El desayuno es la comida más importante del día, o al menos, ese es el mito que se ha extendido durante estos últimos años. Tanto si es cierto como si no, lo que está claro es que debemos alimentarnos de forma sana y equilibrada.
Todo lo que ingerimos repercute directamente en nuestro organismo, eso está claro. Sin embargo, ahora los expertos han puesto en el punto de mira uno de los productos más consumidos en el mundo: el café. Al parecer, ingerirlo con el estómago vacío podría no ser la mejor opción.
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El hábito de tomar café por las mañanas: ¿Bueno o malo?
Quizás la mayoría estemos de acuerdo en que no hay nada más placentero que levantarse por la mañana y oler el inconfundible aroma del café. Largo, corto, con leche... da igual la forma en la que lo tomemos, ya que el café siempre ha sido la mejor herramienta para 'espabilarnos'.
Ahora bien, lo que para muchas personas este hábito les supone un momento de paz y relajación por las mañanas, para otras puede acarrear una serie de problemas. De hecho, así lo han constatado varios estudios recogidos por la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
En dichos estudios, los investigadores han puesto en común los hallazgos más significativos en cuanto a su ingesta. A grandes rasgos, podemos decir que tomar café con el estómago vacío podría no ser la mejor opción para nuestra salud.
Tal y como señalan los expertos, es precisamente el carácter amargo del café lo que podría desencadenar todos los problemas que veremos a continuación. Así pues, al consumirlo bajo estas circunstancias podríamos experimentar desde problemas digestivos hasta ansiedad o irritación.
Actualmente, ninguno de estos estudios ha podido asegurar la existencia de una relación directa entre tomar café en ayunas y su impacto sobre estos problemas. No obstante, todo parece indicar que lo mejor es intentar tomarlo siempre con el estómago lleno.
La razón de esto la encontramos en que, precisamente, si ingerimos antes otros alimentos, estos pueden actuar como una especie de 'protector de estómago'. De esta forma, se podrían reducir o evitar las afecciones a las cuales hacen referencias los estudios.
Entre las más destacables encontramos los problemas digestivos, como por ejemplo las náuseas, la indigestión o la acidez estomacal. Pero ojo, porque estas no son las únicas que podríamos experimentar.
Estas son algunas de las consecuencias
También se habla de uno de los componentes principales y más aditivos que presenta esta bebida: la cafeína. Así pues, consumir café nada más levantarnos (y sobre todo con mucha frecuencia durante el día), podría acarrearnos otra serie de problemas.
La cafeína, además de ser una de las mayores enemigas del sueño, también es la causante de generar cierta dependencia en nuestro cerebro. De esta forma, cuanto más consumamos, más probable es que nuestro cuerpo nos siga pidiendo más tazas de café.
Sin embargo, otro de los problemas más graves lo encontramos aquí, cuando su consumo además de no ser el recomendado, se vuelve excesivo. La cafeína, por lo tanto, puede hacer aumentar nuestros niveles de cortisol, una hormona relacionada con el estrés y la ansiedad.
El cortisol, que se produce en las glándulas suprarrenales, cumple diversas funciones dentro de nuestro cuerpo. Unos correctos niveles de esta hormona serían idóneos para regular la presión arterial, reducir la inflamación y hacer que nuestro corazón funcione en óptimas condiciones.
Ahora bien, cuando los niveles de esta hormona se disparan, es lógico pensar que todas estas funciones se pueden volver en contra, y por lo tanto, provocar efectos indeseados. Es entonces cuando aparece la ansiedad y, por consiguiente, las alteraciones cardíacas.