Del mismo modo que nos cambiamos la ropa interior a diario y lavamos con regularidad los pantalones, los jerséis o las camisetas que nos ponemos, no está muy claro cada cuanto tiempo se deben cambiar las sábanas, la almohada o su funda. Igualmente, que existen personas que de manera sistemática las cambian cada ciertos días, otras no tienen un hábito concreto.
Esta es una duda que muchas personas tienen, en especial aquellos jóvenes que acaban de independizarse y no prestaban atención a las costumbres de sus padres -costumbres que en ocasiones pueden resultar “malos hábitos” pese a la creencia de que se estaba en lo correcto. Lo descubriremos a continuación mostrándoos qué opinan los profesionales de la salud.
¿Cuánta suciedad acumulamos en la piel cada día?
Tal y como está establecido en nuestra cultura, un buen aseo personal evita una gran cantidad de patologías bacterianas a la vez que nos proporciona una buena imagen. Por lo tanto, si nos duchamos diariamente es porque queda implícito que el cuerpo genera células muertas y fluidos de manera casi permanente y que debemos eliminarlas para proteger al organismo de microorganismos indeseables.
Todas aquellas personas que deciden asearse por la mañana entran en contacto a lo largo del día con infinidad de bacterias y de sustancias químicas potencialmente nocivas para el organismo. Estas provienen tanto de la polución del ambiente como de las cremas corporales o de los productos cosméticos que podamos aplicarnos, entre otras muchas fuentes.
En el momento en que nos vamos a dormir estas sustancias están en la superficie de nuestra piel, como también lo están el sudor y los fluidos grasos que se generan durante el tiempo que permanecemos dormidas. Todo esto está en contacto directo con las sábanas, que en última instancia acaban recogiendo las bacterias que acumulamos en el día a día.
Esta reflexión se lleva a cabo en pocas ocasiones, ya que damos por hecho que con una correcta higiene de desmaquillarse o con un pijama limpio aseguramos un ambiente libre de bacterias, pero nada más lejos de la realidad.
Lo cierto es que cada noche las sábanas quedan impregnadas de piel muerta, pelos, sudor, maquillaje y suciedad. De ahí la importancia de cambiarlas de manera regular, pero, ¿con qué frecuencia exactamente?
La frecuencia recomendada para cambiar las sábanas
Con lo comentado anteriormente queda patente la importancia de una correcta higiene tanto de la ropa de cama como de los cojines o almohadas que entran en contacto directo con nosotros en el momento de dormir.
Profesionales de la salud como el doctor Philip Tierno, profesor de la Universidad de Nueva York, aconsejan cambiar las sábanas al menos una vez a la semana. El doctor Tierno coincide con muchos otros especialistas que avalan la idea de la necesidad de lavarlas como mínimo una vez por semana, ya que no hacerlo puede tener consecuencias negativas para el organismo.
De todos modos, está claro que la frecuencia en que se deben lavar las sábanas variará según el caso, fundamentalmente en función de las condiciones de la rutina del sueño de cada persona.
De este modo, las personas que duermen desnudas, sudan mucho o están enfermas deberán aumentar la frecuencia de cambio de sábanas, ya que estas se llenarán de células muertas y bacterias mucho más rápido, actuando casi como si de un pijama se tratase. Recordemos que el organismo desecha al día unos 10 gramos de piel muerta.
Las consecuencias negativas de no lavar las sábanas
No cambiar las sábanas con frecuencia conlleva peligros para la salud. Patologías infecciosas como los hongos, tanto en las zonas íntimas como en los pies, serán difíciles de eliminar si la higiene de las sábanas no es la adecuada debido a que estos microorganismos quedan en el tejido, lo cual favorece su proliferación.
Además, en el caso de tener heridas abiertas, la acumulación de bacterias y suciedad en las sábanas puede causar infecciones. También hay que tener en cuenta el riesgo de contraer virus que podrían prevenirse con una higiene adecuada de la ropa de cama. No olvidemos que en la cama dormimos unas 50 horas a la semana, tenemos relaciones sexuales y en ocasiones hasta comemos.
Por otro lado, las personas alérgicas a los ácaros del polvo pueden tener serios problemas si sus sábanas están sucias. Los ácaros del polvo se alimentan de todas las pieles muertas y sustancias de deshecho que el cuerpo libera debido a la regeneración celular; por lo tanto, no lavar las sábanas se traduce en la acumulación de ácaros y en el desencadenamiento de alergias y otros problemas respiratorios.
¿Cómo lavarlas de manera correcta?
Si bien es cierto que cambiar las sábanas es el primer paso para asegurar la higiene de nuestra cama, lavar la ropa del hogar de manera adecuada es el punto de inflexión para que todo tenga sentido y la higiene sea completa. No obstante, su correcto lavado puede resultar un misterio para muchos de nosotros.
Las sábanas deben lavarse a un mínimo de 60ºC: a esta temperatura las bacterias y los microorganismos que suelen posarse sobre las sábanas mueren y nos aseguramos de la limpieza de la ropa de cama antes de volverla a utilizar. Cuando se lavan a 30 o 40ºC las bacterias no mueren e incluso pueden reproducirse dado que esta es la temperatura idónea para que esto suceda.
Es por ello que no solo sirve con lavar la ropa de cama, sino que esto debe hacerse de manera cuidadosa, con detergentes adecuados que no agredan a la estructura de la piel y con una temperatura que permita aniquilar todos esos microorganismos que no logramos ver, pero que permanecen y se reproducen en nuestras sábanas. En este mismo sentido, tomar un baño antes de ir a dormir puede ser también recomendable