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Imagen de un utensilio médico.

Prolapso rectal: síntomas, causas y tratamiento

En ocasiones el recto puede deslizarse fuera del ano a causa de ciertos problemas digestivos...

El prolapso rectal es un trastorno digestivo que se produce cuando el recto se desliza fuera del ano, sea de forma completa o parcial. Es más habitual en niños y en personas de edad avanzada, para quienes puede suponer más complicaciones por el carácter crónico de sus causas.

En este artículo describiremos los síntomas, las causas y los tratamientos más eficaces del prolapso rectal. Asimismo hablaremos de los tipos de prolapso rectal que existen y de los distintos grados de severidad que pueden producirse.

Signos y síntomas del prolapso rectal

El prolapso rectal se produce cuando una parte de la pared del recto se desliza, en ocasiones llegando a salir del ano. El recto es la sección inferior del intestino grueso, mientras que el ano es la apertura en los músculos del tracto digestivo.

La protrusión del recto suele agravarse de forma progresiva. Al principio la mucosa rectal normalmente sale del ano sólo al forzarla durante la defecación y vuelve a su posición original posteriormente, pero si el trastorno se cronifica puede quedar prolapsada de forma continua. La mucosa es identificable por su color rojizo.

A medida que la alteración progresa es posible que haya que empujar la mucosa rectal tras defecar, lo cual resulta cada vez más difícil. Asimismo el recto puede empezar a sobresalir al andar, toser y estornudar.

Los signos y síntomas asociados incluyen diarrea, estreñimiento, incontinencia fecal y secreción mucosa. También pueden producirse irritación, picor y dolor en el ano, y la defecación puede consistir en heces muy pequeñas.

Si el recto se prolapsa de forma crónica puede ulcerarse, sangrar o perforarse, llegando en algunos casos a requerir una intervención quirúrgica de urgencia.

Causas de esta afección

Las causas del prolapso rectal son diversas. La mayoría de personas que desarrollan esta alteración han sufrido estreñimiento durante mucho tiempo, por lo que se suele atribuir al hecho de forzar el recto de forma continuada.

También es frecuente que el desencadenante sea una diarrea intensa o prolongada, o bien la presencia crónica de tos o de estornudos.

Los embarazos, la cirugía ginecológica, las infecciones de lombrices y la fibrosis quística, que provoca la acumulación de mucosidad en el tubo digestivo y los pulmones, también aumentan el riesgo de prolapso rectal.

Existen factores anatómicos que pueden predisponer a la protrusión del recto. Estos se relacionan principalmente con la morfología del peritoneo, el suelo pélvico, el colon y el propio recto.

Tipos y grados de prolapso rectal

Los prolapsos rectales se pueden clasificar en varios tipos en función de las características concretas y la severidad del caso, así como de la localización del desplazamiento rectal.

Asimismo se les atribuye uno de entre cinco grados que indican una severidad creciente de la alteración.

  • Grado I: falta de relajación del esfínter anal durante la defecación (anismo).

  • Grado II: intususcepción leve.

  • Grado III: intususcepción moderada.

  • Grado IV: intususcepción grave.

  • Grado V: prolapso rectal.

1. Prolapso parcial

El prolapso parcial se denomina también “prolapso de la mucosa” porque consiste en el desplazamiento de una parte de la mucosa rectal que llega a salir del ano. Este tipo de prolapso es más habitual en niños de menos de dos años.

2. Prolapso completo

Denominamos prolapso completo a los casos en que toda la pared del recto sobresale del ano, y no sólo la capa mucosa. En este tipo de prolapso el recto parece darse la vuelta sobre sí mismo y es visible fuera del ano como una masa rojiza del tamaño de un dedo.

3. Prolapso interno (intususcepción)

En el prolapso interno el recto no sobresale sino que  una parte del colon o del recto se desliza dentro de otra. La intususcepción guarda relación con las hemorroides y es muy infrecuente en adultos.

En el prolapso interno, el daño por fricción al forzar el recto puede provocar úlcera en las paredes rectales; esto se conoce como ‘síndrome de úlcera rectal solitaria’.

Intervención y tratamiento

Si la alteración es leve o el médico nos ha dicho que lo hagamos, cuando el recto se desliza fuera del ano se recomienda que se reintroduzca presionándolo suavemente con ayuda de una compresa húmeda. Lo más adecuado es tumbarse de lado tocando el pecho con las rodillas.

En los casos en que el prolapso se produce a consecuencia de diarrea o estreñimiento agudos, el tratamiento de estas afecciones puede hacer que el prolapso se resuelva espontáneamente, especialmente en niños.

Si la musculatura rectal o pélvica está debilitada, como sucede habitualmente en adultos, es necesario fortalecerla. Los ejercicios de Kegel, que también se utilizan para tratar la incontinencia urinaria, son una buena forma de lograr este objetivo.

Una dieta rica en fibra, por ejemplo basada en verduras y frutas, es útil para aliviar los síntomas en casos en que el prolapso es causado por estreñimiento.

Los casos graves que no mejoran con los tratamientos anteriores  pueden requerir intervención quirúrgica abdominal o perineal. La cirugía abdominal conlleva más complicaciones postoperatorias y cierto riesgo de disfunción eréctil pero es más efectiva que la perineal.