No es ningún secreto que el respeto por el medio ambiente está a la orden del día. Las nuevas generaciones, poco a poco, intentamos consumir productos sostenibles con el mundo que nos rodea. Y, por eso, la ‘moda rápida’ (‘fast fashion’) tiene fecha de caducidad, y siempre hemos creído que sería muy pronto.
Con la crisis del coronavirus, el fin de este tipo de moda aún está más cercano. Pero no solo somos nosotros los que tenemos esa certeza. La ‘Royal Society for the Encouragement of Arts, Manufactures and Commerce (RSA)’ ha elaborado un estudio en los que los datos han sido muy claros: un 28% de los encuestados y encuestadas están reutilizando las prendas que tenían en su armario y, quizás, tenían olvidadas.
Por su parte, el 35% de las mujeres que han sido encuestadas han asegurado que comprarán menos ropa en un futuro. Y esto es solo el principio.
La ropa ya no es solo ropa
Y es que parece que la generación Z (nacidos entre el 1997 y el 2012) toma cada vez más conciencia con los temas sociales que nos rodean, intentando crear un ‘mundo mejor’ a través de sus acciones. Y es que esta generación ha crecido con eternos debates sobre los derechos, la igualdad, el respeto y la justicia.
Por eso, una de las acciones que muchos realizan es comprar ropa que esté comprometida con el trato respetuoso al medio ambiente. Y es que la ropa no solo tiene un uso estético, sino que ha ido adquiriendo un uso mucho más personal, y se ha convertido en una forma de expresar valores e ideales.
Además, muchos de nosotros hemos tenido tiempo a hacer una limpieza y selección de prendas que teníamos en nuestro armario durante la cuarentena. Algunas las hemos puesto en páginas web de reventa de ropa, otras las hemos donado, etc. En definitiva: hemos optado por darle un segundo uso a estas prendas para que otras personas puedan disfrutar de ellas.
Esta clara tendencia a la ‘economía circular’ hace que exijamos más durabilidad en las prendas de ropa, algo que la mayoría de las marcas de ‘fast fashion’ no nos pueden ofrecer, ya que elaboran prendas de una baja calidad y que duran, por lo general, poco.
Estilo único e inimitable
A parte de este concepto de ‘mejorar el mundo a través de nuestras acciones’, lo cierto es que el estilo ‘vintage’ está en auge, y esto es algo que también se ve reflejado en los catálogos de las firmas 'low cost'. Por eso, muchos optamos por utilizar ropa de nuestros familiares que, además de ser ‘trend’, se han convertido en reliquias muy personales.
Y es que, ¿qué posibilidades hay de que alguien tenga ese vestido que se ponía tu madre hace 30 años? Este estilo ‘vintage’ también refuerza la necesidad de las nuevas generaciones de construir una identidad propia mediante la forma de vestir.