La carne de pollo es muy recurrente en nuestras viviendas, podemos encontrarla diariamente, ya sea a la plancha, en la sopa, con salsa o de maneras más elaboradas. Según el último Informe de Consumo Alimentario elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y alimentación, el 37% de los kilos de carne fresca consumida en el hogar es de pollo.
De esta manera, según el informe, cada español consumió durante el año 2018 una media de 12,57 kilos de pollo. El pollo es valorado como una opción sana y nutritiva, debido a que es una carne blanca con un porcentaje bajo en grasas, es rica en proteínas y su valor energético es relativamente bajo.
Cuidado si el pollo se pone malo
Pero hay que tener cuidado, pues a pesar de ser una carne sana hay que vigilar su estado, ya que al conservarla mucho tiempo en la nevera puede ponerse mala. De la misma manera, también puede llegar del supermercadocarne de pollo en un estado poco adecuado, por eso hay que vigilar y saber detectar cuándo es o no peligro para la salud.
El pollo crudo a menudo está contaminado con bacterias llamadas Campylobacter o bacterias Salmonella y Cliostridium perfringers, lo que significa que si se consume pollo crudo, poco cocinado o cualquier alimento o bebida contaminado con pollo crudo o sus jugos, se puede contraer una grave intoxicación alimentaria.
Cómo saber el estado del pollo que vamos a comer
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos ha elaborado una guía para ayudar a los consumidores a determinar si la carne se encuentra en buen estado o no. El primero, tal vez el más conocido, es revisar que la fecha de caducidad no haya pasado. Si la carne se congela puede mantener su buen estado durante un largo tiempo, pero si la carne se guarda en la nevera se recomienda consumirla en un máximo un par de días después de ser comprada.
Otras señales que la carne está en buen estado es que su piel debe ser lisa, fresca y húmeda con un color uniforme, entre amarillo y blanco, con una carne firme y unos muslos musculosos. Si el pollo huele agrio, tiene restos de plumas, manchas oscuras, una piel grisácea o verdosa y la carne tiene una baba pegajosa a su alrededor, no es una carne sana y por lo tanto no es muy recomendable para el consumo.
Otra recomendación que mucha gente no aplica es que no se debe lavar el pollo antes de cocinarlo. Mucha gente cree que se eliminan las bacterias acumuladas en la piel, pero en realidad solo se consigue extender los microorganismos que pueda contener. La mejor manera de acabar con los microorganismos es cocinar el pollo a una temperatura superior a 74 grados centígrados.