El pH de nuestro cuerpo es una medida de las concentraciones de hidrógeno que en él existen y también una forma de saber la acidez o la alcalinidad de las sustancias de nuestro cuerpo. Un pH equilibrado es esencial para mantener la salud de nuestro organismo.
Sin embargo, cuando estos niveles se desequilibran pueden aparecer condiciones como la acidosis, un exceso de ácido en nuestro organismo. En este artículo descubriremos qué es la acidosis respiratoria y la metabólica, así como sus causas, síntomas y diferentes tratamientos.
La acidosis es una condición física en la que los fluidos corporales contienen demasiado ácido. Esto ocurre porque los riñones y los pulmones no son capaces de mantener un equilibrio en el pH de nuestro organismo.
En nuestro cuerpo, se dan lugar una gran cantidad de procesos biológicos que producen ciertas cantidades ácido. Para compensar este aumento de los niveles de ácido en el organismos, los pulmones y los riñones llevan a cabo una serie de tareas que hacen posible el reequilibrio estos niveles. Sin embargo, un fallo en el funcionamiento de estos órganos puede provocar un exceso de esta sustancia acumulada en nuestro cuerpo.
Se pueden diferenciar entre dos tipos diferentes de acidosis: acidosis respiratoria y acidosis pulmonar -cada una de ellas con unas causas, síntomas y tratamientos diferentes. Además, la variedad metabólica puede dividirse a su vez en acidosis diabética, hiperclorémica, acidosis láctica y acidosis tubular renal.
La acidez de la sangre se mide determinando el pH de esta (el concepto pH hace referencia al “potencial de hidrógeno”), el cual puede ir de 0 a 14. Un pH bajo significa un aumento en la acidez de la sangre, mientras que un pH alto significa que nuestra sangre es más alcalina.
El pH de nuestra sangre oscila alrededor de un 7,4. Se considera acidosis cuando esta cifra es de 7,35 o inferior y alcalosis cuando es de 7,45 o superior. Aunque aparentemente estas diferencias numéricas son muy sutiles, pueden suponer el inicio de algunos problemas de salud. En el caso de la acidosis, puede comprometer seriamente la integridad física de la persona y poner en peligro la vida.
Existen dos tipos diferentes de acidosis que se clasifican según la causa principal del aumento de las cantidades de ácido en el organismo. Estas variantes son conocidas como acidosis respiratoria y acidosis metabólica, y cada una se de ellas se caracteriza por tener diferentes causas.
La acidosis respiratoria aparece cuando se acumula demasiado dióxido de carbono (CO2) en nuestro cuerpo. En un sistema respiratorio sano los pulmones eliminan el CO2 mientras respiramos; sin embargo, en la acidosis respiratoria estos órganos no pueden eliminar las cantidades suficientes de este gas. Entre las causas de la acidosis respiratoria se incluyen:
Enfermedades crónicas de las vías respiratorias como el asma
Lesiones en el pecho
Obesidad
Consumo excesivo de alcohol
Mal uso de sedantes
Debilidad muscular en el tórax
Problemas en el sistema nervioso
Caja torácica deformada
A diferencia de acidosis respiratoria, la acidosis metabólica comienza en los riñones. Esta ocurre cuando estos órganos no pueden eliminar las suficientes cantidades de ácido o cuando eliminan demasiadas sustancias de base. Existen cuatro formas diferentes de acidosis metabólica.
Esta variedad puede ocurrir en aquellas personas que padecen una diabetes mal controlada. Cuando el cuerpo no dispone de la insulina suficiente, las cetonas se acumulan en la sangre y acidifican la sangre.
La variedad hiperclorémica aparece como consecuencia de una pérdida de bicarbonato de sodio. El bicarbonato de sodio ayuda a mantener un pH sanguíneo neutro, el cual puede ser desequilibrado a causa de la diarrea o los vómitos.
En el caso de la acidosis láctica, esta ocurre cuando hay un exceso de ácido láctico en nuestro organismo. Entre las principales causas de este tipo de acidosis se encuentran el consumo crónico de alcohol, la insuficiencia cardíaca o hepática, las convulsiones, la falta prolongada de oxígeno, la hiperglucemia y algunos tipos de cáncer.
Además, un exceso de ejercicio físico también puede provocar un aumento de las cantidades de ácido láctico, provocando esta variedad de acidosis.
Finalmente, en la acidosis tubular renal los riñones no pueden excretar los ácidos en la orina, lo que provoca un aumento de la acidez en la sangre.
Ambas variedades de acidosis, respiratoria y metabólica, comparten muchos síntomas como los estados de confusión, el cansancio o el dolor de cabeza. No obstante, los síntomas de esta enfermedad suelen variar según la causa.
Algunos de los síntomas habituales de la variedad respiratoria de la acidosis incluyen:
Dificultad para respirar
Sensación de falta de aire
Somnolencia
Por otra parte, entre los síntomas de la acidosis metabólica encontramos:
Respiración rápida y superficial
Somnolencia
Falta de apetito
Ictericia o coloración amarillenta de la piel y mucosas
Aumento de la frecuencia cardíaca
En la acidosis diabética: aliento que huele a fruta
Antes de iniciar un tratamiento para la acidosis, es necesario saber qué la está causando. Es decir, para determinar como tratarla el doctor debe determinar qué tipo de acidosis es, ya que cada una de ellas requiere de unas pautas de intervención específicas.
No obstante, existen algunos tratamientos que pueden ser administrarse en ambos casos. El tratamiento con bicarbonato de sodio, por ejemplo, puede aumentar el pH de la sangre y suele ser administrado tanto por vía oral como con un gotero intravenoso.
Los tratamientos para esta condición están generalmente diseñados para ofrecer soporte a los pulmones y así facilitar la eliminación de CO2. Se pueden administrar medicamentos para dilatar las vías respiratorias, administrar oxígeno o colocar un dispositivo de presión positiva continua en las vías respiratorias.
Cada uno de los tipos específicos de acidosis metabólica tienen sus propios tratamientos. Estos son:
En la acidosis hiperclorémica se administra sodio por vía oral.
La acidosis por insuficiencia renal puede ser tratada con citrato de sodio.
En la acidosis diabética se administran líquidos por vía intravenosa e insulina para equilibrar el pH.
El tratamiento de la acidosis láctica suele incluir suplementos de bicarbonato, líquidos por vía intravenosa, oxígenos o antibióticos.
La elección de uno u otro tratamiento dependerá tanto del tipo de acidosis metabólica concreta del que se trate, como de la gravedad de esta y del estado de salud general del paciente.