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Antibióticos: qué son, usos, resistencia y efectos secundarios

Los antibióticos solamente deben administrarse bajo prescripción médica, de lo contrario se puede desarrollar resistencia a ellos.

Se dice que algunos de los mayores descubrimientos de la historia son fruto de la casualidad y aunque en muchos de los casos solamente se trata de leyendas, la historia del descubrimiento de la penicilina, el primero de los antibióticos, no se encuentra muy alejada de esta creencia.

Conocido por ser un poco descuidado, Alexander Fleming descubrió al volver de sus vacaciones que sus cultivos de bacterias habían sido atacados por un hongo: el Penicillium y a partir de ahí se desarrollaron los posteriores antibióticos. En este artículo dedicado ellos descubriremos qué son los antibióticos, tipos, usos y efectos secundarios de estos.

¿Qué son los antibióticos?

Los antibióticos son un tipo de fármacos antibacterianos de la familia de los antimicrobianos. Esto significa que son medicamentos utilizados en el tratamiento y prevención de infecciones bacterianas. Estos tienen la capacidad de matar o inhibir el crecimiento de las bacterias en el organismo.

Foto de recursos de un grupo de medicamentos de varios colores
Los antiinflamatorios deben administrarse correctamente porque tienen peligrosos efectos secundarios | OCU

En un organismo sano, el sistema inmune destruye a las bacterias antes de que estas se puedan multiplicar y causar ningún síntoma. Los glóbulos blancos se encargan de atacar a las bacterias nocivas y combatir la infección aún cuando estas ya han comenzado a provocar daños y síntomas en nuestro cuerpo.

No obstante, cuando la infección es muy potente y el número de bacterias sobrepasa las capacidades del sistema inmunológico es necesario administrar cierta dosis de este medicamento para ayudar a las defensas del organismo.

El primer antibiótico de la historia fue la penicilina, descubierta por el microbiólogo escocés Alexander Fleming en 1928. Los fármacos relacionados con la penicilina como la amoxicilina, la ampicilina o la bencilpenicilina son muy utilizados en la actualidad para tratar una amplia variedad de infecciones.

Clasificación de los antibióticos

Existen cientos de tipos diferentes de antibióticos, pero la mayoría de ellos pueden ser clasificados en seis grandes grupos. A continuación, se enumeran los distintos tipos de antibióticos existentes y sus nombres comerciales:

  • Penicilinas: comercializadas como amoxicilina o ampicilina, son ampliamente utilizadas para tratar infecciones como infecciones de piel o del tracto urinario.

  • Cefalosporinas: indicada para infecciones más graves como la meningitis, este tipo se vende bajo el nombre de cefalexina, entre muchos otros.

  • Aminoglucósidos: la tobramicina y la gentamicina son muy utilizados en el tratamiento de enfermedades graves como septicemia.

  • Tetraciclinas: conocidas comercialmente como doxiciclina, son utilizadas para tratar sobre todo afecciones como el acné y la rosácea moderada o grave.

  • Macrólidos: particularmente eficaces en el tratamiento de las infecciones pulmonares y de tórax, podemos encontrarlos bajo los nombres de eritromicina o claritromicina.

  • Fluoroquinolonas: vendidas como ciprofloxacina y levofloxacina, estos antibióticos de amplio espectro se administran para tratar una gran variedad de infecciones.

¿Para qué sirven? Usos

Habitualmente, los antibióticos se administran exclusivamente para tratar infecciones causadas por bacterias. Es decir, estos fármacos no son efectivos para el tratamiento de infecciones víricas. De ahí la importancia de realizar un correcto diagnóstico de la enfermedad.

Por ejemplo, la mayoría de las infecciones del tracto respiratorio superior, como el resfriado común, son provocadas por la aparición de un virus. Esto significa que estos fármacos no sirven para nada en estos casos.

El uso incorrecto de estos puede comportar el riesgo de que las bacterias se vuelvan resistentes a ellos | .

Tal y como se menciona en el punto anterior, los antibióticos de amplio espectro pueden ser administrados para tratar una amplia variedad de infecciones, mientras que el resto solamente son efectivos contra algunos tipos de bacterias.

Además de la resistencia a los antibióticos. Este es otro de los motivos por los cuales se desaconseja por completo la automedicación, a pesar de la administración de fármacos, puede que estos no sean efectivos contra una infección en concreto, lo que puede provocar que los síntomas se vuelvan más graves.

Tanto el abuso como el uso incorrecto de estos puede comportar el riesgo de que las bacterias se vuelvan resistentes a ellos y, como consecuencia, estos sean mucho menos efectivos.

En algunos casos, se pueden administrar antibióticos para prevenir infecciones en lugar de tratarlas. Por ejemplo, antes de una cirugía, se administran para prevenir posibles infecciones. Esto se conoce como uso “profiláctico”.

¿Qué es la resistencia a los antibióticos?

La realidad es que, aunque desde todas las organizaciones de salud se desaconseja la automedicación con antibióticos, son muchas las personas que se autoadministran estos medicamentos sin tener en cuenta que esto contribuye a aumentar el número de infecciones bacterianas que se vuelven resistentes a ellos.

Cuando tomamos más medicamentos de los necesarios, así como cuando los tomamos de manera incorrecta, las bacterias que provocan las infecciones pueden acostumbrarse a los efectos de estos y volverse resistentes. Esto implica que estos medicamentos dejan de hacer efecto y no son capaces de acabar con las infecciones bacterianas.

Según el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (CEPCE), la resistencia a los antibióticos sigue siendo una grave amenaza para la salud pública a nivel mundial. Se estima que, en la Unión Europea, durante el año 2012 hubieron 25.000 muertes a causa de infecciones bacterianas resistentes.

Imagen de un utensilio médico.
Para evitar la resistencia de las bacterias a los antibióticos, estos solamente deben tomarse bajo estricta prescripción médica | Canva

Efectos secundarios

Al igual que el resto de medicamentos, los antibióticos pueden provocar una serie de efectos secundarios que se pueden dividir entre efectos secundarios comunes y efectos secundarios raros.

Efectos secundarios comunes

A pesar de que estos efectos secundarios no tienen porqué ser preocupantes, si estos se agravan o permanecen más tiempo de lo habitual, es recomendable acudir a la consulta del médico para modificar la dosis o sustituir por otro tipo de fármaco.

Los efectos secundarios más habituales son:

  • Diarrea

  • Malestar general

  • Infecciones fúngicas en boca, tracto digestivo o vagina

Efectos secundarios raros

En cuanto a los efectos secundarios menos habituales de los antibióticos, si alguno de ellos aparece es necesario acudir de manera urgente a un centro de salud para ser atendido por el personal médico correspondiente. Los efectos secundarios raros incluyen:

  • Formación de cálculos renales

  • Coagulación anormal de la sangre

  • Sensibilidad a la luz solar

  • Trastornos de la sangre

  • Sordera

  • Inflamación intestinal o colitis

¿Qué precauciones se deben tomar durante su consumo?

Antes de iniciar un tratamiento con antibióticos, el paciente debe informar al personal sanitario de cualquier alergia, condición especial de salud u otros tratamientos tanto farmacológicos como naturales.

Además, algunos antibióticos como la penicilina pueden disminuir la eficacia de los anticonceptivos orales, por lo que resulta vital consultar con el médico que las ha administrado para evitar cualquier posible interacción.

En cuanto al consumo de alcohol, se desaconseja por completo la ingesta de bebidas alcohólicas el tiempo que dure el tratamiento. La combinación de ambas sustancias puede acarrear efectos secundarios muy molestos como:

  • Malestar general

  • Dolor de estómago

  • Sofocos

  • Dolor de cabeza

Finalmente, se ha observado que los antibióticos pueden ser transferidos al feto durante el embarazo y secretados junto a la leche materna. Por lo tanto, aquellas mujeres embarazadas o en periodo de lactancia deben consultar con el profesional sanitario los posibles riesgos para el feto que conlleva la administración de este fármaco.

Referencias bibliográficas

  • Leekha, S., Terrell, C. L. & Edson, R. S. (2011). General principles of antimicrobial therapy. Mayo Clinic Proceedings, 86(2): 156–167.

  • Aminov, R. I. (2010). A brief history of the antibiotic era: lessons learned and challenges for the future. Frontiers in Microbiology, 1:134.