El té es una de las bebidas más consumidas del mundo. En España no tenemos tanta costumbre de tomarlo como en otros países, en los que se consume cada día e incluso varias veces al día, pero poco a poco va aumentando su importancia.
Aunque en los supermercados a veces podemos encontrar 'té' a secas, lo cierto es que existen múltiples tipos de té y cada uno tiene unas cualidades y propiedades. Los más comunes son el té verde, el blanco, el negro y el rojo.
Las propiedades de los 4 tés más consumidos
Té verde
El té verde es quizás el más consumido y del que se conocen mejor los beneficios. Entre ellos destacan sus propiedades antitumorales, ya que cada vez hay más estudios que relacionan el consumo de este tipo de té con la disminución de ciertos tipos de cáncer como el de prancreas, estómago o páncreas. Además acelera el metabolismo, quema grasa y ayuda a perder peso, mejora la función cerebral y reduce el riesgo a sufrir alzhéimer, puede actuar como calmante de la ansiedad y es bueno para el corazón.
Té blanco
El té blanco es genial para aquellas personas que quieran lucir una piel perfecta. Es rico en polifenoles, un antioxidante que neutraliza a los radicales libres, mejora tu sistema inmunitario y frena el envejecimiento no solo físico sino también en órganos y células. Gracias a los polifenoles también tiene propiedades antibacterianas. Además, es el té que menos cafeína contiene y aporta vitamina C y E.
Té negro
El té negro, por contra, es el té más estimulante. Facilita la concentración, fortalece el aprendizaje, estimula la memoria y te ayuda a procesar la información de una forma más rápida. Es perfecto para tomar por las mañanas y llenarte de energía. Además, aporta sensación de saciedad, estimula el metabolismo, elimina el exceso de líquido que se acumula y depura y elimina malas toxinas.
Té rojo
El té rojo es el té más famoso en las dietas para perder peso. Tiene efecto depurativo al ser diurético y activador del metabolismo. Aquí lo llamamos rojo, pero en muchos otros lugares lo conocen como té marrón. Disminuye los niveles de colesterol malo, aumenta el colesterol bueno, estimula la digestión en comidas abundantes en grasa, aumenta el metabolismo y ayuda a quemar calorías, y ayuda a reducir el ácido úrico