Son muchos los días que uno llega a casa cansado, ya sea del trabajo o de tomar unas cervezas con amigos, y se encuentra ante el famoso problema: la cena.
Qué hacer de cenar es uno de los grandes dilemas de la gente. Si ya has gastado tiempo y talento en preparar una comida elaborada, ya no quedan ganas de cocinar por la noche. Así que el recurso que más se utiliza en nuestro país es recurrir al bocadillo.
Una cena no tan saludable: el bocadillo
Sobre todo en las cenas, nos solemos conformar con cualquier cosa que encontremos en la nevera. Una de las opciones más sencillas y comunes en los hogares es la combinación pan-jamón-queso-pan. Un bocadillo mixto de toda la vida y que siempre hemos tomado como un plato ligero y saludable.
El problema es que quizás hayamos estado engañados y este alimento no sea tan bueno para nuestra salud como creíamos. Analicemos ahora por qué el bocata no es una buena cena.
1. Abrimos el armario: pan de molde
Desde hace mucho tiempo se ha considerado el pan de molde como un alimento versátil y sano. En lo primero no hay quien lo discuta, pero en cuanto a sano... En la mayoría de ocasiones se utilizan harinas refinadas, que añaden al pan un alto índice glucémico.
El pan de molde se suele elaborar utilizando azúcar, aunque muchas marcas se han visto forzadas a retirarlo de sus etiquetas. El azúcar no es el único inconveniente de la base de nuestro bocadillo. Grasas refinadas, almidones y varios aditivos están presentes desde la primera rebanada de este producto ultraprocesado.
2. Con la nevera abierta: jamón
El jamón cocido, más conocido como jamón York o jamón dulce, lleva presente en los hogares muchos años y siempre ha sido considerado como un alimento "bueno". Pese a ello, se trata de una carne procesada, y como todas ellas, se recomienda evitarla.
A pesar de no ser sanos, entre los estantes del supermercado podemos encontrar de mejores y peores. Por esa razón, los más recomendados son los que se anuncian como jamón cocido extra, compuestos casi en totalidad de carne.
Los de peor calidad los encontraremos nombrados como «fiambres». Estos contienen un mínimo porcentaje de carne, que se substituye por almidones e incluso azúcares. El jamón dulce se categoriza como un alimento de calidad nutricional baja, y como el resto de carnes procesadas, su consumo aumenta el riesgo de la aparición de cáncer, como asegura la OMS.
3. En lonchas: queso
En principio, el queso es un alimento que, con moderación, es saludable por su aporte de grasas buenas y proteína. Pero todo depende del tipo y calidad de este aromático manjar. El preferido a la hora de preparar un bocata es el queso fundido.
Justamente el fundido, representa la peor elección que podemos tomar. Este queso, que encontramos en el supermercado en paquetes, contienen almidones, sales de fundido, proteínas de la leche y aditivos. Es decir, supone un procesado más en nuestra cena.
Ha caído un clásico
Con una sencilla suma de factores nos damos cuenta: el bocata que de tantos apuros nos ha sacado, es un enemigo más de nuestra nutrición. Aunque versátil, sus ingredientes de bajo valor nutritivo nos aportan principalmente cosas negativas. Aditivos, almidones, azúcares, carnes procesadas… una larga lista que tristemente deberíamos expulsar de nuestra dieta.
¿Cómo conseguimos una cena saludable?
Para seguir una alimentación saludable, la Universidad de Harvard recomienda dividir los platos de comida en tres. Una mitad está dedicada a fruta y verdura, un cuarto dedicado a proteína saludable y el cuarto restante a cereales integrales.
La cena no es una excepción de estas recomendaciones y hay que tratar de cumplir con estas proporciones. Encontrando el equilibrio adecuado podemos conseguir una cena ligera si ya hemos conseguido los nutrientes necesarios durante el día. Además, las cenas ligeras se relacionan directamente con una mejor calidad de sueño.