Cuando hablamos de dolor de garganta nos referimos al dolor, picazón o irritación que aparece y que sentimos en la garganta, cuyo síntoma principal precisamente es ese: molestias y dolor.
De hecho, puede empeorar cuando intentamos tragar, y cuando ese dolor es demasiado fuerte, es posible que tengamos ciertas dificultades para tragar alimentos y líquidos.
Incluso aunque el dolor no sea lo suficientemente grave como para acudir al médico, puede volverse tan incómodo y molesto que puede llegar a impedir que durmamos con normalidad durante toda la noche.
Afortunadamente, existen algunos remedios caseros que pueden ser de enorme utilidad a la hora de calmar el dolor de garganta y la irritación, independientemente de que se trate de una faringitis o una amigdalitis.
No obstante, eso sí, en caso de amigdalitis puede ser causada por bacterias, por lo que en estos casos el único tratamiento médico efectivo son los antibióticos.
6 remedios caseros para el dolor de garganta
A continuación, conocemos algunos de los remedios caseros para el dolor de garganta más eficaces y fáciles de realizar en casa. Con ellos, podremos aliviar los síntomas dolorosos e incómodos de afecciones como faringitis o amigdalitis.
1. Miel
La miel, no hay duda, se convierte en uno de los remedios naturales más utilizados a la hora de calmar el dolor y la irritación de garganta. Además, existen distintos estudios científicos que han avalado sus cualidades para este fin.
Por ejemplo, un estudio descubrió que la miel era aún más efectiva para calmar la tos nocturna, en comparación con los supresores comúnmente administrados para la tos.
Por otro lado, otra investigación mostró que la miel ayudaba a curar las heridas de manera efectiva, lo que se traduce en que puede ayudar a la hora de acelerar la curación del dolor de garganta.
¿Cómo tomarla? Puedes tomar una cucharada de miel antes de acostarte, dejándola actuar en la garganta. O bien añadir una o dos cucharadas en el té o infusión.
2. Agua salada
El agua con sal, especialmente cuando se utiliza para hacer gárgaras con agua tibia, es muy útil a la hora de romper las secreciones y ayudar a calmar el dolor de garganta. Además, ¿sabías que también puede ser útil para reducir las bacterias en la garganta?.
¿Cómo utilizarla? Solo tienes que poner un poco de sal en un vaso de agua, calentarla un poco y hacer gárgaras con ella. Se recomienda hacerlo cada tres horas más o menos.
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3. Menta
La menta es también muy popular por su capacidad para refrescar el aliento. Y, además, gracias a su contenido en mentol, puede ser capaz de diluir la mucosidad y calmar tanto el dolor de garganta como la tos.
¿Por qué? Fundamentalmente por sus propiedades antiinflamatorias, antivirales y antibacterianas, lo que puede ayudar a la hora de acelerar la curación.
Una opción útil es elaborar una infusión de menta, o bien comprar en la farmacia algún aerosol con menta diluida, especialmente desarrollado para calmar la tos y el dolor de garganta.
4. Gárgaras de bicarbonato de sodio
Al igual que el agua salada, el bicarbonato de sodio también puede ser de enorme utilidad para aliviar el dolor de garganta.
Así, hacer gárgaras con esta solución puede ser útil para matar las bacterias y prevenir el crecimiento tanto de levaduras como de hongos.
¿Lo mejor? Hacer gárgaras combinando 1 taza de agua tibia, ¼ cucharadita de bicarbonato de sodio y ⅛ cucharadita de sal. Eso sí, para que sea efectivo, es necesario que el agua esté tibia. Igualmente, se aconseja hacerlo al menos cada tres horas, según sea necesario.
5. Té de manzanilla
El té de manzanilla es una bebida natural que ayuda a relajar. Y, de hecho, ha sido utilizada durante mucho tiempo con fines medicinales, no solo a la hora de calmarnos mentalmente (sobre todo en caso de estrés o ansiedad), sino para aliviar el dolor de garganta.
Todo ello gracias a sus cualidades antiinflamatorias, astringentes y antioxidantes.
En este sentido, un estudio revisó las cualidades de inhalar vapor de manzanilla. Y, como se demostró, puede ayudar de forma muy positiva a la hora de aliviar los síntomas del resfriado, incluyendo el dolor de garganta.
De acuerdo a este mismo estudio, el té de manzanilla bebido también puede ofrecer exactamente el mismo beneficio.
Por otro lado, también ayudaría a la hora de estimular el sistema inmunitario, ayudando a nuestro organismo a combatir la infección que causó el dolor de garganta.
6. Raíz de regaliz
Aunque quizá en nuestro país no es tan popular por esta cualidad, lo cierto es que la raíz de regaliz se ha venido utilizando durante mucho tiempo para tratar el dolor de garganta.
Por ejemplo, investigaciones recientes han mostrado que, cuando se mezcla con agua, es una solución eficaz si se aplica a modo de gárgaras.
Eso sí, a diferencia de los anteriores remedios naturales (mucho más seguros), la raíz de regaliz no es aconsejable en mujeres embarazadas ni lactantes.
¿Cuáles son las principales causas del dolor de garganta?
Habitualmente el dolor de garganta se describe como una sensación dolorosa, seca o rasposa en la garganta, la cual puede estar inflamada y/o irritada.
Se trata, de hecho, en uno de los síntomas más comunes, y uno de los motivos habituales de visita a la consulta del médico.
La mayor parte de los dolores de garganta son causados tanto por infecciones como por diferentes factores ambientales, como por ejemplo podría ser el caso del aire seco.
Y aunque generalmente tiende a desaparecer por sí solo, en realidad puede llegar a ser tremendamente molesto.
Dependiendo de la parte de la garganta afectada, puede ser debido a:
- Faringitis: Afecta al área situada justo detrás de la boca.
- Amigdalitis: Consiste en la hinchazón y enrojecimiento de las amígdalas, que es el tejido blando que encontramos en la parte posterior de la boca.
- Laringitis: Se trata de la hinchazón y el enrojecimiento de la laringe.
Y los síntomas son más que evidentes: cada vez que tragamos saliva, algún alimento o cualquier bebida, tenemos la sensación de tener la garganta irritada, dolorida.
Y dependiendo de la causa, podemos sentir la presencia de flema en la misma, o bien completamente seca (es lo que ocurre habitualmente en caso de laringitis, o ante una infección causada fundamentalmente por bacterias).