Según ha comunicado AECOSAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición), multitud de productos pesqueros contienen mercurio, un contaminante medioambiental. Así lo han anunciado mediante una alerta sanitaria. Ya hace 18 años, en 2001, entonces AESAN, recomendó controlar el consumo de pescado dependiendo del tipo de población. Advertían sobre todo en niños de hasta 3 años, mujeres que estaban o planeaban estar embarazadas y madres en periodo de lactancia.
Gracias a los avances científicos y a la nueva información disponible, AECOSAN ha podido actualizar las pautas para los consumidores y advierten que, aunque no exista riesgo, sí hay unas ciertas limitaciones que debemos seguir.
Desde hace lustros se conoce que se puede encontrar mercurio en los alimentos, pues este contaminante se genera de manera natural y se halla en la corteza terrestre. Pero la influencia del ser humano ha hecho que el mercurio haya accedido al pescado, ya que los animales lo consumen y nosotros consumimos a animales que previamente se han alimentado de animales o plantas con mercurio.
Tipos de peces
Como sabemos, el mercurio está presente en aguas dulces y saladas, esto afecta, pues, a ríos y mares. Los peces, que viven en ellos, están absolutamente expuestos. Además, existe más concentración dependiendo de a qué posición en la pirámide alimenticia se encuentre. Es decir, un gran depredador tendrá en su cuerpo más cantidad de mercurio, pues se ha alimentado de peces más pequeños, los cuales también contenían mercurio.
Los peces que más cantidad contienen son: el tiburón, el atún rojo, el lucio y el pez espada. Con todo, los peces que siguen siendo seguros en el ámbito alimenticio son: la solla, el cangrejo, el fogonero, la carpa, la trucha, la pota, el boquerón, la anchoa, el abadejo, el arenque, la sardinopa, el salmón, el pulpo, la merluza, el merlán, el mejillón, la cañadilla, la jibia, la pescadilla, el chipirón, el berberecho, la caballa, el calamar, el carbonero, la bacaladilla, el camarón, la chirla, el choco, la almeja, la cigala, la dorada, el ostión, la navaja, la coquina, la sepia, el espadín, la gamba, la pescadilla, el salmón, la merluza, la quisquilla, la limada, el lenguado europeo, el langostino, la langosta y el jurel.
Cualquier raza o tipo de pescado que no aparezca en las dos listas anteriores es considerado como pescado con «contenido medio» de mercurio. Este fenómeno se llama bioacumulación. El consumo en exceso de mercurio puede afectar al sistema nervioso central en desarrollo de los seres humanos. Se puede dar de manera directa, consumiendo alimentos con alta concentración de mercurio, o de manera indirecta, pues el metal atraviesa la placenta materna.
Nuevas pautas
AECOSAN ha dividido a la población en «vulnerable» y «general». De esta manera ha podido segmentar a la población, dependiendo de los riesgos que conllevan para ellos la cantidad de pescado consumido.
En cuanto a la población «vulnerable»: se trata de mujeres que están o planean estar embarazadas, mujeres en periodo de lactancia, niños de hasta 10 años y niño de entre 10 y 14 años. Los pescados con niveles elevados de mercurio deberían limitarse a 120 gramos mensuales, mientras que los que tienen un contenido bajo o medio, a 3-4 raciones por semana.
En cuanto a la población «general»: se trata de todas aquellas personas cuyo perfil no se corresponda con el de población «vulnerable». Se aconsejan entre 3 y 4 raciones semanales, variando las especies de pescado consumidas.