Muchas veces pensamos que las restricciones alimenticias en Europa o España son más duras que en otros continentes o países. En muchos casos es así, pero hay un alimento que difiere de esta norma: la leche cruda. El consumo de este alimento está mucho más regulado en países como Estados Unidos (EEUU), a diferencia de España.
En nuestro país, de hecho, la leche no pasteurizada está considerada apta para el consumo humano. Eso sí, como marca el Real Decreto 1086/2020, debe pasar controles muy estrictos para evitar posibles problemas de salud. Todo ello porque su consumo comporta riesgos serios, lo que ha llevado a algunos estados de EEUU a tomar una drástica decisión: prohibir su venta y distribución.
Diferencias entre leche cruda y leche pasteurizada
Antes que nada, tenemos que explicar la diferencia entre la leche cruda o no pasteurizada, y la que sí que lo está. Como vemos a simple vista, la diferencia se encuentra en la pasteurización.
Esto es un proceso térmico que se aplica a diversos alimentos para su mejor conservación. Consiste en calentar a altas temperaturas, en nuestro caso, la leche y enfriarla rápidamente después.
Seguidamente, se envasa o sella herméticamente por higiene y seguridad alimentaria. Con este proceso reducimos la posibilidad de que haya patógenos como las bacterias, en los alimentos procesados.
Así pues, la leche que compramos en el supermercado está pasteurizada y ha pasado por el procedimiento escrito. La leche cruda, sin embargo, no ha pasado por este proceso.
La leche cruda se hierve en casa
Aunque la leche cruda no esté pasteurizada para poderla consumir de manera segura, se tiene que hervir de todas maneras en casa. Este proceso vendría a ser muy parecido al que hemos descrito anteriormente. Es decir, las temperaturas elevadas acaban con la gran mayoría de microorganismos y su consumo es seguro.
No obstante, la precisión de los consumidores no es la misma que la de los expertos en este tema. Por eso hay algunas organizaciones que ven un serio peligro en la leche cruda.
Por ejemplo, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) apunta: “Creemos que la seguridad en el consumo no debería recaer en los consumidores”. Estas declaraciones del 2018 aseguran que deberían ser las autoridades quienes garanticen la seguridad alimentaria por encima de cualquier otro factor.
El principal riesgo de la leche cruda
Que se regule o prohíba la leche cruda para humanos en determinados países tiene que ver con los microorganismos. Al no estar pasteurizada, las bacterias y ostros organismos que puede contener no son erradicados.
El riesgo que esto supone es contraer diferentes bacterias y patógenos. Algunos de ellos son muy graves, como es el caso de la Salmonela, E. coli, Listeria, Campylobacter, entre otras. Además de todo esto, también existe la posibilidad de provocar intoxicaciones alimentarias.
De hecho, en el apartado de Seguridad Alimentaria del Misterio de Consumo encontramos: “La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) desaconseja el consumo de leche cruda sin hervir previamente, debido al riesgo de presencia de microorganismos patógenos”.
La Agencia de Medicamentos y Alimentación (FDA) es otra de las organizaciones que avisa de los problemas que puede conllevar beber leche cruda.
Listeriosis y embarazo
En el embarazo, beber leche cruda puede suponer un gran factor de riesgo. Las mujeres embarazadas pueden contraer listeriosis, algo que puede resultar fatal para el bebé. Y es que la mujer puede padecer un aborto espontáneo, que el bebé contraiga la enfermedad y, en el peor de los casos, que el bebé muera.
Así pues, se aconseja a las mujeres embarazadas no comer ni beber alimentos que provengan de leche cruda.
Argumentos a favor de la leche cruda
Aquellos que consumen o son vendedores de leche no pasteurizada, sin embargo, no piensan de la misma forma. Aseguran que esta contiene ciertos beneficios que se pierden durante el proceso de pasteurización. Pero el principal argumento para todos los que apoyan su consumo está en un supuesto sabor más bueno y natural.
Son muchos los que creen que la leche pasteurizada pierde parte de su valor nutricional, algo que los expertos descartan.
La mencionada FDA desmiente este último argumento, recalcando que se trata de un mito que mucha gente ha interiorizado. Sobre el sabor, esto ya depende mucho de la persona a la que se le pregunte.