La hormona adrenocorticotropa es una de las sustancias químicas que secreta la hipófisis, también conocida como glándula pituitaria, un órgano muy pequeño que se encuentra dentro del hipotálamo y que es un componente fundamental del sistema endocrino, relacionado con las hormonas.
La corticotropina se encarga de estimular la actividad de las glándulas suprarrenales, también llamadas glándulas adrenales, que son dos pequeños órganos que se encuentran sobre los riñones y que liberan las hormonas esteroideas, la epinefrina (adrenalina) y la norepinefrina (noradrenalina).
Específicamente la función de la ACTH es liberar dos hormonas del grupo de los glucocorticoides, el cortisol y la corticosterona, que se secretan como respuesta al estrés y participan en el metabolismo de las grasas, las proteínas y los carbohidratos.
Así mismo, la hormona adrenocorticotropa se encarga de liberar otras hormonas del grupo de los mineralocorticoides y los andrógenos de la corteza suprarrenal, por ejemplo la dehidroepiandrosterona y androstenediona, que son sustancias precursoras de los andrógenos y los estrógenos.
Generalmente la secreción de ACTH es intensa por la mañana y disminuye de manera progresiva durante el día, pero también suele aumentar cuando hay estados de estrés, fiebre o hipoglucemia, así como en intervenciones quirúrgicas complejas.
Entre los grandes descubrimientos del siglo XX, la neurociencia y la endocrinología lograron detectar de qué manera participan algunas hormonas en nuestras actividades diarias y también en la composición de nuestro organismo, entre esas hormonas se descubrió la hormona adrenocorticotropa.
No solo eso, sino que además descubrieron que la ACTH y otras hormonas podían ser producidas de manera artificial y administrarse a personas con niveles bajos. Para llegar a este conocimiento fue necesario localizar las estructuras cerebrales que hacen que se conecte nuestro sistema hormonal con nuestro sistema nervioso.
Justo en el centro de nuestro cerebro se encuentra una estructura llamada diencéfalo, relacionada con la complejidad de nuestras emociones y nuestras conductas, y por lo tanto con nuestra evolución como seres humanos.
El diencéfalo está compuesto por el tálamo, el subtálamo, el epitálamo, el metatálamo, el tercer ventrículo y el hipotálamo. Este último se llama así porque se encuentra justo debajo del tálamo, formando su base, y cumple funciones muy importantes en la regulación del sistema nervioso central y en el sistema endocrino.
Dentro del hipotálamo se localiza una glándula, es decir, un pequeño órgano que se encarga de segregar sustancias que nuestro organismo necesita, llamada hipófisis o glándula pituitaria.
La hipófisis regula el funcionamiento de nuestras hormonas y lo mantiene en relación con algunas de nuestras necesidades básicas, por ejemplo el apetito, el sueño, los impulsos sexuales e incluso nuestro estado de ánimo.
A su vez, la hipófisis se divide en distintas estructuras. Está la neurohipófisis, que se encarga de secretar hormonas como la oxitocina y la vasopresina, y la adenohipófisis, que es donde se secretan la hormona adrenocorticotrópica, las hormonas glucoproteicas y las hormonas somatotropinas (las del crecimiento).
La corticotropina se libera en respuesta a la hormona liberadora de corticotropina; en consecuencia, a su vez, las glándulas suprarrenales producen cortisol. Es por este motivo que cuando los niveles de ACTH bajan, los de cortisol aumentan.
Unos niveles de secreción de hormona adrenocorticotropa inadecuados pueden deberse a un mal funcionamiento de las glándulas suprarrenales, o también pueden ser causados por algún problema de la glándula pituitaria.
Analizar estos niveles es muy importantes para diagnosticar y tratar algunas condiciones como la enfermedad de Addison, la hiperplasia adrenal congénita, el síndrome de Cushing, el de West y el de opsoclonus mioclonus, que están relacionados con una concentración alta de hormona adrenocorticotropa.
Los bajos niveles de la hormona adrenocorticotropa están relacionados con insuficiencia suprarrenal. En el caso de que se reduzcan los niveles de andrógenos adrenales se puede provocar una disminución del vello en las axilas y el pubis e incluso una disminución de la líbido, sobre todo en mujeres.
Para conocer los niveles de hormona adrenocorticotropa que se están produciendo, existe un test de corticotropina que mide por medio de la sangre tanto la hormona adrenocorticotropa como el cortisol en la sangre y ayuda a emitir un diagnóstico y un tratamiento adecuado.
Por otro lado, la ACTH sirve para reducir inflamaciones y para tratar algunas enfermedades relacionadas con este proceso (como la artritis reumatoide, el lupus eritematoso, la fiebre reumática y la colitis ulcerosa), ya que todas estas alteraciones están relacionadas con la producción baja de cortisol.
Por eso la hormona adrenocorticotropa se utiliza mucho en la elaboración de medicamentos antiinflamatorios esteroideos, pero solo como segunda opción, cuando otros fármacos que estimulan la formación de glucocorticoides no pueden ser utilizados.
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