La presencia de metales pesados en los alimentos que consumimos es una de las preocupaciones más grandes de los consumidores. Los riesgos de este tipo de elementos para la salud son enormes, y los científicos encuentran cada vez más evidencias respecto a este problema. Afortunadamente, los niveles de metales pesados considerados 'aceptables' han sido cada vez más restringidos por las autoridades, y los controles se han multiplicado.
Uno de los metales más conocidos, y a la vez más preocupantes, es el plomo. Se trata de un elemento tóxico para los humanos, que podemos encontrar de dos formas diferentes: orgánico e inorgánico. El primero es el más tóxico de los dos, y podíamos encontrarlo en la gasolina con plomo, hasta su prohibición.
¿Cómo llega el plomo a nuestro cuerpo?
Es precisamente la actividad humana una de las principales responsable de la presencia del plomo en el aire, el agua o el suelo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), este mineral consigue penetrar en nuestro organismo de tres formas distintas. En primer lugar está la inhalación de partículas de plomo, generados tras la quema de materiales que contienen este elemento.
En segundo lugar, la ingesta involuntaria de partículas de plomo, ya sea a través del polvo, el agua contaminada o los alimentos. Finalmente, la cosmética y las medicina también pueden ser una puerta de entrada del plomo a nuestro cuerpo. Es importante, pues, identificar aquellos alimentos que contienen mayores cantidades de plomo y moderar su consumo.
¿Qué alimentos contienen más plomo y perjudican a nuestra salud?
Algunos alimentos presentan mayores cantidades de plomo por su naturaleza, mientras que otros, como algunos pescados, lo van acumulando en su organismo a lo largo de sus vidas. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) concluyó que la mayor parte del plomo de nuestro organismo procede de los productos de panadería (8%).
El té también nos aporta alrededor del 6%, el mismo porcentaje que el que nos trae el agua del grifo. Por su parte, las patatas y los productos derivados suponen alrededor del 5%, mientras que los lácteos fermentados nos aportan alrededor del 4%. Finalmente, alrededor del 4% del plomo de nuestro organismo procede del consumo de cerveza.
Sin embargo, estos no son los alimentos que más plomo contienen de todos. Existen dos en concreto que asustan a los expertos, y cuyo consumo en exceso puede suponer un auténtico peligro para nuestra salud...
Los alimentos más contaminados por plomo
Si hay dos alimentos que contienen cantidades alarmantes de plomo, estos son el marisco y las carnes de caza. Las investigaciones más recientes han puesto de manifiesto que consumir cinco raciones de marisco a la semana incrementa la ingesta de plomo en un 25%. Esto se debe, principalmente, a los vertidos que muchas industrias han lanzado al mar, y cuyos residuos tóxicos acaben acumulándose en estos organismos.
En lo que respecta a la segunda fuente de plomo, la carne de caza, según la AESAN aquí el problema es uno bien diferente. En la caza, las presas generalmente son abatidas con munición de plomo, y no son pocos los fragmentos que quedan incrustados en su carne. "La fragmentación provoca que tanto en el lugar del impacto como en otras partes cercanas se encuentren restos de este metal", asegura el organismo.
Pero el problema no se limita a la carne, y es que, cuando los animales ingieren de forma involuntaria perdigones, el "plomo residual" también acaba en sus vísceras. En definitiva, la carne de caza es una fuente muy importante de plomo para aquellos que la consumen de forma asidua, sobre todo cazadores y sus familias.
¿Cómo evitar la contaminación por plomo?
Lo cierto es que los últimos datos de la OMS sobre el impacto del plomo no ha hecho sino incrementar la preocupación sobre este metal pesado. Esto se debe a que "no existe un nivel de exposición al plomo" que se pueda considerar seguro y sin efectos perjudiciales". Ahora bien, existen ciertas recomendaciones para reducir al máximo el riesgo y su presencia en los alimentos que consumimos.
Por ejemplo, en el caso de la carne de caza, se recomienda desechar la "zona de impacto" de la munición. Suele tratarse de carne decolorada, con restos de tierra, huesos o fragmentos de plomo muy evidentes. Vale la pena mencionar que lavar esas partes es un error muy grave, porque "se podría extender la contaminación al resto de la pieza".
Además, existen ciertos colectivos de riesgo, para los que se desaconseja el consumo de carne de caza o de marisco en exceso. Se trata de las mujeres embarazadas o en lactancia, así como los menores de 7 años.
Los peligros del plomo para los seres humanos
El plomo es un metal pesado que, de la misma forma que el mercurio, presenta riesgos importantes para la salud humana. Por ejemplo, según varios estudios, el plomo inorgánico es un compuesto con efectos carcinógenos en los humanos.
Pero la cosa no queda ahí, ya que también se le relaciona con efectos neurotóxicos por su fácil absorción y distribución por el organismo. Suele depositarse en el hígado, los riñones o los huesos, llegando a provocar enfermedades crónicas e incluso la muerte por fallos renales y cardiovasculares.
En el caso e las mujeres embarazadas, incluso incrementa el riesgo de sufrir un aborto. En niños, la acumulación excesiva de plomo puede generar efectos muy negativos en el desarrollo del cerebro, lo que implica una reducción del coeficiente intelectual y cambios de comportamiento.
El principal problema es que la mayor parte de las personas no es consciente de sus altos niveles de plomo. Hasta que la concentración no sea muy alta, no suelen aparecer síntomas, lo que dificulta la detección del problema.
En adultos, estos síntomas suelen ser la hipertensión, el dolor articular y muscular, el dolor abdominal o los problemas de memoria. En niños, además de las dificultades de aprendizaje que hemos mencionado, también suelen ser comunes los vómitos, la pérdida de apetito o las convulsiones. Afortunadamente, desde 2003 la presencia de plomo en los alimentos se ha ido reduciendo de forma evidente, y se espera que siga siendo así en los próximos años.