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Primer plano de carne de cerdo encima de una tabla de madera

Alimentos crudos: ¿cuáles se pueden consumir y cuáles no?

Comer carne roja, de pollo, de pescado y otros alimentos crudos puede llegar a ser muy perjudicial.

El auge de ciertas dietas novedosas y formas de alimentación alternativas está difundiendo la idea en algunos sectores de la sociedad de que cocinar los alimentos, sobre todo las carnes y los pescados, es malo para la salud o bien supone una extracción de los nutrientes naturales del alimento.

Conviene desaconsejar este tipo de prácticas a cualquiera que tenga esas convicciones y recordar que el hecho de cocinar los alimentos crudos es beneficioso para nuestra salud, ya que previene de las intoxicaciones que pueden ocasionar la ingesta de ciertos alimentos crudos.

Los alimentos crudos y los nuevos hábitos nutricionales

Es un hecho que los hábitos alimenticios están cambiando. Cada sociedad adapta su dieta a sus valores y convicciones, así como a sus posibilidades materiales comunes. En nuestra sociedad se está convirtiendo en un hábito cada vez más extendido dejar de comer carne.

Desde hace unos años se está popularizando el crudiveganismo, un modo de vida que va más allá del veganismo y consiste en comer tan solo frutas y verduras crudas que no hayan sido cocinadas a más de 45 grados (ya que se considera que es la temperatura máxima a la que llegan los alimentos expuestos al sol).

Del mismo modo, desde el crudiveganismo se cree que cocinando los alimentos se les añade impurezas y se les extrae propiedades. Esta creencia también se está extendiendo en personas que tienen una dieta normal y comen de todo. Es por eso que el riesgo de contraer intoxicaciones es cada vez mayor por culpa de estas nuevas dietas.

El hecho de cocinar los alimentos tiene una función sanitaria aparte de la culinaria y gustativa. Cuando aplicamos un calor considerable a los alimentos, como puede ser el que desprende una plancha o bien el aceite caliente utilizado para freír, destruimos algunos microorganismos que pueden ser perjudiciales para el organismo bien causando una intoxicación o de cualquier otra forma.

Además de prevenir intoxicaciones, cocinar la comida tiene la función de hacerla más fácilmente digerible, así como masticable, y aporta texturas, olores y sabores que puede que en estado crudo este alimento no tenga. Por todos estos motivos conviene no consumir determinados alimentos crudos.

¿Qué alimentos no se deben consumir crudos?

Existen ciertos alimentos que no deben ser consumidos crudos bajo ningún concepto. Algunos son conocidos desde hace siglos a través del conocimiento popular y otros debemos consultarlos a los profesionales de la nutrición para asegurarnos.

Dos trozos de bacalao hechos a la plancha sobre una mesa de madera
No se debe consumir el pescado crudo | Getty Images

A continuación detallaremos cuáles son los alimentos que deben ser cocinados a la hora de comerlos, y que en caso de no hacerlo pueden poner en riesgo nuestra salud.

1. Carnes en general

La carne es uno de los alimentos con los que debemos tener más cuidado a la hora de prevenir cualquier problema, ya que suele ser el origen de la mayoría de intoxicaciones relacionadas con los alimentos.

Los mayores problemas con los que podemos encontrarnos con la carne son la bacteria E. coli, la listeria y la salmonella.

Para prevenir estos o cualquier otro tipo de problema relacionado, la carne debe cocinarse a una temperatura mayor de 75 grados; de esta forma se matan los microorganismos asociados a esas bacterias.

La carne puede comerse en su punto siempre que sea de buena calidad. Las hamburguesas, sin embargo, siempre deben consumirse cocinadas, ya que en la carne picada previa al cocinado se mezcla la carne del interior con el exterior y puede que la externa esté en mal estado.

2. Pescado

En el caso de los pescados y con el auge, en los últimos años, de la comida japonesa debemos prestar especial atención al parásito Anisakis.

Las recomendaciones que suelen dar los expertos para evitar este tipo de intoxicaciones son congelar el pescado a -20 grados un mínimo de 24 horas, en el caso del congelado en cámara frigorífica, o a -35 o menos durante un mínimo de 15 horas.

3. Carne de pollo

La carne de pollo es una de las más peligrosas a la hora de desarrollar contaminación bacteriana, según los expertos. Esta contaminación puede ser debida tanto a la bacteria campylobacter o a la salmonella como a los procesos de manipulación que se aplican a este tipo de carne.

Las recomendaciones habituales son cocinar la carne de pollo por completo y a 75 grados, ya que la mayoría de intoxicaciones alimenticias provienen de una mala cocción de este tipo de carne.

Además de eso conviene aclarar que lavar el pollo antes de cocinarlo no es aconsejable, ya que haciéndolo aumentamos el riesgo de propagar la bacteria campylobacter.

Otro consejo que aportan los expertos es guardar el pollo crudo en la nevera dentro de un recipiente y en una zona baja para que los jugos que pueda sacar no entren en contacto con otros alimentos.

4. Patatas

Las patatas constituyen otro alimento que debe ser cocinado antes de consumirse. El elemento que puede provocar una intoxicación por consumir patatas es el glucoalcaloide solanina, presente en la mayoría de tubérculos.

Patata Kenebec
No se debe consumir la patata cruda | Getty Images

Este componente resulta altamente tóxico para el ser humano, aunque no suele estar presente en la mayoría de patatas que se comercializan. Si vemos que la patata tiene un color verdoso intenso o un olor diferente conviene no arriesgarse y no consumirla.

5. Leche cruda

La venta y el consumo de leche cruda es una moda que está extendiéndose cada vez más. Lo que se hace normalmente es hervirla antes de consumirla para eliminar todo tipo de microorganismo nocivo.

No obstante, los profesionales de la salud recomiendan no consumir este tipo de leche, ya que el tratamiento previo al consumo que se le puede dar en casa dista mucho de ser 100% efectivo. Esto es debido a que no se disponen de todos las herramientas que sí tienen las industrias para tratar la leche como es debido con el fin de lograr un perfecto saneamiento.