¿Quién no tiene en su armario unas zapatillas blancas? El calzado, de la misma forma que ocurre con otras piezas de ropa, resulta un complemento indispensable en cualquier look. Sin embargo, en el caso del color blanco, este es muy difícil de mantener. Pero no te preocupes, ¡existen formas de sacarle brillo!
Cómo cuidar correctamente nuestro calzado
Mantener nuestro calzado limpio y nuevo no es tarea fácil. Debemos tener en cuenta que se trata de una pieza que solemos usar diariamente, y por lo tanto, puede llegar a sufrir un mayor desgaste.
Seguro que en algún momento de tu vida habrás caído en la tentación de comprar algunas zapatillas blancas, y no es de extrañar, porque el blanco es un color muy fácil de combinar. Pero eso sí, también tiene una parte negativa y es la suciedad.
No existe nada más molesto que salir a la calle con nuestras impolutas zapatillas y ver como se van ensuciando poco a poco: paseamos, caminamos, corremos... En definitiva, es completamente normal que tras realizar estas actividades acaben sucias.
Pero no todo está perdido, porque existen algunos consejos que pueden ayudarnos a cuidar nuestro calzado. Por ejemplo, no es aconsejable utilizar el mismo calzado varios días seguidos, así como guardarlos en cualquier sitio.
Debemos alternar el calzado que utilizamos para que tanto nuestro pie como el propio calzado descanse. Además, también es muy aconsejable utilizar calzador, ya que de esta forma podremos prevenir la aparición de deformidades.
Y por supuesto, es muy importante que seleccionemos adecuadamente los productos de limpieza para limpiarnos. Abusar de determinados productos químicos a veces no es la mejor solución. Por esta razón, a continuación te vamos a mostrar otras alternativas mucho menos dañinas.
Los mejores trucos para lucir zapatillas blancas
Es evidente que nuestro calzado durará más tiempo y estará en mejores condiciones si seguimos estos pasos. Pero en el caso de las zapatillas blancas, los cuidados a veces son incluso más importantes. Vamos a ver los mejores trucos para sacarle el máximo brillo al color blanco:
1. Ten a mano vinagre y bicarbonato
Tanto el vinagre blanco como el bicarbonato de sodio son dos productos que suelen estar presentes en cualquier hogar. Sin embargo, además de ser utilizados en la cocina también pueden ayudarnos a mantener limpias nuestras zapatillas.
Para conseguirlo tendremos que mezclar dos tazas de vinagre blanco y un cuarto de una de bicarbonato de sodio. Al hacer esta mezcla observaremos una especie de espuma blanca, la cual se reducirá. Una vez lo haga, utiliza la mezcla para frotar sobre la mancha y déjala reposar durante 20 minutos.
2. Utiliza un cepillo de dientes
Seguro que habrás oído este truco en más de una ocasión, sobre todo si tenemos en cuenta que es uno de los más clásicos. Sin embargo, también es uno de los que más funcionan. Utiliza un cepillo de dientes para limpiar las zapatillas junto a la mezcla anterior. ¡Va de maravilla!
3. Jabón de Marsella
El jabón de Marsella es otra de las opciones que siempre suele funcionar. Para limpiar de forma correcta la zapatilla, primero tendrás que humedecerla y después frotar con el jabón. Normalmente verás que la mancha desaparece, pero si no es el caso, prueba a meterlas después en la lavadora.
4. Adiós a las manchas
Las zapatillas blancas son las más susceptibles de recibir manchas. Las más predominantes suelen ser las amarillas o las negras, debido a la suciedad. Para conseguir deshacernos de ellas tendremos que humedecerlas con agua fría.
Si con esto no bastase, podremos optar después por aplicar también la opción del vinagre o el jabón de Marsella. Tan solo deberás frotar con fuerza las manchas con la mezcla resultante.
5. Lavadora como último recurso
Y por último, aunque dependiendo del material del calzado, siempre podremos acudir a la lavadora. No es la opción más recomendable, pero a veces es la única de la cual disponemos. Eso sí, no te olvides de meterlas dentro una bolsa de lavado con cremallera.
Cuando lo hagas, asegúrate de utilizar un detergente que no sea dañino para el material o el tejido del que estén compuestas. En este caso lo mejor es optar por utilizar agua fría y realizar un lavado de ciclo corto.