Durante el confinamiento son muchas las personas que han ganado peso. El agobio de estar encerrados en casa se ha traducido en una ansiedad por comer constantemente, llegando a aumentar el número de comidas y la ingesta calórica diaria.
Ahora que hemos recuperado la actividad física ha llegado el momento también de recuperar la alimentación sana y nutritiva, evitando la compra de ciertos productos que nos incentivan a comer mal y a deshoras.
Los cinco productos que debes evitar añadir en la cesta de la compra son:
Productos ultraprocesados
Los ultraprocesados contienen grandes cantidades de féculas, grasas, azúcares y sal, por lo que deben ser descartados de nuestra dieta.
Dentro de este grupo de alimentos encontramos los platos precocinados, fiambres, galletas, cereales refinados, pizzas, nuggets y una gran cantidad de snacks, como las bolsas de patatas fritas.
Es importante diferenciar los ultraprocesados productos de los procesados, que si son saludables porque no interfieren en la calidad del alimento: el aceite de oliva, los quesos artesanos, las conservas o los pescados congelados.
Las bebidas azucaradas
Son bebidas que no aportan nada bueno a tu alimentación y son perfectamente sustituibles por aguas aromatizadas con ingredientes naturales.
Aunque estas bebidas, con burbujas o sin burbujas, ya presentan formatos sin azúcar son productos que contienen numerosos ingredientes químicos y pueden estar endulzados con otros ingredientes como la sacarosa, glucosa, dextrosa o el jarabe de maíz.
Bollería industrial
Durante el confinamiento pudimos ver como la harina se convertía en uno de los productos más codiciados. Sin ir más lejos, el consumo de este producto aumentó hasta un 150% durante la cuarentena.
Parece que la gente, al tener más tiempo, estaba motivada por realizar productos caseros, una rutina que no deberíamos perder tras el confinamiento.
A partir de la harina se pueden elaborar múltiples alimentos de bollería, mucho más saludables y ricos que la bollería industrial, habitualmente cargada de grasas y azúcares.
Pan de harina refinada
Algo parecido sucede con el pan. Mejor si puedes hacerlo en casa a partir de ingredientes muy básicos como son la harina, el agua y la sal. Pero si decides comprar procura que sean panes integrales de calidad y no hechos a partir de harinas refinadas.
El pan integral no es menos calórico de por sí que el pan blanco, pero si es mucho más nutritivo. Su aporte de fibra es infinitamente superior y la sensación de saciedad es mayor.
El pan blanco tiende a elevar los niveles de glucosa en sangre, posibilitando que no nos sintamos llenos y tengamos una demanda de energía constante.
Sin embargo, para que un pan integral sea nutritivo debe contener un elevado porcentaje de harina integral.
No te fíes del envoltorio, sino de su etiqueta nutricional. Si está elaborado mayormente con sémola o harina integral en más de un 80%, según aconsejan los expertos, se tratará entonces de un pan de calidad
Pescados fuera de temporada
Todo ser vivo tiene su ciclo biológico y debemos respetarlo para comer productos naturales y sanos que no impidan la sostenibilidad del sector pesquero.
Aunque está claro que la estacionalidad de los alimentos no es tan rígida como antes, especialmente debido a los nuevos sistemas de producción y de conservación, siempre es preferible apostar por un producto fresco que esté en su punto óptimo de consumo.
En este momento, podemos disfrutar de los pescados azules tan ricos y nutritivos para nuestro organismo. Lubinas, caballas, sardinas, atunes… son algunas de las especies más sanas que podemos consumir esta temporada.