La articulación de la rodilla es la más grande y una de las más importantes de la anatomía humana. Situadas entre los muslos y los segmentos inferiores de las piernas, las rodillas tienen un papel fundamental en el movimiento y su deterioro se asocia a enfermedades como la artrosis de rodilla, la bursitis o la tendinitis, entre otros problemas médicos.
En este artículo revisaremos las principales partes de la anatomía de la rodilla, focalizándonos en la descripción de los ligamentos, los huesos y los músculos que se asocian a esta articulación, que resulta especialmente compleja en comparación con otras partes del cuerpo humano.
Anatomía y partes de la articulación de la rodilla
La articulación de la rodilla es fundamental para la flexión y la extensión de la pierna, de manera que permite caminar, correr, saltar y otras acciones que implican el movimiento de las piernas. Esto es posible gracias a la conexión de los huesos de la rodilla con múltiples ligamentos y músculos.
En realidad la rodilla está constituida por dos articulaciones: la femorotibial y la femoropatelar. Por este motivo decimos que se trata de una articulación compuesta. La articulación femorotibial, que une el fémur y la tibia, es la más grande y relevante de las dos, mientras que la femoropatelar conecta el fémur con la rótula (el hueso redondeado de la parte anterior de la rodilla).
Se trata de una articulación sinovial; esto significa que la unión entre los huesos que conecta está protegida por una cápsula articular fibrosa llena de fluido sinovial, que reduce la fricción entre las partes óseas de la anatomía.
Cuando nacemos la rótula está constituida exclusivamente por cartílago, pero este se va convirtiendo en hueso entre los 3 y los 5 años. Esta osificación tardía en comparación con otros huesos del cuerpo humano se debe a su gran tamaño, que ralentiza el proceso.
Ligamentos de la rodilla
Los ligamentos de la rodilla estabilizan la articulación limitando el rango de movimientos que esta puede hacer, lo cual previene lesiones. Asimismo, estos ligamentos juegan un papel en la protección de la cápsula articular.
Al hablar de los ligamentos de la rodilla debemos distinguir entre los ligamentos intracapsulares y los extracapsulares (o bien “intraarticulares” y “extraarticulares”). Como su nombre indica, los ligamentos extracapsulares se sitúan fuera de la cápsula articular y los intraarticulares están en su parte interna.
Entre los ligamentos intracapsulares, el ligamento cruzado anterior y el posterior son especialmente importantes, como también lo es el ligamento transverso. Entre los extraarticulares podemos destacar el ligamento rotuliano o patelar, el ligamento tibial y los poplíteos.
Músculos de la rodilla y sus funciones
En cuanto a los músculos de la rodilla, se clasifican según la función o el tipo de movimientos en que participan, si bien algunos de ellos contribuyen en más de uno.
De esta manera se puede establecer una diferenciación entre los músculos flexores, los extensores, los implicados en la rotación externa y los que rotan internamente la rodilla. Por lo general los extensores se sitúan en la sección anterior del muslo y los flexores en su parte posterior.
El músculo sartorio, que se sitúa en la parte anterior del muslo, y el poplíteo, localizado en la parte posterior de la rodilla, son músculos flexores accesorios, pero también están implicados en la rotación interna. Por su parte, el bíceps femoral es un músculo flexor de la rodilla que también contribuye en la rotación externa.
Lesiones y trastornos comunes
El dolor de rodilla es uno de los tipos de malestar más comunes, sobre todo en personas de edad avanzada. Además de que es relativamente habitual lesionarse esta parte del cuerpo a causa de un golpe, también existen muchos casos de dolor por sobrecarga de la articulación o por el deterioro asociado al envejecimiento.
La artritis de rodilla es particularmente habitual, sobre todo en personas de edad muy avanzada y con obesidad. En estos casos se recomienda el reposo y el uso de bolsas de hielo para manejar el dolor y la inflamación, aunque en ocasiones puede ser necesaria la intervención quirúrgica.
Otros trastornos habituales de la rodilla son la tendinitis y la bursitis. La primera causa dolor asociado a la inflamación de un tendón, mientras que la bursitis se relaciona con la inflamación del saco de fluido sinovial situado entre la piel y la parte anterior de la rótula. La tendinitis suele ser causada o favorecida por el ejercicio físico intenso y el sobrepeso, mientras que la bursitis normalmente resulta de un traumatismo o de la sobrecarga de la rodilla.
Referencias bibliográficas:
Chhajer, B. (2006). Anatomy of Knee. Knee Pain. Fusion Books.
Flandry, F. & Hommel, G. (2011). Normal Anatomy and Biomechanics of the Knee. Sports Medicine and Arthroscopy Review, 19: 82-92.