Ir a la playa en verano es uno de esos gustos que todos queremos darnos. Sin embargo, el sol, la arena y el mar, también van acompañados de comidas específicas que apetecen en esos días.
Una de las cosas que hay que tener en cuenta es que no todas son igual de recomendables. Incluso aquellas que puedan tener varios beneficios en general contra algunas enfermedades, también pueden guardar otros peligros.
Es el caso, por ejemplo, del pescado, sobre todo el que se come frito. Un nuevo estudio determina que consumirlo en exceso puede aumentar el riesgo de padecer melanoma maligno.
La investigación que demuestra la relación entre el pescado y el cáncer
Han sido los investigadores de la Universidad de Brown, Estados Unidos, los encargados de llevar a cabo el estudio. Sus hallazgos se han publicado en la revista Cancer Causes & Control.
En el estudio los resultados confirmaron que el consumo excesivo de pescado podría estar relacionada con la aparición de melanomas malignos en el organismo. Para realizarlo, se analizaron datos de 491.367 personas adultas de Estados Unidos, valorando la frecuencia en la que consumían pescado, tanto frito como no frito, así como la proporción.
Además, tuvieron en cuenta factores como el IMC, el consumo de alcohol y tabaco, los niveles de ejercicio, el consumo de cafeína, así como de calorías consumidas. Por otro lado, se estudiaron los antecedentes familiares y los niveles medios de radiación UV recibidos.
De acuerdo con el estudio, el consumo de pescado no frito y atún incrementa el riesgo de padecer melanoma maligno, así como melanoma en estadio 0. Aproximadamente, el 1,7% de los participantes habían desarrollado dichas enfermedades.
Por el contrario, la incidencia es mucho menor entre aquellos que no abusan del pescado.
¿Por qué el consumo excesivo de pescado puede provocar melanoma?
La razón principal por la que el estudio muestra esta relación entre el consumo excesivo de pescado y el aumento de riesgo de melanoma se debe a los contaminantes que se encuentran en la mayoría de pescados.
Estos pueden ser policlorados, bifenilos, dioxinas, así como metales pesados, como el mercurio o el arsénico, entre otros. Siguiendo en la misma línea, cabe destacar que son varios estudios los que han concluido que, cuanto más pescado se come, más niveles de estos contaminantes existen en el organismo humano.
Limitaciones presentes en el estudio
A pesar de los resultados, otra de las cosas que hay que tener en cuenta es que el estudio cuenta con importantes limitaciones. Por ejemplo, no hubo análisis de las concentraciones de contaminantes que tenían los participantes que padecieron melanoma. Es decir, no se puede atribuir de forma directa el consumo de pescado con dicho tipo de cáncer.
Además, este se trata de un estudio observacional y no fue un ensayo clínico. Por ello, no se puede establecer una relación causal entre el riesgo de melanoma y el consumo de pescado. Por otro lado, no se tuvieron en cuenta factores como el color de cabello, los lunares, quemaduras solares anteriores o un exceso de exposición solar.
A su vez, el consumo diario de pescado se calculó tan solo cuando inició el estudio, no se mantuvo en el tiempo ni tampoco cuando terminó. Es decir, las dietas de los participantes podrían no ser como las que indica la investigación.
En definitiva, debido a estas limitaciones, los propios investigadores creen necesario continuar estudiando este fenómeno. Además, tampoco recomiendan que se cambien los hábitos con respecto al consumo de pescado. Al menos, hasta que exista una relación más clara.