Tal y como llega, el amor también se va. Cuando es a la otra persona a la que se le acaba el amor, nos encontramos ante una duda de difícil respuesta: ¿cómo podemos desenamorarnos de alguien? Existen además otros muchos motivos por los que podemos acabar teniendo la necesidad de olvidar a nuestra ex pareja o a esa persona especial.
A continuación vamos a exponer algunos trucos y claves para pasar por este proceso de la manera menos dolorosa posible. Y es que aunque no sepamos de dónde viene, qué es y qué forma tiene, el desamor es uno de los acontecimientos que más sufrimiento nos provoca.
Desenamorarse “a la fuerza”
Existen infinidad de situaciones por las cuales caemos en la necesidad de olvidar a esa persona con la que hemos compartido tantos momentos. A priori y de la manera más simple posible, podríamos clasificar las causas del desenamoramiento forzoso en dos grupos.
En primer lugar, encontramos a esas personas que han tenido una relación sana, estable y perfecta pero que, en un punto determinado, han sido arrolladas por la rutina y la llama del amor se ha apagado. Y, como suele pasar, es probable que le suceda sólo a uno de los dos integrantes de la pareja, dejando al otro con “todo el amor que queda”.
Por otro lado, existen esas relaciones tóxicas que se extienden a lo largo del tiempo como un bucle sin final, en las que la premisa principal la podríamos resumir en un “ni contigo, ni sin ti”. En este tipo de situaciones, aunque el “amor”, la dependencia o la atracción física sigan existiendo, lo más saludable es alejarse y pasar página.
Sea cual sea el motivo que nos ha llevado a ese estado de desamor, la gran mayoría de personas llevamos a cabo las mismas acciones y focalizamos toda nuestra atención en la persona en cuestión.
Cuando la mente nos juega una mala pasada
Recuerdos, olores, lugares o música son solo algunos de los elementos que nos recuerdan a esa persona, y gran parte de todos esas reminiscencias escapan a nuestro control. Por ello necesitamos técnicas que consigan darnos control sobre lo que queremos pensar.
Es inevitable que en algunas ocasiones nuestro cerebro genere flashbacks que nos transportan de lleno a esos momentos en los que las cosas iban bien. Hay que tener en cuenta que es normal y con el paso del tiempo la frecuencia de este tipo de pensamientos idealizadores va disminuyendo.
Aun así debemos esforzarnos en no caer en hábitos como revisualizar constantemente fotografías, escuchar esa música que nos recuerda a nuestra ex pareja o utilizar las redes sociales como método de control. Lo único que conseguiremos con ello es que esa persona permanezca constantemente en el centro de nuestra conciencia y de nuestro foco atencional.
5 claves para desenamorarse de alguien
Si bien ya hemos comentado el importante papel que juega la atención en la difícil tarea de dejar de pensar en alguien, vamos a ver cómo podemos redirigir nuestro foco atencional a todas esas cosas positivas que fomentan nuestro bienestar psicológico.
1. Apartar de nuestra vida a esa persona
Dejar de tener contacto con esa persona es el primer paso para evitar que nuestros pensamientos divaguen, recuerden e imaginen situaciones acerca de todo lo que os unía. Varios días, semanas o incluso meses van a ser necesarios para que esa dependencia emocional empiece a diluirse.
Sabemos que nuestra mente por sí misma ya genera pensamientos y rememora recuerdos sobre esa persona; si además la tenemos delante, vamos a tener la necesidad de acercarnos, hablar y mantener contacto. Este contacto funciona como una droga.
Ver a esa persona es como aproximarnos a una droga adictiva: por el simple hecho de tenerla cerca vamos a experimentar una sensación de “craving” en la que el deseo intenso de consumirla va a dominar toda nuestra atención.
Es por ello de suma importancia alejarnos durante un tiempo, trabajar en nuestra autonomía personal y centrarnos en aquellos aspectos de la vida que nos proporcionan bienestar y nos empoderan.
2. Evitar el contacto visual y físico
En ocasiones no es tan fácil apartar a esa persona de nuestra vida y dejar de tener contacto. Trabajar juntos, acudir a la misma clase o vivir en la misma población, entre otros factores, hacen que evitar verla sea imposible. No obstante, aun en estos casos existen métodos para no caer rendido/a a sus pies.
El contacto visual y el físico hacen que la producción de oxitocina alcance grandes picos. Esta hormona está vinculada con el afecto y la confianza, y desde un punto de vista neuroquímico podríamos considerarla la más relacionada con el amor.
Así, cada vez que miras a los ojos o tocas a esa persona, tu organismo genera oxitocina; esto dificultará considerablemente desenamorarse de esa persona. Puede resultar muy difícil minimizar el contacto, pero ten en cuenta las posibles consecuencias negativas si no haces este esfuerzo.
3. Reinventar nuestra rutina
Si seguimos haciendo todo lo que hacíamos cuando estábamos enamorados, irremediablemente vamos a echar en falta a esa persona. Notaremos que un elemento importante falta y esto ralentizará nuestro objetivo de pasar página.
Por este motivo es importante retomar actividades que nos producían placer antes de conocer a esa persona o descubrir otras nuevas, ya sea un deporte que solíamos practicar, contactar con viejos amigos o apuntarnos a actividades que nos permitan interactuar con nuevas personas.
Además, el tiempo y tipo de quehaceres que llevamos a cabo cuando nos quedamos sin pareja pueden distar bastante de lo que se hace cuando sí la tenemos. Es importante aprovechar esto para que se reduzcan los pensamientos sobre esa persona al vincularnos a contextos nuevos y diferentes.
4. Fortalecer nuestra autoestima
A veces podemos sentirnos poco útiles después de un fracaso sentimental; pensamientos como “lo podría haber hecho mejor”, “ no me esforcé lo suficiente” o “fue mi culpa” dañan de manera directa nuestra autoestima.
Después de una relación, nuestra definición y rol como persona cambian: ya no somos “la pareja de…”. Ahora dependemos de nosotros mismos, los méritos son sólo nuestros y los fracasos también. Esto puede llevar a un sentimiento de soledad y a buscar rápidamente a alguien que nos haga sentir querido y acompañado.
Debemos desprendernos de ese miedo a estar solos y empezar a autoconocernos en este nuevo contexto. La fase de saber qué queremos, definir objetivos y plantear cómo somos es de especial relevancia para sentirnos a gusto con nosotros mismos a largo plazo y para afrontar posibles relaciones de una manera fuerte y segura.
5. Fomentar la autonomía
Ahora es el momento de explorar, de sentirnos libres, de hacer y deshacer todo lo que nos apetezca y de utilizar el método del ensayo y error para aprender. Dependemos de nosotros mismos y esto nos aporta un plus de independencia que estando en pareja queda algo difuminado.
Por lo tanto emprender actividades de manera independiente, valorar tu autosuficiencia y potencial como persona va a hacer que de repente, y después de un trabajo previo, empieces a quererte sin la necesidad de una pareja que lo haga.
Después de un tiempo de inestabilidad y desubicación, encuentras esos entornos y contextos en los que te sientes a gusto junto a esas personas que fomentan lo positivo de tu ser. Autoconocerse y gestionar las experiencias vividas antes de volverse a enamorar resulta muy beneficioso para posibles futuras relaciones.