En el año 2015 una epidemia generalizada del virus Zika se extendió a gran parte de América del Sur y del Norte. Esto provocó que una enfermedad prácticamente desconocida para la población comenzara a protagonizar los titulares de todos los periódicos mundiales y, como consecuencia, el miedo a esta enfermedad se propagó con más rapidez aun que esta.
Aunque el virus Zika se distingue sobre todo por su modo de contagio (a través de la picadura de un mosquito) y por sus efectos sobre el feto durante el embarazo, la enfermedad que este virus provoca posee otras muchas características. A lo largo de este artículo conoceremos qué es el virus Zika y cuáles son sus síntomas, causas y tratamiento.
La enfermedad del virus del Zika, también conocida como fiebre del Zika, es una enfermedad infecciosa causada por el virus con el mismo nombre. Esta enfermedad, que se produce principalmente en zonas tropicales y subtropicales de todo el mundo, no suele causar síntomas; sin embargo, cuando estos aparecen suelen ser similares a los de otras enfermedades tropicales, como el dengue.
Estos síntomas, que pueden incluir fiebre, erupciones, dolor de cabeza y dolor articular, tienden a perdurar durante aproximadamente siete días. Aunque no se han llegado a reportar muertes causadas por la infección inicial, si esta se transmite de madre a hijo durante el embarazo puede causar malformaciones cerebrales y microcefalia en el recién nacido.
El virus Zika se transmite principalmente por la picadura de los mosquitos de clase Aedes. No obstante, también existen casos de contagio por transmisión sexual y contagio de madres a hijos durante el embarazo, como hemos dicho, y además existe un potencial riesgo de diseminación por transfusiones de sangre.
Debido al alto riesgo de contagio mediante picadura que existe en los países tropicales, se desarrollaron todo tipo de medidas de prevención que incluyen desde la eliminación de las zonas de agua estancada donde se reproducen los mosquitos hasta el uso de repelente de insectos y la recomendación de cubrir con ropa la mayor parte del cuerpo.
La primera vez que se detectó y aisló el virus Zika fue en África, en el año 1947. A pesar de los múltiples brotes que se han dado a lo largo de la historia, no fue hasta el año 2016 cuando la Organización Mundial de la Salud pasó a considerarlo una “emergencia de salud pública de preocupación internacional”.
El motivo de este cambio en la consideración de la enfermedad se debió a que en el año 2015 un brote del virus Zika iniciado en Brasil se extendió hasta gran parte de América del Sur y del Norte, las islas del Pacífico, Asia y África.
Aunque en noviembre del año siguiente la OMS anunció el fin de la epidemia de Zika, en el año 2017 todavía se informó de casos en 84 países de todo el mundo.
En la mayoría de casos (4 de cada 5 personas infectadas) la enfermedad del virus Zika no llega a manifestar ningún signo o síntoma.
En el caso de que estos aparezcan, los síntomas suelen manifestarse entre 2 y 7 días después de la picadura por parte de un mosquito infectado. Los principales síntomas de la enfermedad del virus Zika incluyen:
Fiebre leve
Erupción cutánea
Dolor articular y/o muscular
Dolor de cabeza
Conjuntivitis o enrojecimiento de los ojos
Generalmente la enfermedad prosigue su curso sin complicaciones y los síntomas suelen desaparecer aproximadamente una semana después del inicio de estos.
Si bien es cierto que la enfermedad del virus Zika no resulta peligrosa para las personas contagiadas, las infecciones por este virus durante el embarazo se relacionan con un aumento del riesgo de aborto espontáneo y de microcefalia, una afección cerebral congénita potencialmente mortal para el bebé.
Si se transmite de madre a hijo durante el embarazo, el virus Zika puede causar el síndrome de Zika congénito, el cual puede incluir estas alteraciones en el bebé:
Microcefalia grave
Daño cerebral y tejido cerebral reducido
Daño ocular
Problemas articulares y capacidad de movimiento limitada
Exceso de tono muscular
Trastornos neurológicos como el síndrome de Guillain-Barré
Tal y como hemos mencionado a lo largo del artículo, por lo general el virus Zika se transmite mediante la picadura de mosquitos infectados de la especie Aedes. Estos mosquitos, que pueden encontrarse a lo largo de todo el mundo, fueron identificados por primera vez en el año 1947 en el Valle de Zika, en África.
Cuando uno de estos mosquitos pica a una persona portadora del virus Zika, los agentes patógenos que provocan la enfermedad se transmiten al organismo del mosquito. Si, a continuación, el mosquito infectado pica a otra persona, el virus ingresa en el torrente sanguíneo de esta y propaga la enfermedad.
Aunque son mucho menos comunes, también se ha informado de casos de propagación de virus Zika a través de contacto sexual y de transfusiones de sangre.
En cuanto a la propagación mediante contacto sexual, el virus Zika puede ser contagiado por hombres portadores a sus parejas mediante transmisión sexual. Los estudios han conseguido aislar el virus a partir de muestras de semen infectado. Por el momento no se han detectado casos de transmisión de mujeres a sus parejas.
Al igual que ocurre con otros virus de características similares, como los flavivirus, la enfermedad puede ser transmitida por transfusión de sangre. Aunque el riesgo es mucho menor, varios países afectados por la enfermedad han desarrollado estrategias para detectar donantes de sangre portadores del virus.
Por el momento, no se ha conseguido desarrollar un tratamiento antiviral específico para la enfermedad del virus Zika. En el caso de que una persona se contagie de esta enfermedad, el tratamiento está dirigido a aliviar los síntomas mediante el reposo, el aumento de la ingesta de líquidos y la terapia farmacológica con medicamentos como el paracetamol y el ibuprofeno.
Finalmente, en la actualidad tampoco existen vacunas para prevenir el virus Zika, por lo tanto, las medidas de prevención radican en el correcto uso del preservativo y el repelente de insectos y en reducir los posibles hábitats de los mosquitos que lo transportan.
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