La celulitis, también conocida con el nombre de piel de naranja, es el resultado de un cambio estructural del tejido adiposo (es decir, de las diferentes reservas de grasa) que se encuentran ubicadas debajo de la epidermis.
Cuando se forma, le brinda a la piel una apariencia “abultada”, la cual es considerada en la mayoría de las ocasiones como antiestética. Suele ocurrir principalmente en la parte posterior de los muslos y en las nalgas.
Tal y como coinciden en señalar infinidad de estadísticas, la celulitis tiende a afectar casi de forma exclusiva a las mujeres, en las que los propios especialistas médicos la suelen considerar como un fenómeno fisiológico normal.
Esto significa que, de acuerdo a esas mismas estadísticas, alrededor de 9 de cada 10 mujeres se ven afectadas en algún momento de su vida. En el caso de los hombres, en comparación se estima que afecta únicamente a 1 de cada 50 hombres.
El momento de su aparición varía mucho de una persona a otro. En realidad, depende de muchos factores que, al final, pueden acabar agravando el problema.
Como manifiestan los expertos, no hay forma de deshacerse por completo de la celulitis, a menos que sea muy leve. No obstante, es posible que algunas personas sí consigan mejorar su apariencia cuando se aplica un tratamiento médico adecuado.
Pero el efecto de los tratamientos es temporal, de manera que es muy común tener que repetirlo para obtener un beneficio a largo plazo.
¿Cómo y por qué se forma la celulitis?
Las causas de la celulitis son, en realidad, multifactoriales. Es más, todavía no se encuentran del todo bien establecidas. Existen diferentes hipótesis. Aunque en todos los casos podría ser que estén involucradas reacciones inflamatorias.
Por otro lado, también se ha observado que las hormonas sexuales femeninas, la herencia, el ejercicio físico y la dieta tienden a influir en su aparición.
Debemos tener en cuenta que la celulitis implica un cambio en la estructura de la grasa que encontramos ubicada en la epidermis (esto es, en la propia superficie de la piel), justo debajo, en áreas específicas del cuerpo.
La grasa que se instala más profundamente, lo que en ocasiones es eliminada mediante liposucción, no tiene en realidad ningún tipo de efecto o aspecto en la piel.
Las células que sirven como reservas de grasa se encuentran alojadas dentro de pequeñas “cámaras” delimitadas por “paredes” de tejido conectivo elástico. Podríamos decir que la piel forma el “techo” de estas habitaciones.
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En presencia de la celulitis, aumentaría tanto el número de las células grasas como la propia retención de agua. Las “cámaras” se hincharon, las paredes se abultarían y, como resultado, tirarían de la piel, dándole una apariencia acolchada. Efectivamente, es el efecto que produce la celulitis.
En el caso de las mujeres, las hormonas femeninas, como el estrógeno y la prolactina (durante la gestación), contribuyen a la celulitis. La pubertad, el embarazo, la lactancia materna, la menstruación y la terapia con estrógenos suelen ser factores desencadenantes.
Estas hormonas tienden a estimular la acumulación de grasa, haciendo que el tejido conectivo, además, se vuelva menos flexible.
Por otro lado, también se sabe que el cuerpo femenino suele ser más sensible a la celulitis, porque contiene el doble de células grasas que el cuerpo masculino. Por otro lado, la piel de los hombres es más gruesa y sus células grasas son mucho más pequeñas y tensas.
La genética y la herencia suelen influir muchísimo en la formación de la celulitis, especialmente en el caso de las mujeres. De hecho, las mujeres cuyas madres han tenido la piel muy marcada por la celulitis tienen más probabilidades de verse afectadas a la vez.
Y las mujeres caucásicas suelen ser más propensas a tener celulitis que las mujeres negras o asiáticas, por razones que, al menos por el momento, se desconocen.
Principales factores de riesgo de la celulitis
Alimentación
Como ocurre con el sobrepeso y la obesidad, existen determinados hábitos alimenticios que pueden influir de forma directa en la formación de la celulitis.
Por ejemplo, el seguimiento de una dieta con alto contenido en carbohidratos (azúcares) y lípidos (grasas), además de baja en fibra dietética, pueden contribuir a la aparición de la celulitis. Y lo mismo ocurriría con ingerir una cantidad excesiva de sal.
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Falta de ejercicio físico
El seguimiento de un estilo de vida sedentario tiende a contribuir a empeorar la celulitis. Los músculos de las piernas tienden a actuar como una “bomba” para ayudar a que la sangre fluya por las venas.
De ahí que una masa muscular poco desarrollada ralentice la circulación de la sangre en las venas de las piernas (básicamente lo que los médicos conocen con el nombre de “retorno venoso”).
Tabaquismo
El tabaquismo, en especial la nicotina, altera el flujo de sangre en los vasos sanguíneos de pequeño tamaño, por lo que, al final, acaba disminuyendo la correcta oxigenación de los distintos tejidos corporales.
Píldoras anticonceptivas (o ciertos fármacos)
El consumo tanto de píldoras anticonceptivas como determinados medicamentos. Se incluyen los estrógenos, corticosteroides o antihistamínicos y pueden influir en la formación de la celulitis. En estos casos es recomendable preguntarle a nuestro médico o farmacéutico, sobre todo a la hora de obtener una mayor información.
Posibles consecuencias de la celulitis
Aunque principalmente la celulitis es sobre todo un problema estético, la realidad es que puede causar algunas molestias físicas, e incluso dolor.
Poco a poco, a medida que pasa el tiempo, la celulitis suele empeorar y se espesan, lo que aumenta la presión sobre las diferentes terminaciones nerviosas, ocasionando, además, hipersensibilidad en el área afectada.
En algunas mujeres, además, a la palpación o al tacto, o incluso un simple cepillado de las áreas donde se ha formado la celulitis puede producir, a veces, una sensación bastante dolorosa. Además, la celulitis más antigua (es decir, la que se ha formado hace tiempo) puede interferir con la circulación local del líquido linfático.
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¿Cuáles son los principales síntomas de la celulitis?
No hay duda: los depósitos de grasa debajo de la piel, que le dan el aspecto de piel de naranja, es uno de los síntomas de la celulitis más característico. Generalmente, la celulitis aparece en la parte posterior de los muslos, en las nalgas, el estómago, en la parte interna de las rodillas o en la parte superior de los brazos.
También es común sentir cierta sensación de constricción y pesadez, especialmente en las zonas del cuerpo donde la celulitis se ha formado). Igualmente, la sensibilidad a la palpación, o a la presión durante los masajes, también suele ser común. Incluso se pueden sentir calambres en las piernas.
¿Se puede prevenir la celulitis?
Como manifiestan los expertos, dado que, a menudo, entran en juego tanto factores hereditarios como biológicos, en la mayoría de las ocasiones tiende a ser imposible prevenir la celulitis.
No obstante, como ocurre con el sobrepeso y la obesidad, el ejercicio regular y el seguimiento de una dieta saludable ayudan a mantener el buen tono de piel. También repercute positivamente en el flujo sanguíneo, lo que ayudaría a reducir el riesgo de formación de la celulitis.
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Pero, en caso de que la celulitis ya haya aparecido en los glúteos, o en las piernas, sí existen algunos factores útiles para ayudar a que, al menos, no se agraven. Para ello, hay que tener especial cuidado con cualquier cosa que dificulte el correcto retorno de la sangre de las piernas al corazón:
- Utiliza ropa lo suficientemente holgada. Si la ropa aprieta demasiado en las piernas o en la cintura, es mucho más difícil que la sangre regrese al corazón a través de las venas. Por tanto, es fundamental usar ropa ligera, lo más cómoda posible.
- Varía la postura. No es muy aconsejable permanecer durante períodos prolongados de tiempo en una misma posición estática, independientemente de que sea sentados o de pie.
- Reduce y evita el calor. El calor tiende a dilatar las venas, mientras que el frío actúa tonificándolas y vigorizándolas. Por tanto, es aconsejable evitar duchas y baños muy calientes, sobre todo cuando se practican con cierta regularidad.
- Usa zapatos con tacones planos. Los zapatos con tacones planos ayudan a que los músculos de la pantorrilla trabajen más y, por lo tanto, son de cierta utilidad para que las venas puedan hacer su trabajo.
Tratamientos útiles contra la celulitis
No existe ningún tratamiento médico que pueda eliminar la celulitis. Los especialistas, por ejemplo, aconsejan actuar en varios frentes al mismo tiempo, sobre todo a la hora de conseguir el mayor efecto posible sobre la celulitis. Y algunos cambios en la dieta, así como una mayor actividad física suelen ser los primeros pasos a considerar.
No hay duda que, a día de hoy, el mercado de la celulitis ofrece una amplia variedad de productos y procedimientos, a menudo costosos, que podrían ayudar a mejorar la apariencia de la celulitis, aunque únicamente de forma temporal.
Se trata de cremas, geles, masajes vigorosos mediante aparatos específicos, tratamientos con láser, ultrasonidos o radiofrecuencia e inyecciones de sustancias en la capa superficial de la piel.
Por otro lado, la cirugía también puede ayudar a reducir algunos de los síntomas más comúnmente asociados a la celulitis.
Alimentación
Es imprescindible evitar el exceso de sal, lo que supone reducir al máximo el consumo de patatas fritas, comidas procesadas y ultraprocesadas, salsas. Estas tienden a contribuir a la retención de agua y a la congestión de los tejidos. En general, es imprescindible hidratarnos bien.
Por otro lado, seguir una dieta que proporcione nutrientes esenciales también ayuda a mantener la piel tonificada tanto como sea posible.
Ejercicio físico
Incluso aunque el exceso de peso no sea la causa específica de formación / aparición de la celulitis, es fundamental realizar ejercicio físico de forma regular. Nos servirá para fortalecer el tono muscular, así como mejorar la circulación sanguínea.
De hecho, cualquier tipo de actividad física que ayude a aumentar la frecuencia cardíaca y respiratoria (como el ejercicio aeróbico, caminar a paso ligero, trotar, andar en bicicleta, esquiar…) es realmente beneficiosa.
Eso sí, es imprescindible tener en cuenta un aspecto importante: la práctica de ejercicio físico que actúen fortaleciendo los músculos, especialmente en áreas concretas del cuerpo (como ocurre con los muslos, por ejemplo), no presentan efectos anticelulíticos.
Drenaje linfático manual
Consiste en una técnica de masaje basada en la práctica de movimientos realizados con mayor frecuencia por un masajista fisioterapeuta. El masaje estimula el retorno linfático, capturando con ello el líquido intersticial entre los diferentes lóbulos grasos y, por tanto, reduciendo el componente linfático del edema.
Se trata de una técnica que sí ha demostrado ser eficaz usando imágenes ecográficas tridimensionales, pero los resultados observados no son permanentes. De ahí que sea necesario renovar, de forma periódica, los drenajes linfáticos en asociación con otros tratamientos médicos, sobre todo con la finalidad de obtener un resultado duradero.
Presoterapia
Se trata de una especie de drenaje linfático automatizado mediante un masajeador neumático. Es una técnica especialmente útil cuando, además, se combina con el drenaje manual.
Electroterapia
Consiste en difundir una corriente galvánica en los diferentes músculos mediante agujas pinchadas cerca de los nervios, con lo que se consigue estimular los diferentes grupos musculares.
Esto es de mucha ayuda a la hora de tonificar todos los músculos, además de reducir, de forma ligera, los diferentes depósitos de grasa, mejorando incluso la microcirculación.