Cuando hablamos del pan hacemos referencia a un alimento prácticamente universal. Está presente en muchos países, y además, forma parte de la dieta de muchas personas. Este alimento, que ya se consumía en la época del neolítico, esconde algunas características en su elaboración.
¿A quién no le gusta comerse un cachito de pan recién elaborado? Su textura caliente y crujiente es uno de los manjares más deseados. Sin embargo, para poder disfrutar de dicho bocado, es necesario que nos lo comamos cuanto antes. Esto tiene una clara explicación: la textura del pan cambia con el paso de las horas.
¿Por qué el pan se pone duro?: hay explicación
Ya nuestros antepasados consumían dicho alimento, y si echamos la vista más atrás, los egipcios, griegos y romanos también lo tenían presente. Eso sí, debemos reconocer que con el paso de los años la humanidad ha aprendido a elaborarlo mejor.
Y es que la elaboración es la responsable de su dureza. Lo más común es ir a comprar el pan con la intención de comerlo ese mismo día. Y si ya se alinean los astros, guardar un cacho para desayunar al día siguiente.
Evidentemente, son pocas las personas afortunadas (por no decir prácticamente ninguna), que se han encontrado el pan del día anterior en perfectas condiciones. El paso de las horas ya se encarga de volverlo más duro e incomestible. Muy a nuestro pesar, esto ocurre por el proceso de elaboración al que se somete.
El arma de doble filo del pan industrial
Así pues, hacemos referencia a la típica barra de pan que compraría cualquier persona en el supermercado (porque sí, la elaboración del pan tradicional es algo distinta). La producción y elaboración del pan industrial se vende al peso, y por lo tanto, el tiempo de cocción es diferente. Esto puede ser un arma de doble filo por dos cuestiones.
La primera es positiva, porque dicho tiempo se establece de acuerdo al peso y no al tamaño. Esto, por lo tanto, implicaría el beneficio de generar más pan en menos tiempo.
Pero la otra cara de la moneda nos presenta una desventaja, y es que al estar menos cocido tiene más humedad. Esto provoca que aumente su peso, y por lo tanto se utilice menos harina.
Y si tenemos en cuenta este proceso de elaboración, llegamos a la conclusión de que ese exceso de humedad es lo que provoca que el pan se endurezca más rápidamente.
Aunque para evitar esto es mejor consumirlo el mismo día que lo compremos, si queremos intentar conservar algún trozo es conveniente conocer algunos trucos que nunca fallan.
Tal y como hacían nuestras abuelas, podemos optar por cubrir el pan con un trapo. También podemos meterlo en una bolsa de plástico, o en el peor de los casos, congelarlo en el frigorífico.
¿Cuál es el pan más saludable?
Actualmente existen varios tipos de pan en el mercado, pero esto no quiere decir que todos sean saludables. Aunque son parte de nuestra dieta, debemos seleccionar el que mejor nos convenga.
El pan de molde o el pan blanco, por ejemplo, serían los menos saludables. Su aporte en grasas y azúcares aditivos los convierten en la última opción de la lista. Por otro lado, podemos destacar los beneficios del pan integral, pues su composición en fibra, minerales, proteínas y carbohidratos lo hacen la alternativa más saludable.