Sin duda, es una de las bebidas más servidas, tanto durante los días de calor como el resto del año. La cerveza no solo se ha convertido en todo un símbolo de bares y restaurantes, sino también en un símbolo de nuestro país.
Como vemos en los anuncios, parece que la mejor forma de consumirla es cuando está muy fría. Por ello, en muchos lugares la sirven en jarra o copa helada. Sin embargo, esta práctica podría ser peligrosa.
Los riesgos de beber cerveza en copa o jarra helada
Una de las cosas más importantes a la hora de disfrutar de una buena cerveza es la temperatura a la que esta se sirve. Los consumidores prefieren ingerir cervezas que les aporte frescor, pero ¿cuáles son los peligros de beber cerveza en copa o jarra helada?
1. La cerveza puede coger el olor de otros alimentos
El primer riesgo al que nos enfrentamos cuando nos sirven una cerveza en una jarra helada tiene que ver con el propio congelador. En su interior, la jarra habrá estado en contacto con otros alimentos, como pueden ser la carne o el pescado.
Esto, que a priori parece no tener importancia, hará que la jarra adquiera el sabor de dichos alimentos, cosa que se podría traspasar a la propia cerveza. Un hecho que termina siendo poco agradable.
2. Cambiará su textura
En segundo lugar, otro de los riesgos es que la textura de la espuma puede cambiar cuando entre en contacto con el líquido de la cerveza. En consecuencia, terminará rompiendo la armonía de la bebida, y disminuirá su cremosidad. En cervezas de buena calidad, esto puede resultar fatal.
3. El sabor quedará apagado
José L. Corral, en un blog cervecero, relata que servir una cerveza tanto en jarra como en vaso helado se comerá los sabores. Él mismo explica que: “El hielo de la copa altera la textura de la espuma, además de dejar en muchos casos trocitos que alteran la sagrada superficie de la cerveza”.
La temperatura adecuada para la cerveza
Ahora que conoces los riesgos de tomar una cerveza helada, puede que te estés preguntando cuál es la temperatura adecuada para servirla. Esto dependerá, en gran parte, de la variedad de bebida que se vaya a consumir.
Las Lager, por ejemplo, deben servirse mucho más frías que las Ales. Las cervezas fuertes o con mayor gradación de alcohol, necesitan una mayor temperatura. De este modo, se apreciarán mejor todos sus matices.
En el caso de las cervezas oscuras, por su parte, también precisan de una temperatura mayor a las claras. Es decir, es mejor que estén más frías de lo normal en el momento de servirlas para compensar la diferencia de temperatura con el vaso.
En el caso de que una cerveza esté fría en exceso, todos los aromas frutales desaparecerán. Sin embargo, si está muy caliente, los aromas secundarios y el alcohol se convertirán en los principales. Por lo tanto, debemos buscar un punto medio que ofrezca al consumidor poder disfrutar totalmente de la cerveza.
Como remedio, cada vez son más las marcas que incluyen en su etiquetado la temperatura más óptima para sus cervezas. Normalmente, el rango general se encuentra entre los 4 y los 12 grados.