Si obviamos el agua, el café es la segunda bebida más consumida a nivel mundial, superada sólo por el té. No sólo es popular por sus efectos estimulantes, sino que también tiene una función social en muchas culturas.
En este artículo nos hemos propuesto explicar qué es el café, cuál es su historia, qué tipos de café hay y qué propiedades y efectos tiene en nuestro organismo. Nos centraremos tanto en sus beneficios como en los riesgos asociados a su consumo.
¿Qué es el café?
El café proviene del género de plantas conocido como “Coffea”. De entre los cientos de especies que pertenecen a este grupo, la Coffea arabica y la Coffea robusta son las variedades más relevantes para la elaboración de café.
La variante arábica es más difícil de cultivar pero proporciona más beneficios debido a su sabor suave y aromático, por lo que constituye aproximadamente el 70% de los cultivos de café a nivel mundial. Por su parte, la Coffea robusta es más resistente, como su nombre indica, y se utiliza sobre todo para el café instantáneo y para las mezclas.
Los granos de café se obtienen a partir de las semillas de estas plantas. En casi todas las variedades de café cada baya (o cereza) contiene dos semillas. Después de recolectar manualmente los granos maduros se dejan secar al sol entre 10 y 20 días, o bien se sumergen en agua, se despulpan y se fermentan. Estos procedimientos se conocen como “método seco” y “método húmedo”, respectivamente.
La producción de café se lleva a cabo en las regiones ecuatoriales. Los principales países exportadores son Brasil y Vietnam, seguidos por Colombia, Indonesia, Etiopía e India. Honduras, Guatemala y Perú también producen grandes cantidades de café.
Historia de esta bebida
El café es originario del África tropical. Se suele creer que el género Coffea surgió en la actual Etiopía, en el extremo este del continente, pero no está del todo claro.
El café fue exportado del África tropical hacia el norte, la India y Oriente Medio; desde aquí los cultivos pasaron a Europa y al Sureste Asiático.
Desde el principio se utilizó el café como estimulante, e incluso existen mitos antiguos que atribuyen a sus bayas propiedades curativas, energizantes y nutritivas de carácter casi mágico.
Los primeros registros que existen sobre el uso del café como bebida datan del siglo XV. Específicamente, se sabe que algunos monjes de Yemen bebían café como ayuda para concentrarse y meditar, especialmente durante la noche.
El café llegó a ciudades como Bagdad, Damasco, el Cairo, la Meca y Constantinopla desde Yemen. Fue en estos lugares donde se crearon las primeras casas de café, y desde donde se empezaría a exportar café de forma masiva.
Tipos de café
Los cafés se clasifican principalmente en función de dos criterios: su origen y su modo de preparación. Siguiendo el primero de ellos, podemos encontrar el café africano, el árabe, el asiático, el americano y el hawaiano.
En cuanto a la preparación, actualmente el café más popular es el expreso, que se obtiene utilizando un chorro de vapor a presión para extraer el sabor del café. Se puede tomar solo o con leche, dando lugar a variedades como el café con leche, el cortado o el capuchino.
Las cafeteras de goteo calientan agua para disolver el café y posteriormente lo hacen caer gota a gota en otro recipiente. Tradicionalmente el café se preparaba sin ayuda de ninguna máquina, tan solo con un recipiente; se conoce a esta variedad como café de puchero. Cada vez son más frecuentes el uso de máquinas de café que funcionan con cápsulas como, por ejemplo, el formato monodosis senseo.
Efectos y propiedades de la cafeína
Buena parte de las propiedades del café se deben a la cafeína, un compuesto químico que tiene efectos estimulantes a nivel fisiológico y psicológico. El té y la cola también contienen cafeína, por lo que sus efectos son similares.
La investigación en torno al café no es del todo concluyente por el momento, y existen datos contradictorios con respecto a sus propiedades y beneficios, si bien a grandes rasgos parece que sus efectos positivos son superiores a los negativos. En este apartado analizaremos la evidencia científica disponible en torno a esta bebida.
1. Reduce el riesgo cardiovascular
Aunque antes se creía que el café aumentaba la probabilidad de desarrollar enfermedades cardiovasculares, algunas investigaciones sugieren que las personas que consumen entre 1 y 3 tazas al día tienen un menor riesgo de infarto de miocardio y de fallo cardiaco. No obstante, no se ha podido establecer con claridad un vínculo causal, de modo que no conviene tomarse estos datos de forma literal.
2. Reduce el riesgo de diabetes
Según los estudios, tomar cantidades moderadas de café disminuye la probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2, una variante de esta enfermedad que suele producirse como consecuencia de la obesidad y el sedentarismo.
3. Tiene efectos diuréticos
El café irrita los riñones y hace que eliminen más líquido, aumentando la frecuencia de la orina. Estos efectos pueden empeorar los síntomas de las personas con problemas renales.
4. Podría prevenir el cáncer
Existen diversos metaanálisis que afirman que el consumo moderado de café se relaciona con un menor riesgo de cáncer de hígado y posiblemente también de otros tipos, aunque conviene más investigación para poder confirmar estas propiedades.
5. Empeora algunas alteraciones
Las personas que tienen migraña, trastornos del sueño o arritmia cardiaca pueden ver sus síntomas intensificados de forma aguda si toman café debido a los efectos estimulantes de la cafeína.
6. Provoca dependencia física
El consumo continuado y excesivo de café puede generar dependencia física y, por tanto, síntomas de abstinencia en caso de que se detenga. Estos efectos incluyen dolores de cabeza y cambios en el humor, como irritabilidad.
7. Causa estreñimiento
Aunque a corto plazo el consumo de café facilita la excreción, si se toma de forma muy frecuente la cafeína tiene un efecto deshidratante que puede endurecer las heces, haciendo que aparezca estreñimiento. Además sus propiedades laxantes dificultan la absorción de nutrientes.
Es necesario especificar que todas los beneficios anteriores son siempre con un consumo entorno a 2-3 tazas al día, ya que si se hace un consumo inferior no habrá ningún efecto. Por otro lado, si se hace un consumo desmesurado, tendrá efectos perjudiciales en la salud.