características de la era digital.

Incluso se han aventurado a especular sobre el posible modelo del dispositivo, observando una similitud sorprendente con la disposición de las cámaras modernas en algunos smartphones de última generación.

No todo es lo que parece

No obstante, la ilusión se desvanece al considerar el contexto histórico de la pintura. Los expertos, incluido Gerald Weinpolter, CEO de la agencia de arte 'Austrian Paintings', han desentrañado el enigma.

Según el análisis de Weinpolter y otros conocedores, el objeto que la mujer sostiene no es un dispositivo electrónico futurista, sino un modesto libro de oraciones. La figura, por tanto, está sumida en la devoción, absorta en sus lecturas piadosas mientras se dirige hacia un destino religioso, lejos de las distracciones digitales de la era actual.

No nos olvidemos de contextualizar

Aunque la resolución del misterio pueda parecer simple y directa, plantea interrogantes más profundos sobre la percepción y la interpretación de la realidad a través del prisma de diferentes épocas.

Este enigmático cuadro del siglo XIX subraya cómo la tecnología contemporánea puede distorsionar nuestra visión, llevándonos a interpretar erróneamente los artefactos del pasado a través de la lente de nuestro presente.