Paradójicamente y a pesar de los avances de la ciencia y de las campañas de prevención, en la actualidad, se está experimentando un aumento en el número de casos de contagios de enfermedades de transmisión sexual (ETS). Es posible que la pérdida del miedo al SIDA y las falsas creencias acerca de las ETS se encuentren a la base de estos hechos.
Una de las enfermedades con más número de contagios anuales es la clamidia. Esta infección puede afectar tanto a hombres como a mujeres y supone un gran peligro, ya que puede ser asintomática. A lo largo de este artículo, conoceremos qué es la clamidia y cuáles son sus síntomas, causas y tratamientos.
La clamidia es una infección considerada como una enfermedad de transmisión sexual (ETS) que es causada por una bacteria llamada Chlamydia trachomatis. Esta infección es una de las ETS más comunes en todo el mundo debido, en parte, que la mayoría de personas infectadas no desarrollan ningún síntoma, por lo que no se toman las medidas de precaución necesarias.
Habitualmente, los primeros síntomas aparecen al cabo de varias semanas tras la infección y, aunque los síntomas de la clamidia suelen ser diferentes en hombres y en mujeres, se caracterizan por ardor al orinar y secreciones vaginales y del pene, entre muchos otros que se describen más detalladamente en el siguiente punto.
En las mujeres, la infección por clamidia puede llegar a diseminarse al tracto genital superior, causando enfermedad pélvica inflamatoria, embarazo ectópico o, incluso, infertilidad. Asimismo, la infección puede llegar a expandirse alcanzando el sistema ocular. Cuando esto ocurre de manera repetida y sin tratamiento, puede ocasionar afecciones como tracoma o ceguera.
Entre las principales medidas de prevención del contagio de la clamidia se encuentran: no mantener relaciones sexuales mientras exista la infección y pasado un tiempo tras la finalización del tratamiento y el uso de preservativos.
Por suerte, la clamidia puede curarse con la administración de antibióticos específicos. Además, es recomendable que las parejas sexuales también sean tratadas aunque no presenten síntoma, ya que existe un alto riesgo de que estén contagiadas y que los síntomas no hayan aparecido.
Finalmente, aquellas personas con clamidia o que hayan sido contagiadas en el pasado, deberán realizarse pruebas diagnósticas para otras enfermedades de transmisión sexual como la gonorrea, la sífilis y el VIH, dado que el riesgo de estas aumenta con la infección por clamidia.
A pesar de que la mayoría de las personas con clamidia no llegan a presentar síntomas, estos pueden comenzar a aparecer entre 5 y 10 días después de contraer la infección. Además, tal y como se menciona en el punto anterior, los síntomas de esta enfermedad pueden ser diferentes en hombres y en mujeres.
Entre los principales síntomas y signos de la clamidia se encuentran:
En las mujeres, la clamidia puede manifestarse de las siguientes maneras:
- Dolor abdominal
- Secreción de grandes cantidades de flujo vaginal que puede ser de color amarillento y con mal olor
- Sangrado entre periodos
- Fiebre
- Incomodidad al orinar
- Ardor al orinar
- Dolor durante las relaciones sexuales y/o sangrado tras el coito
- Hinchazón vaginal y alrededor del ano
Por otra parte, los síntomas de la clamidia en hombres pueden incluir:
- Dolor y ardor al orinar
- Secreción del pene de una sustancia acuosa, lechosa o de pus
- Hinchazón y sensibilidad en los testículos
Al inicio del artículo ya mencionábamos que la clamidia es una infección causada por la bacteria Chlamydia trachomatis. Esta ETS es considerada como la infección sexual de origen bacteriano más común del mundo y puede llegar a afectar a varios órganos como el pene y la vagina, pero también el ano, los ojos, la garganta y el sistema reproductivo en general.
La principal vía de contagio de la clamidia es el contacto sexual oral, anal o genital sin protección. Además, la infección también puede ser transmitida de la madre al bebé durante el parto. Esto puede provocar complicaciones en el pequeño como una posible neumonía.
En el caso de la transmisión sexual de la clamidia, esta infección no presenta síntomas en, al menos, un 70% de las personas afectadas, por lo que estas pueden contagiar a la pareja sexual sin saberlo.
Para que la clamidia pueda ser contagiada de una persona a otra, el contacto entre una persona portadora y otra sana debe ser directo. Esto significa que la clamidia no puede ser transmitida ni por el aire, ni mediante el contacto con una superficie utilizada por la persona portadora.
Resulta de vital importancia que una persona con clamidia recurra a un tratamiento para esta a pesar de que no muestre ningún tipo de síntoma. El motivo es que, si no se cura, esta enfermedad puede presentar serias complicaciones como embarazo ectópico, infertilidad, uretritis o problemas en el sistema ocular.
En la actualidad, el tratamiento para la clamidia consiste en la administración de antibióticos específicos. Una vez iniciado el tratamiento, se recomienda que la persona se vuelva a realizar una prueba diagnóstica a los 3 o 4 meses para garantizar que la enfermedad ha sido curada por completo.
Los tratamientos farmacológicos para la clamidia puede incluir:
- Azitromicina
- Doxiciclina
- Eritromicina
- Levofloxacina
- Azitromicina en el caso de mujeres embarazadas
En algunos casos, el paciente puede presentar algunos efectos secundarios asociados a los antibióticos como: diarrea, dolor de estómago, problemas gastrointestinales o náuseas. Estos síntomas secundarios suelen aparecen de manera leve y temporal, desapareciendo con el paso del tiempo.
Dependiendo de los resultados de las pruebas diagnósticas utilizadas para la clamidia, es posible que la persona también reciba tratamiento preventivo para la gonorrea, ya que existen muchas probabilidades de que ambas bacterias se presenten de manera conjunta.
Al igual que ocurre con el resto de enfermedades de transmisión sexual, existen diversas formas de prevenir el contagio de la clamidia. Entre las principales vías de prevención de la clamidia se encuentran:
1. Uso de preservativos durante las relaciones sexuales
2. Uso de preservativos o de barreras o diques dentales durante el sexo oral
3. Realización de pruebas diagnósticas regulares
Para asegurarse de evitar la propagación de la clamidia, las personas contagiadas deben evitar mantener cualquier tipo de relaciones sexuales hasta que se complete el tratamiento y, para mayor seguridad, esperar a que pasen entre 7 y 10 días desde que este finaliza.