En los últimos años han aparecido varios estudios científicos que defienden la eficacia de la acupuntura, un método ancestral de la medicina tradicional china, en el tratamiento de todo tipo de dolores o como terapia coadyuvante para terapias contra el cáncer.
No obstante, fiarse de los estudios sin analizarlos en detalle puede ser problemático y engañoso ya que hay que tener en cuenta los intereses que se ocultan detrás de este tipo de investigaciones y la frecuencia de los fallos metodológicos, que pueden o no ser voluntarios.
Teniendo todo esto en cuenta, en este artículo nos proponemos contestar a una pregunta relevante: ¿la acupuntura funciona realmente o es una estafa?
¿Qué es la acupuntura? ¿En qué consiste?
La acupuntura es una de las prácticas médicas más antiguas que conocemos en la actualidad. Se cree que empezó a desarrollarse en el amplio territorio que hoy se incluye dentro de China; la descripción sistemática más antigua de la que tenemos constancia se encuentra en un libro de medicina tradicional datado en el año 100 a.C., aproximadamente.
No obstante, y como sucede con gran frecuencia al investigar la historia de métodos y remedios tradicionales, las fuentes y opiniones son muy contradictorias; distintos autores proponen orígenes mucho más antiguos o bien más recientes. Probablemente el origen de la acupuntura se relaciona con el de las sangrías o extracciones de sangre con propósitos terapéuticos.
Se trata de un método que consiste principalmente en insertar agujas en determinadas partes del cuerpo con el objetivo hipotético de restablecer el equilibrio energético. En este sentido es relevante describir los conceptos principales de la teoría pseudocientífica en que se apoya la acupuntura.
Los 361 puntos acupunturales o “xue”
En la medicina tradicional china se usa el término “xue” para hacer referencia a cada uno de los 361 puntos del cuerpo en los que se considera terapéutico insertar las agujas características de este método tradicional. Lo mismo se aplica en el caso de la moxibustión, que se basa en la utilización terapéutica de hojas de la planta Artemisa vulgaris.
La hipótesis básica con respecto a estos puntos es que a través de ellos se puede controlar el flujo del Qi o Ch’i, que se concibe como la energía vital. Según las tesis de la acupuntura y de la medicina tradicional china en general, el contacto con estos puntos (sea mediante agujas, masajes u otros métodos) puede equilibrar el organismo y curar las enfermedades.
Se han descrito tres tipos de puntos acupunturales: los regulares o principales, los extraordinarios y los A-shi. Los primeros son los que se asocian a los 14 canales, meridianos o “qing” por los que fluye el Qi, mientras que los extraordinarios son el resto de puntos cuando se encuentran en condiciones de normalidad; por último, los A-shi son puntos dolorosos derivados de patologías específicas.
Beneficios que se atribuyen a esta terapia alternativa
Entre las alteraciones que se tratan con acupuntura encontramos fenómenos de tipo tensional como el insomnio, la ansiedad en general y los dolores de cabeza, tanto cefaleas como migrañas. Por otra parte, en ocasiones se habla de las propiedades adelgazantes de la acupuntura -que no han sido confirmadas por la investigación.
También encontramos múltiples referencias a los supuestos beneficios de esta terapia alternativa en trastornos musculares que se suelen tratar mediante fisioterapia, como la fibromialgia y las cefaleas tensionales.
Algunos estudios y metaanálisis han encontrado que la acupuntura podría ser útil como terapia complementaria para tratar dolores en la cabeza, en la parte baja de la espalda y en las articulaciones, así como para aliviar el dolor y las náuseas asociadas a la quimioterapia para el cáncer. No obstante, la mayoría de los estudios disponibles son metodológicamente pobres.
Aunque se ha aplicado a todos estos trastornos y a muchos otros, no hay ninguna prueba de que la acupuntura tenga utilidad en casos de neuropatía periférica, adicciones a sustancias, angina de pecho, epilepsia, síndrome premenstrual, dismenorrea (dolor menstrual), enfermedad de Parkinson, esquizofrenia, TDAH o síndrome del túnel carpiano. Lo mismo sucede en el caso de la obesidad.
Evidencia científica: ¿funciona realmente o es una estafa?
Los estudios científicos que se han llevado a cabo en torno a las hipótesis de la acupuntura y de otros métodos de la medicina tradicional china no han podido demostrar la existencia del Qi, de los meridianos ni de los puntos acupunturales; no obstante, que su base teórica sea errónea no implica que la acupuntura sea una estafa -aunque sí que se trata de una pseudociencia.
Al intentar explicar la aparente eficacia de la acupuntura partiendo de las neurociencias, hay quien la ha asociado a la estimulación de los xue o puntos acupunturales. Se ha propuesto que estos puntos son zonas del cuerpo en las cuales los nervios, el tejido muscular y el conectivo pueden ser estimulados para disparar los procesos autorreguladores naturales del organismo.
Así, el contacto con los puntos acupunturales podría incrementar el flujo sanguíneo en la región relevante. Además se ha dicho que de este modo nuestro organismo liberaría opioides, sustancias naturales con efectos analgésicos. En cualquier caso, estas hipótesis no están en absoluto demostradas.
Resulta difícil delimitar el grado de eficacia de la terapia acupuntural debido a la relativa complejidad y arbitrariedad de los procedimientos. No obstante, los estudios disponibles sugieren que el punto en que se inserten las agujas no es relevante: esto indicaría que la eficacia de la acupuntura es equivalente a la del placebo, si bien puede ser útil para algunas personas, principalmente a causa de la sugestión.