Existen varias infecciones víricas en las que las erupciones cutáneas son uno de los síntomas principales y más llamativos. Otra de las características de estas enfermedades es su facilidad de trasmisión; sin embargo, no existe una con mayor riesgo de contagio y fatalidad que el sarampión.
Esta enfermedad, que es causada por el virus del sarampión, está prácticamente erradicada en los países ricos pero todavía sigue causando numerosas muertes en las zonas más pobres.
En este artículo describiremos qué es el sarampión, sus síntomas, causas, vacunas y tratamiento, así como las principales diferencias con otras infecciones como la varicela y la rubéola.
El sarampión es una de las enfermedades infecciosas más contagiosas que existen. Causada por el virus del sarampión, sus síntomas suelen aparecer entre 10 y 12 días tras la exposición al virus y tienden a permanecer alrededor de 7 a 10 días.
El virus del sarampión se transmite principalmente por el aire; de ahí su fácil propagación a través de la tos o el estornudo de una persona infectada. No obstante, también se contagia mediante el contacto con la saliva o las secreciones nasales, de ahí que sea altamente necesario aislar a la persona afectada hasta que el contacto sea seguro.
El rango de tiempo con mayor riesgo de contagio es desde 4 días antes hasta 4 días después del comienzo de la erupción. Por suerte, la mayoría de las personas no contraen la enfermedad más de una vez en la vida.
Debido a su rápida propagación y el alto riesgo que supone para la salud de los niños, en los países más ricos existen programas de vacunación que permiten que el sarampión no se haya extendido en dichos lugares durante más de una década.
No obstante, se calcula que el sarampión afecta a alrededor de 20 millones de personas al año, sobre todo en las regiones más pobres de África y de Asia. El riesgo de muerte entre los infectados de sarampión es escaso, reduciéndose a un 0,2% de los casos; sin embargo, la probabilidad aumenta considerablemente en niños y en personas en estado de desnutrición.
Según datos del año 2014, y a pesar de los programas de vacunación, en el mundo murieron alrededor de 73.000 personas a causa del sarampión -la mayoría de ellas niños menores de 5 años en condiciones de pobreza.
Tal y como hemos mencionado anteriormente, los síntomas propios del sarampión tienden a aparecer alrededor de 10 a 14 días después de que la persona se vea expuesta al virus. Entre los principales síntomas de esta enfermedad infecciosa se incluyen los siguientes:
- Fiebre
- Tos seca
- Moqueo
- Dolor de garganta
- Conjuntivitis u ojos inflamados
- Manchas de Koplik: manchitas blancas con el centro azulado y el fondo rojo que aparecen en la parte interna de las mejillas
- Erupción cutánea en forma de manchas grandes y rojas que pueden extenderse hasta quedar unidas
Una de las principales características del sarampión es que la infección se desarrolla de manera gradual a lo largo de diversas etapas que se suceden en un período de entre dos y tres semanas.
A lo largo de los primeros 10-14 días tras el contagio, el virus del sarampión permanece en incubación. Durante este tiempo la persona no experimenta ningún tipo de síntomas, por lo que es muy probable que ni tan siquiera sea consciente del contagio.
Habitualmente el primer síntoma del sarampión es la aparición de fiebre de intensidad entre leve y moderada. Asimismo esta se suele acompañar de tos persistente, mucosidad y secreción nasal, inflamación ocular o conjuntivitis y dolor de garganta.
Estos síntomas, que pueden ser considerados como leves, permanecen en la persona durante dos o tres días antes de iniciarse la siguiente etapa de la enfermedad.
En la tercera etapa de la enfermedad aparecen las diferentes erupciones propias del sarampión. En primer lugar surgen unas pequeñas manchas rojas, las cuales pueden estar ligeramente inflamadas, y que tienden a aparecer en un primer momento en el rostro.
A lo largo de los siguientes días, la erupción se extiende hacia los brazos y el tronco para después llegar hasta los muslos, la zona inferior de las piernas y los pies. El desarrollo de la erupción cutánea se acompaña de fiebre alta, que aumenta de manera brusca hasta el punto de llegar a los 40-41ª.
A continuación la erupción cutánea causada por el sarampión desaparece de manera gradual, comenzando por el rostro y terminando por los muslos y los pies.
El periodo comunicable que aquel en el que la persona infectada puede transmitir el virus del sarampión a otras personas.
Esta etapa suele tener una duración de unos 8 días, comenzando 4 días antes de que la etapa de la erupción y finalizando a los 4 días de que la erupción se consolide.
El sarampión, la varicela y la rubéola son enfermedades virales contagiosas que cursan con la aparición de erupciones cutáneas, por lo que en ocasiones pueden ser complicadas de diferenciar. No obstante, existen varias características distintivas en cada una de ellas.
Mientras que uno de los síntomas del sarampión es la fiebre alta, en la varicela y la rubéola no tiene porqué aparecer fiebre o, al menos, esta no suele ser tan alta. Además, las erupciones propias de estas dos últimas suelen provocar grandes picores, cosa que no ocurre en el sarampión.
Por lo general, ni la varicela ni la rubéola suelen conllevar grandes complicaciones más allá de una posible infección de las lesiones cutáneas. Tampoco presentan las tasas de mortalidad que caracterizan al sarampión.
La única causa de la enfermedad del sarampión es el virus que lleva este mismo nombre. Como ya sabemos, el sarampión es una enfermedad altamente contagiosa en la que el virus se replica en la nariz y/o garganta de la persona infectada.
Cuando la persona portadora del virus tose, estornuda, escupe e incluso habla se expulsan pequeñas gotas infectadas que salpican el aire, a través del cual otras personas pueden inhalarlas.
Estas gotas también pueden permanecer activas durante largo tiempo sobre cualquier superficie, por lo que el contacto de los dedos con estas y posteriormente con las mucosas de la persona (boca, nariz u ojos) también puede suponer un medio de contagio del sarampión.
Finalmente, aunque se han desarrollado grandes campañas de vacunación para el sarampión, existen algunos factores de riesgo que facilitan el contagio de este virus:
- Estar sin vacunar
- Viajar a países en los que el sarampión es una enfermedad común
- Deficiencia de vitamina A
Por el momento no se ha desarrollado un tratamiento específico para el sarampión. No obstante, existen ciertas medidas que pueden llevarse a cabo para proteger a aquellas personas que han estado expuestas al virus o han empezado a desarrollar síntomas. Estas medidas incluyen:
- Vacunas administradas en las 72 horas posteriores a la exposición
- Suero con inmunoglobulina aplicado en los 6 días que siguen a la exposición
- Fármacos para aliviar la fiebre (como el paracetamol y el ibuprofeno)
- Antibióticos
- Vitamina A