Con la llegada del verano y las vacaciones muchas personas deciden empezar alguna dieta. Y es que, aunque sea una época del año mucho más amena y en la cual tengamos mayor tiempo libre, para cumplir con este propósito se necesitaría empezar mucho antes.
De poco sirve hacer una maratón las semanas previas al verano si no hemos llevado a cabo unos correctos hábitos el resto del año. Por esta razón, los propios expertos de Harvard aseguran que, para adelgazar de forma definitiva, deberíamos hacer algo que hasta ahora quizás no hacíamos.
El truco definitivo para adelgazar sin necesidad de dieta, según Harvard
Nos disponemos a quitarnos de encima los excesos de todo lo que llevamos de año, y pasamos a la acción apuntándonos al gimnasio y empezando una dieta adicional. Aunque en parte estas dos cosas son beneficiosas, deberíamos revisarlo todo con más detalle.
Sí, cuidar lo que estamos comiendo y practicar ejercicio es la clave para mantener un cuerpo joven, sano y esbelto. Sin embargo, hacerlo con prisas no suele ser la mejor forma de conseguirlo y, mucho menos, a contrarreloj en verano.
Por ello, es necesario explorar otras vías para darnos cuenta de los errores que probablemente estemos cometiendo. Y es que las famosas 'dietas milagro' muchas veces no son tan milagrosas como su propio nombre indica.
Uno de los grandes fallos que solemos cometer es intentar hacer en poco tiempo lo que no hemos hecho durante el resto del año. Si lo pensamos detenidamente, es imposible conseguir el cuerpo que deseamos en tan pocos meses.
En la mayoría de casos, esas prisas y esos anhelos nos llevan a cometer errores que terminan produciendo lo que conocemos como efecto rebote. Y entonces ahí, vuelta a empezar: no solo nos sentimos incómodos con nuestro cuerpo, sino que además experimentamos resultados adversos.
Pero para que esto no ocurra, debemos ser conscientes de que todo lleva su proceso, y nuestro organismo también. Para ello, los expertos de Harvard han dado con un truco que, a priori, podría ayudarnos a conseguir nuestra meta.
Todo parece indicar que se trata de una solución efectiva y muy eficaz para perder peso. Además, es una tendencia que parece ser que casi nadie sigue en España. Y es que, cuando te expliquemos de qué se trata, entenderás el por qué.
Así pues, una posible causa que impide esa tan deseada pérdida de peso podría ser en la comida: pero ojo, no en lo que comemos... sino más bien cuándo lo comemos. Como podrás deducir, aquí los horarios podrían ser la clave.
En este sentido, Heidi Godman, editora ejecutiva en Harvard Health Letter, señala lo siguiente: "No basta con pensar en lo que comes para mantener un peso saludable. Cuándo comes, la hora del día, también es importante".
Como todos sabemos, en España tenemos las costumbres y los hábitos muy distantes de otros países en la Unión Europea. En consecuencia, mientras que en Alemania o Reino Unido cenan a las seis de la tarde, aquí lo normal sería retrasarlo hasta las diez de la noche.
Por esta razón, la tendencia de cenar tan tarde (especialmente en verano) hace que nuestro país tenga dificultades en seguir la pauta que señala Harvard. Sin embargo, en tu mano está empezar a seguirla si quieres comprobar los resultados. Por probar... ¡No pierdes nada!
¿Cuáles serían las conclusiones de esta hipótesis?
Tal y como comentábamos anteriormente, los investigadores de Harvard llegaron a la conclusión de que la hora a la que comemos podría ser determinante para perder peso. Pues bien, para confirmar esta hipótesis, dichos investigadores realizaron un estudio.
Para ello, contaron con la participación de 16 personas con problemas de sobrepeso y obesidad, las cuales fueron sometidas a dos tandas de comidas. Ambos programas de comidas (desayuno, almuerzo y cena) tuvieron una duración de seis días seguidos.
Pues bien, mientras que en el primer programa se realizaba la cena seis horas antes de irse a dormir, en el segundo esto se adelantó hasta dos horas y media antes. En ambos momentos, los expertos iban midiendo los mismos parámetros (hormonas reguladoras del apetito, temperatura, gasto calórico, etc).
Finalmente, y tras comparar ambos resultados, se llegó a la conclusión de que comer más tarde aumentaba el hambre de los participantes, además de disminuir el número de calorías quemadas y aumentar el almacenamiento de grasas.