Se ha descubierto que un alimento que, en realidad, tendemos a consumir muy a menudo al creer que es una opción saludable, en realidad podría ser muy dañino para el páncreas.
De hecho, nos encontraríamos verdaderamente ante un producto muy común en la cocina española. Pero, sin embargo, un reciente estudio publicado en una revista científica lo vincularía con la aparición de diabetes tipo 2… ¿Cuál es? Vayamos por partes.
¿Sabes exactamente qué es la diabetes tipo 2?
Tradicionalmente, la diabetes se divide en diabetes tipo 1 y diabetes tipo 2. Sin embargo, según la comprensión actual, la diabetes es un grupo diverso de enfermedades metabólicas que están unidas por niveles elevados de azúcar en la sangre a largo plazo.
En el caso de la diabetes tipo 2, nos encontramos ante la conocida como “diabetes del adulto”. Consiste en una enfermedad insidiosa y grave. ¿Sabes exactamente por qué? Principalmente, porque sus síntomas se desarrollan lentamente y la persona se adapta a ellos y no necesariamente presta atención a sus síntomas.
Se diagnostica cuando el azúcar en la sangre se eleva por encima del rango de referencia, aparecen síntomas de otras enfermedades (como la arteriosclerosis o la disfunción renal o del sistema nervioso), las heridas cicatrizan mal…
¿Qué síntomas pueden advertir de la posible presencia de la diabetes tipo 2?
Principalmente fatiga, aumento de la sensación de sed, aumento de la producción de orina, pérdida de peso inexplicable, sensibilidad a la inflamación (especialmente candidiasis de los pliegues de la piel, infecciones dentales)...
En cualquier caso, es común que el diagnóstico de diabetes tipo 2 suele ser un hallazgo fortuito. No obstante, la diabetes tipo 2 se diagnostica mejor con una prueba de estrés de azúcar, pero también se puede diagnosticar en función de niveles elevados de azúcar en sangre en ayunas, mediciones aleatorias de azúcar
¿Qué alimento puede ser perjudicial para el páncreas?
Se trata originalmente de un alimento muy común en nuestra alimentación. No en vano, es incluso probable que lo hayas podido consumir hoy… Pero, ¿cuál es realmente? Se trataría del arroz blanco.
Y es que de acuerdo a un estudio publicado recientemente en la revista científica British Medical Journal (BMJ), el arroz blanco podría acabar dañando el páncreas. La clave, según los autores de dicho estudio (y como de hecho ya se sabía con anterioridad), la encontraríamos en el índice glucémico. Y también en el procesado del arroz blanco.
Ya se sabe que aquellos alimentos con un índice glucémico elevado (como también ocurre con el pan blanco, las patatas y los cereales de desayuno azucarados), originan un aumento del nivel de glucosa en sangre e insulina.
Esto no ocurre con los alimentos ricos en carbohidratos complejos (o hidratos de carbono complejos), que tienden a tener índice glucémico bajo, ya que se descomponen lentamente, causando un aumento más moderado de la glucosa tanto en la sangre como en la orina.
Durante el procesado del arroz blanco, se pierde la mayor parte del salvado que encontramos en el cereal, lo que aumenta su índice glucémico. No en vano, otros estudios anteriores también han señalado que el arroz blanco es perjudicial para el hígado.
Esto se debe a que, entre otros aspectos, su consumo aumentaría las posibilidades de padecer hígado graso. La culpa, por tanto, la encontramos en los almidones que se encuentran en el arroz.
¿Qué podemos hacer para no perjudicar a nuestro páncreas?
La clave estaría en sustituir el arroz blanco por el arroz integral. Este último que contiene una mayor cantidad de salvado y es muchísimo más rico en fibra, por lo que su índice glucémico es mucho menor.
Así, cada vez que nos apetezca consumir un poco de arroz, lo ideal es cambiar cualquier tipo de arroz blanco por su variedad integral. Que, además, será muchísimo más nutritiva, precisamente porque es rica en fibra (y, por tanto, en carbohidratos complejos).