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Un hombre repostando con una manguera negra de diésel a su coche azul

Alerta en las gasolineras de toda España por el 'timo del sonido' con el que ya roban

Los delincuentes recurren a nuevos métodos para estafar en las estaciones de servicio

El 'timo del sonido' se ha convertido en el último método empleado por los delincuentes para estafar en las gasolineras. Como suele ser habitual, cada vez recurren a sistemas más sofisticados para conseguir su propósito. De momento, ya han sido unas cuantas las estaciones de servicio perjudicadas.

Por lo general, casi siempre aprovechan los instantes de mayor afluencia de clientes para llevar a cabo sus trampas. Los empleados se ven obligados a atender a varias personas a la vez y en ocasiones un simple despiste les puede costar muy caro. 

Ese exceso de confianza que muestran a veces los encargados de las gasolineras puede ser aprovechado por los timadores. Unas veces consiguen introducirles billetes falsos o incluso les hacen creer que han realizado el supuesto abono del repostaje.

Recurren a los teléfonos móviles

Las autoridades denuncian un nuevo método de estafa que ha puesto en alerta a las gasolineras de todo el país. Gracias a él consiguen repostar sin necesidad de pasar por caja. Para ello se aprovechan de sus teléfonos móviles.

Por lo general, nunca echan más de 50 euros en combustible. Ya que de rebasar esa cuantía tendrían que introducir en el datáfono las claves. Lo que hacen es situar el terminal sobre el datáfono esperando a que suene el tradicional pitido de confirmación de pago.

Manos de un hombre con camisa azul pagando con tarjeta en un datáfono
Al pasar el móvil por el datáfono se produce el timo | Getty Images

Pero cuando el trabajador se encuentra en un momento de cierto agobio ante la acumulación de clientes no suele reparar en algunos detalles. Comprueba que se ha producido el sonido, pero en realidad el pago no se ha hecho efectivo. Se trata de un truco que emplean los delincuentes y que podría engañar a cualquiera.

Al parecer, tienen pregrabado el sonido de confirmación de cobro con tarjeta en el móvil. De esta manera consiguen hacerle creer al empleado que realizaron el abono. Ante las prisas del trabajador, lo más probable es que no se detenga a efectuar comprobaciones y pase a atender al siguiente cliente.

En vista de esto, la Policía indica que lo adecuado es que no se deje marchar a ningún usuario sin tener la confirmación del pago. Con tan solo revisar este paso nos ahorraremos un problema importante.

La estafa va más allá de las gasolineras

Explican que este tipo de timos se dan con mucha frecuencia en las estaciones de servicio. Sin embargo no es algo exclusivo de ellos. Después del buen resultado conseguido en las gasolineras, los estafadores también han ampliado su círculo de actuación.

Han puesto en práctica estas estrategias en otros locales comerciales. Por lo tanto, antes de dejar que el cliente se marche por la puerta, lo adecuado sería comprobar en el ticket el abono.

Una mano sujetando una manguera de diésel en una gasolinera
Los delincuentes realizan la estafa en los momentos de más afluencia de gente | Getty Images

Está claro que en muchas ocasiones los responsables de las estaciones están totalmente desprotegidos. Al mismo tiempo que se encargan de llenar los depósitos tienen que realizar los cobros. Y en las horas de máxima afluencia tienen que multiplicarse.

Pero desde hace tiempo las gasolineras se han convertido en un espacio propicio para los delincuentes y amigos de lo ajeno. Hace meses, la Policía también advertía de los robos que se producían en el interior de los coches. Aprovechaban un momento de descuido, mientras se iba a pagar el repostaje para llevarse las pertenencias que hubiera en los asientos.

Por lo general trataban de quitar los bolsos y aquellos objetos de valor que pudieran tener al alcance. De ahí que desde la Comisaría hicieran un llamamiento para extremar las precauciones en estos sitios.

Nunca estaría de más cerrar las puertas cuando nos ausentáramos durante un rato. En apenas unos segundos actúan con mucha discreción y sin que nos demos cuenta.