El coma forma parte del espectro de alteraciones de la conciencia; en concreto, es el grado que sigue a la somnolencia, la obnubilación y el estupor. Sus causas, síntomas, pronóstico y recuperación son totalmente variables en función de diferentes factores.
Por ello vamos a revisar qué es el estado de coma o comatoso, cuáles son las causas que pueden provocarlo y los síntomas y signos que lo caracterizan. También explicaremos cuál es el tratamiento que se suele seguir en estos casos y qué pronóstico de recuperación se puede esperar. Nos centraremos de modo particular en hablar de la Escala de Coma de Glasgow, la principal herramienta de diagnóstico del estado vegetativo persistente.
¿Qué es el estado de coma?
El coma proviene de la palabra griega “koma”, que significa sueño profundo. En medicina, el coma hace referencia a un estado de extrema falta de respuesta, en el que la persona que lo sufre no muestra ningún tipo de movimiento o comportamiento voluntario. Puede producirse como resultado de una complicación de una enfermedad subyacente, lesiones o complicaciones en cirugías, entre otras causas.
Un individuo en coma profundo puede incluso no responder a los estímulos dolorosos. Asimismo, los reflejos normales también se pueden perder. El coma también es conocido como estado vegetativo persistente, siendo este totalmente diferente de la muerte cerebral. Sin embargo el estado de coma se encuentra, igual que la muerte cerebral, dentro de un espectro de alteraciones de la conciencia.
La muerte cerebral estaría en el extremo del espectro y en el medio se encontrarían estados como la obnubilación, la somnolencia y el estupor. Estas condiciones medias, a diferencia del coma, permiten aún al individuo responder a estímulos.
Las personas que se encuentran en coma están vivas, pero no pueden moverse o responder a los estímulos del entorno. Aunque las funciones cerebrales superiores se pierden, las más primarias como la respiración y la circulación siguen preservadas en cierto grado.
Causas y síntomas del coma
Hay una gran variedad de causas o condiciones que pueden comportar el coma. Estas pueden categorizarse en causas anatómicas y metabólicas.
Las causas anatómicas hacen referencia a condiciones que interfieren con la arquitectura física normal de las estructuras cerebrales humanes responsables de la conciencia (al nivel de corteza cerebral o del tronco del encéfalo). Las condiciones metabólicas, en cambio, son aquellas que cambian el entorno químico del cerebro, afectando de una manera negativa a la función de este.
Las posibles causas del estado comatoso incluyen diferentes síntomas, tales como una reducción de sustancias necesarias para el funcionamiento apropiado del cerebro como oxígeno, glucosa y sodio o la presencia de ciertas sustancias que interrumpen el funcionamiento de las neuronas. En este sentido, las drogas (incluido el alcohol) en cantidades tóxicas pueden provocar una disfunción neuronal (coma etílico).
Las sustancias acumuladas que pueden causar el coma incluyen amoniaco (enfermedad hepática), cetonas (diabetes no controlada) o dióxido de carbono (crisis asmática severa). Finalmente, los cambios en los niveles químicos cerebrales son provocados por convulsiones.
Diagnóstico: la Escala de Glasgow
La historia clínica y el examen médico son dos procedimientos indispensables en el coma. La Escala de Coma de Glasgow es un sistema de diagnóstico para pacientes en estado comatoso. Esta escala es útil para evaluar la profundidad del coma y, de forma indirecta, el pronóstico y la evolución del paciente.
Lo que hace la escala de Glasgow es asignar una cantidad diferente de puntos en cada examen, dividido en 3 categorías: apertura de ojos, respuesta verbal y respuesta motora. 15 es el número mayor de puntos que se puede obtener (funcionamiento más alto) y 3 la menor cantidad posible dada.
Una puntuación en la Escala de Glasgow de 3 a 5 puntos indicaría que el paciente ha sufrido un daño cerebral mortal, mientras que 8 o más puntos indican que las posibilidades de recuperación son elevadas.
En cuanto a otros métodos de diagnóstico del estado vegetativo persistente, las causas metabólicas se diagnostican a partir de análisis de sangre y de orina para evaluar la química de la sangre. Las causas anatómicas se diagnostican a partir de tomografías computerizadas (TC) o imágenes de resonancia magnética (IRM).
Tratamiento médico del coma
La atención del coma debe dirigirse a mantener la respiración y la circulación de la persona afectada, ya que es considerado una emergencia médica. Para ello puede ser necesario utilizar la intubación y la ventilación, la administración de líquidos por vía intravenosa y otros cuidados de apoyo.
En el caso de que el coma haya sido producido por traumatismos o lesiones, el cuello de la persona debe mantenerse estabilizado. Es extremadamente importante determinar rápidamente la causa que ha comportado el estado comatoso, ya que, si estamos frente a una afección reversible, podemos asegurar que esta sea tratada de inmediato.
Por ejemplo, una infección puede tratarse con antibióticos, un tumor cerebral puede ser extraído y una inflamación cerebral se puede reducir con ciertos fármacos. Asimismo, se pueden abordar diversos trastornos metabólicos suministrando al individuo la cantidad correcta de oxígeno, glucosa o sodio, tratar las enfermedades subyacentes en patologías hepáticas, asma o diabetes, y detener las convulsiones con medicamentos.
La glucosa, la vitamina B tiamina y el Narcan se administran con frecuencia en casos de coma debido a su baja incidencia de efectos adversos y a la posibilidad de una rápida reversión del coma en ciertas condiciones.
Finalmente, también se suele recurrir a fisioterapia rutinaria para prevenir a la persona de contracturas permanentes y deformidades en los huesos, las articulaciones y los músculos.
¿Cuál es el pronóstico en estos casos?
El pronóstico del coma depende de la causa, la gravedad y la localización donde se produjo el daño o la lesión cerebral. Sin embargo, si las áreas del cerebro se han dañado suficientemente, el individuo puede recuperarse del coma con discapacidades permanentes o incluso nunca recuperar la conciencia.
En el caso de una lesión cerebral menos grave, la persona puede llegar a recuperar la conciencia y todas sus habilidades cognitivas y físicas.
Si hay secuelas permanentes estas pueden ser físicas (como la parálisis de una pierna) o incluso pueden provocar un cambio en el funcionamiento intelectual y/o en la personalidad del individuo.
Los tipos de lesión cerebral más severos dan como resultado estados en los que la persona pierde toda la capacidad de autonomía y de funcionamiento en general. Una persona que ha sufrido una lesión cerebral tan grave puede permanecer en estado de coma indefinidamente; esta condición se denomina “estado vegetativo persistente”.