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Sandías cortadas en cuartos y rodeadas de otras frutas en un supermercado

Un agricultor español hunde a los súpers porque 'prefieren' las sandías de Marruecos

Regala 100.000 kilos de sandía por la bajada de precios: "Una auténtica ruina"

El problema que padecen los agricultores españoles es de órdago. Muchos de ellos han visto como miles de melones y sandías llegados de Senegal o Marruecos han sido etiquetados de forma ilegal como producto nacional.

Manuel Puertas, un agricultor de Motril (Granada), se ha hecho famoso en los últimos días después de tomar una decisión férrea. Y no es otra que regalar 100.000 kilos de sandías que había cosechado en esta temporada tras la caída de los precios.

El caso es que Manuel ha denunciado que no ha logrado que ningún comercializador prefiera su producto frente al que viene de África. Recordemos que, allí, la mano de obra es 10 veces más barata que en España.

Manuel, contra los supermercados españoles: Una "ruina" para los agricultores

Este hombre critica que los supermercados de nuestro país antepongan importar para modificar notablemente la oferta y los precios. Con todo, Manuel sabe que no puede hacer otra cosa que regalar esa cantidad ingente de sandías antes de que se pudran.

Sandías enteras amontonadas junto a un cuarto de sandía
El agricultor denuncia las prácticas de las comercializadoras | Getty Images

"La gente ya se ha llevado 80.000 kilos", cuenta en La Razón, mientras lamenta haber perdido "entre 25.000 y 30.000 euros. Es una auténtica ruina". Este agricultor granadino afirma que los supermercados prefieren comprar las frutas de Marruecos por su coste de producción reducido.

"Lo nuestro lo mandamos fuera, que es lo bueno, o lo tenemos que tirar y nosotros nos traemos la basura que no quieren otros países para venderla aquí. Somos moneda de cambio, cuando hay una ley que dice que no podemos vender a pérdidas, pero no la están cumpliendo", desliza.

Obligado a regalar 100.000 kilos de sandías antes de que se pudran

Tras conocer su caso, muchos vecinos han intentado compensar sus pérdidas de alguna manera pagándole un porcentaje, pero no ha sido suficiente.

Cuenta Manuel que hay muchos más afectados en su localidad. "En el pueblo somos cuatro que estamos en la misma situación. Y en todo el área unas 100 personas que han tenido que abrir las puertas o meter el ganado para que se coman las sandías".

"Esto está afectando al pepino, a la judía, al melón, al tomate y a otros muchos productos. Estamos vendiendo a pérdidas", explica.

Manuel denuncia igualmente el problema del fraude del etiquetado de las sandías y melones procedentes de África. "Algunos empresarios españoles van a Marruecos, cultivan allí, se lo traen para España y cuando llegan a los almacenes cierran las puertas. Le cambian la etiqueta y ponen que es producto español", asegura Manuel.

Andrés Góngora, responsable de frutas y hortalizas de COAG, cuenta que el pequeño productor español no se va a Marruecos. Eso sí, para las empresas que quieren invertir allí es fácil porque la normativa europea es más férrea.

Persona cogiendo media sandía del estante de un supermercado

Las comercializadoras prefieren las frutas y verduras del extranjero | Getty Images

"La mano de obra es 10 veces más barata en Marruecos que aquí"

"Europa se está pegando un tiro en el pie, estamos compitiendo con normas locales en un mercado global. Hay productores que tendrán que cesar su actividad".

"Ya ha pasado con la judía verde, cuya producción ha desaparecido en España porque requiere mucha mano de obra, algo que es 10 veces más barato en Marruecos que aquí", lamenta.

Un 66% de las sandías que se importan en España llegan de Marruecos y Senegal. José Ugarrio, técnico de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA), expone que las importaciones de estos países han crecido un 60% desde 2018.

"El mercado está saturado de importaciones y con la caída de las temperaturas el consumo de sandía y melón se ha paralizado. Por lo que el precio en origen ha caído de forma radical", ha sostenido.

Manuel denuncia igualmente que "lo que no puede ser es que a mí me pague 20 céntimos por kilo de sandía. Y en el supermercado lo vendan a 1,20, 1,40 o 1,60 euros. Los agricultores somos el principal eslabón de la cadena, pero también el último".