Todos sabemos la importancia que tiene llevar una correcta alimentación para nuestro estado de salud. Sin embargo, cuando hablamos de una alimentación sana, variada y equilibrada, es importante matizar la presencia de algunos alimentos.
Y es que lejos de lo que muchos puedan pensar, las ensaladas y las manzanas no son los únicos alimentos saludables y exentos de grasas. En este sentido, es importante tener presente la inclusión de otros productos, como por ejemplo los lácteos.
¿Debería consumir siempre productos lácteos?
Leche, quesos, yogures... ¿Te suenan? Efectivamente, todos ellos conforman, a grandes rasgos, el famoso grupo de alimentos lácteos. Sin embargo, aunque existan muchos más ejemplos, por norma general, estos son los que más solemos consumir.
Y es que por si no lo sabías, tomar este tipo de alimentos es fundamental para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Por esta razón, los nutricionistas y profesionales de la salud recomiendan que los consumamos cada día.
Además, también es importante saber que los alimentos de este tipo contienen una elevada densidad nutricional. En otras palabras, su consumo e ingesta nos puede proporcionar un alto valor biológico, así como vitaminas y minerales.
No obstante, hoy queremos centrarnos concretamente en uno de estos alimentos: el yogur griego. Se trata de uno de los productos más comercializados y consumidos a nivel mundial, y además, lleva muchos años acompañándonos en nuestras dietas.
Es muy probable que lo encontremos en la despensa de cualquier hogar, y la razón de esto no es otra que la de su eficacia. De hecho, un informe elaborado por la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética así lo corrobora.
Al parecer, cada vez existe más evidencia científica que afirma el impacto positivo que tiene el yogur (junto con otras leches fermentadas) en la alimentación y la salud de los españoles. Por este motivo, la propia federación recomienda consumir, mínimo, uno al día.
Ahora bien, es importante matizar que nos estamos refiriendo al yogur griego: es decir, al natural y sin azúcar. Respecto al resto de opciones que podemos encontrar en los supermercados (como por ejemplo los que contienen sabores y otros añadidos), es mejor prescindir de ellos.
¿Y qué ocurre con el yogur griego?
El yogur, como comentábamos anteriormente, es un alimento que lleva muchísimos años acompañándonos. De hecho, nuestras madres y abuelas a veces recurrían a él para tratar algunas afecciones como las diarreas.
No obstante, además de ser un alimento que puede contribuir a reconstituir nuestro estómago e intestinos, el yogur griego natural también es ideal para prevenir algunas enfermedades e infecciones gastrointestinales.
Así mismo, otra de las cuestiones interesantes a tratar es la efectividad que presenta este producto para reducir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, además del colesterol y de mejorar también el perfil lipídico en la sangre.
De igual forma, y gracias a su contenido en calcio, potasio y vitamina A, el yogur griego o natural es una excelente opción para recuperarnos físicamente. Por ejemplo, después de realizar algún entrenamiento o deporte, su consumo puede ayudarnos a reparar el desgaste muscular.
Y por si fuera poco, consumir un yogur natural de forma habitual también presenta otras ventajas. Por ejemplo, ayuda a regular la flora intestinal, mejora la salud digestiva, combate las alergias, fortalece la salud ósea y reduce el riesgo de padecer obesidad.
Como puedes observar, su consumo está repleto de ventajas y beneficios para tu organismo. Su elaboración, la cual deriva de la leche y además se obtiene a través de fermentación, con bacterias saludables para el cuerpo, te ayudará a sentirte mejor y más sano.
Pero para poder beneficiarnos de estas propiedades, debemos saber seleccionar el yogur adecuado. Para asegurarnos de esto, es importante que a la hora de comprarlos verifiquemos que son naturales, y que no contienen edulcorantes ni azúcares añadidos.