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Una mujer se lleva la mano a la cabeza con el fondo desenfocado

¿Qué es la psicología inversa y cómo se puede aplicar?

Descubrimos en qué consiste la psicología inversa, para qué sirve y cómo podemos aplicarla de manera práctica.

Una de las cosas que más nos atrae es cuando nos prohíben alguna cosa. A los niños les gusta romper las reglas establecidas y a los adultos les gusta saltarse las advertencias y probar lo que nos vetan.

De esta atracción a lo prohibido, que la mayoría de veces se manifiesta de manera inconsciente para nosotros, se basa la psicología inversa. A continuación os contamos cómo funciona la psicología inversa, qué es esta técnica y para qué sirve.

¿Qué es la psicología inversa?

La psicología inversa es una técnica psicológica que se centra en defender un comportamiento opuesto al que deseamos para que, con este planteamiento, se anime al sujeto a realizar lo que realmente queremos, que es lo contrario de lo que le estamos proponiendo.

Consiste en persuadir a una persona anunciando lo contrario de lo que queremos que haga, con el deseo de que este desafía nuestra propuesta, realizando así lo que realmente queremos.

La psicología inversa se basa en el proceso psicológico de la reactancia, donde una persona manifiesta una reacción negativa a ser persuadido y, por esta razón, elige la opción contraria a la que se le está planteando. Esta persona que está siendo manipulada normalmente no es consciente de que lo está siendo.

¿Cómo funciona?

La psicología inversa se basa en el deseo de libertad de una persona  y se le transmite, de una manera sutil, la idea de que esta puede ser independiente de los deseos de la otra. Por esta razón, esta técnica suele ser empleada con los niños, que suelen intentar expresar su independencia rebelándose contra las órdenes de sus padres.

Ejemplos de utilización de psicología inversa

En muchas ocasiones, los padres saben que la mejor manera para que sus hijos hagan lo que ellos quieren es proponerles todo lo contrario. Por ejemplo, cuando les decimos que se queden en casa sin salir, cuando lo que realmente queremos es que decidan salir a jugar fuera.

Otro ejemplo del uso de esta técnica psicológica con hijos es decirles: “seguro que no me atrapas”, para conseguir ser atrapado por el niño.

 

¿Para qué sirve?

A grandes rasgos, la psicología inversa  sirve para conseguir lo que queremos sin que la otra persona se dé cuenta  de que está haciendo lo que nosotros deseamos. Esta técnica se aplica a determinados perfiles de personas en los que funciona mejor este método.

Normalmente las personas respondemos mejor a peticiones directas, formuladas de una manera afirmativa. No obstante, cuando queremos persuadir a personas que se resisten a las sugerencias o al cambio, esta técnica es una buena aliada.

A otro tipo de individuos que se les suele aplicar psicología inversa son las que  suelen expresar bastante su oposición a solicitudes directas y simples. En ellas las estrategias de solicitud tradicionales normalmente no funcionan y pueden llegar a ser contraproducentes.

Además, también es útil para personas que tienen la necesidad de demostrar que tienen el control de su vida. Un ejemplo de este grupo son los adolescentes rebeldes que hacen todo lo contrario de lo que dicen sus padres.

Este método también se usa con personas orgullosas y tozudas, ya que si les comentas que no saben hacer alguna cosa seguramente querrán demostrar que te equivocas. Lo mismo ocurre con personas narcisistas, que siempre quieren tener la razón.

Un ejemplo para estos casos sería: “No creo que seas capaz de hacer tu cama durante una semana seguida” o “Seguro que no te atreves a comer verdura en cada cena”. Es importante ser específico con lo que queremos conseguir, así que usar “hacer la cama” funciona mejor que si decimos “ser ordenado”.

Otro grupo de sujetos en los que suele funcionar es aquellos que manifiestan un berrinche o enfado. En el momento en que el individuo está enfadado o furioso, no suele ser tan racional, y es posible que usar la psicología inversa funcione.

En todos estos casos, debemos asegurarnos de no poner en riesgo la autoestima de la persona, ya que al provocarle diciendo que no es capaz de hacer algo, si lo intenta y no lo consigue puede sentirse frustrado y que la situación empeore.

Cómo aplicar la psicología inversa

Existen muchas maneras para aplicarla, pero todas se tienen que basar en la idea de que el sujeto sienta que tiene el control  y de que nadie lo está presionando para hacer algo. Algunas de las técnicas más utilizadas para poner en práctica la psicología inversa son:

1. Rendirse y dar la razón

Imagina que llevas un buen rato discutiendo con tu hijo para que ordene la habitación. ¿Qué pasaría si le dijeras: “Vale, tú ganas, no órdenes más tu habitación”?

2. Decir lo contrario de lo que estás diciendo

Volviendo al ejemplo anterior, le decimos al niño que vale, que es mejor que no ordene su habitación, porque así cuando todo el mundo venga a casa y vea su habitación se dará cuenta de lo ordenada y limpia que está el resto de la casa en comparación a su cuarto.

3. Provocar

Suele funcionar bien con personas orgullosas. Por ejemplo:  “Mira, da igual que no arregles tu cuarto, de todas formas no lo sabrías hacerlo bien”, “Seguro que no ordenas tu cuarto porque en el fondo no eres capaz de ser organizado” y “Me apuesto lo que quieras a que no eres capaz de mantener tu cuarto ordenado una semana entera”.

4. Crear misterio o curiosidad

Esta técnica suele funcionar con niños pequeños y también es muy utilizada en publicidad. Por ejemplo, decir de manera muy seria: “Sobre todo, por encima de todas las cosas, no abras esta caja” sin explicar por qué.

5. Ilusión de alternativas

Damos la oportunidad de tomar una decisión para que la persona se sienta menos presionada. Por ejemplo: ¿Quieres encargarte de ordenar la habitación o de limpiar el baño? ¿Qué quieres hacer primero? ¿ponerte el pijama o lavarte los dientes?